Tuesday, September 8, 2015

Con las cartas boca arriba

EN: http://prodavinci.com/2015/09/06/actualidad/al-limite-con-las-cartas-boca-arriba-por-luis-garcia-mora/

Luis Garcia Mora// Al Límite

Las cartas están echadas.
Lo sabe Nicolás Maduro. Lo saben en la FANB y en el PSUV. Y por supuesto lo sabe la Oposición. Dentro de este proceso para cambiar la Asamblea Nacional, al día de hoy el Gobierno tiene perdidas las elecciones.
Y por primera vez desde aquel 11 de Abril esta gente está delante del alto riesgo de perder el Poder.
La degeneración de la sociedad venezolana, de su gobierno, del gobierno de Maduro, de unos poderes que jamás alcanzaron estatura institucional, requerirá de líderes audaces y de una reforma radical.
¿Cómo hacer para detener este cambio, esta avalancha?
La diferencia entre Gobierno y Oposición que se anuncia para las candidaturas de la unidad (de 30% a 33% contra 55 a 59%) daría una mayoría de 120 diputados de 167 alcanzando el 59% de los votos (Monaldi-Rodríguez). Ante una brecha de entre el 20% y el 27%, al Gobierno no le ha quedado otra salida que echar mano de lo que tiene e intentar un pacto con el Diablo: el conflicto fronterizo con Colombia.
Y si una fuerza mayor no lo detiene, tocará el umbral de un enfrentamiento mayor.
Uno mide el grado de irresponsabilidad política de Maduro al comparar su comportamiento ante los asesores nacionales e internacionales (los cubanos) con el de Chávez. El finado presidente tomaba de sus advertencias y sugerencias sólo algo y a beneficio de inventario. Por ejemplo: en las políticas de prisión y terror, Chávez tuvo preso a Henrique Capriles después de los cataclísmicos sucesos del 11 de Abril.
Sólo lo detuvo tres meses.

Maduro, en cambio, sin tener el liderazgo de su antecesor ni el dominio porque tiene que compartir el poder y las decisiones, a Leopoldo López le va con todo con una prisión tipo ergástula, que ante la mentalidad de la dictadura cubana luciría como una decisión correcta. Mientras que Chávez solamente lo inhabilitó.
Ésa es la diferencia entre los dos. Así que no es de extrañar que en el juego a cuatro o cinco manos de la actual situación, y particularmente con el inesperado conflicto con Colombia, los límites y los márgenes de actuación intenten copiarse no digamos de los de Kim Jon-un, sino de los de Putin y su guerra con Ucrania, con (entre otros objetivos) el fin de contribuir a cimentar el apoyo interno.
¿Algo exagerado? Quizás. Pero lo cierto es que ante el alto riesgo de perder la mayoría absoluta parlamentaria, el gobierno estaría echando mano de un plan combinado.
Por un  lado, para ver como revierte en el tiempo que queda (tres meses, no es mucho) el alto nivel de antipatía y la enorme brecha que lo separa de la oposición, interviniendo específicamente en lo comicial, actuando sobre la redistribución de los circuitos y sitios en que se vota por la oposición.
Intenta dividir y, en algunos casos divide a los partidos, y agarra al PPT, a COPEI, y ¿hasta se hace del MAS? Y con el manejo de los poderes y el CNE a su servicio, utiliza la vieja figura de “el hombre del maletín”, al tiempo que por el otro lado acude a la “política de las espadas”.
Vale decir, se busca una pelea con el vecino para intentar recuperar el apoyo perdido en casa, o al menos galvanizar una desvanecida solidaridad nacional.
Para que la victoria no se convierta en inalcanzable.
Y aquí (es lo peligroso del caso para Venezuela, para todos), el baremo de la confrontación, aunque sin garantías de triunfo, diera la impresión de que está dispuesto a subirlo hasta donde pueda. ¿Quién se lo impide?
Porque dirá Maduro: Si no logro revertir la brecha electoral controlando como me lo propongo hacer, con la estrategia de la declaración del estado de excepción, en estados decisivos como Bolívar, Táchira y Zulia y si es posible Nueva Esparta y Anzoátegui, con ventajas determinantes y un peso en votos importante, mantengo in crescendo la línea de insultos a Colombia. Y si no llego, pongo a punto la situación del estallido.
Digamos que si no revierto voy al enfrentamiento total.
Y no importa lo manoseado, lo manido del discurso. Le subo el amperaje: me van a matar. Otra y otra vez. Uribe, Obama, Santos. Quien sea.
Mientras, me enfrento al paramilitarismo que nos saquea, y la crisis viaja sola en el tiempo.
Hundo más hondo la bota militar en los estados fronterizos bajo dominio de facto. Pekín me desembolsa otros 5 mil millones de dólares, dato que transmito por satélite desde allá, le debemos casi 50 mil millones (también evaporados). A los vietnamitas les solicito una exportación masiva de alimentos (el desabastecimiento crónico que se vive en los mercados venezolanos cierra los ojos). Y al Uruguay le compro lácteos con sobreprecio, pues las 56 mil toneladas de leche y queso, como lo reconocen allá son “bastante superiores a lo que paga el mercado internacional”, pues, el histórico tan negativo de este Gobierno les obliga, saldarlas con facturas petroleras.
Y ya. Anuncio. Tengo lista la compra de alimentos y productos de cuidado personal por dos mil millones de dólares chinos, para repartirlos de mano en mano a nuestros votos, y llevarlos a cada fábrica y ministerio, y a mercados de cielo abierto, para disminuir la escasez, aunque sea temporalmente, en poco tiempo.
Como apuntaba alguien, “Algo se traen de comer de Vietnam, cauchos del Ecuador, con exoneraciones del IVA, de los productos que van a llegar”.
Pues como se imagina Maduro “Las importaciones deben llegar pronto a nuestros puertos (si Dios o Stalin quieren) para disminuir la escasez, aunque sea momentáneamente, antes del 6-D”, pues de lo contrario me “raspan”.
Porque en la medida en que no se resuelva la crisis (que va a sus anchas), y aumente la ingobernabilidad, tal vez tengan razón quienes piensan que en las FANB se preguntarán: ¿Por qué hundirnos con él?
¿Qué hacemos si ganan estos otros?
Tienen todavía el voto duro chavista, y el poder de promover terceras opciones. Y persiste el espíritu de cuerpo. Están amenazados. Es más, se decía en un comentario, “Si el partido militar hace unas primarias ahorita, hasta las gana Arias Cárdenas, aunque Cabello sea el hombre duro al frente del proceso, con poder en el Gobierno, pero responsabilizándose día a día, como lo hace, ante lo que está pasando, ya no puede presentarse como alternativa, es una de las cabezas visibles de este gobierno bicéfalo”.
Así que las cartas están echadas.
CRÁTERES
Pensará Maduro: “En octubre me debo empezar a recuperar. Tengo el dinero y tengo el plan para, si no es suficiente, mover mis 20 gobernadores y doscientos y tantos alcaldes, y el Poder Electoral, y lograr mis objetivos. O si no, es necesario postergar, y aumento los insultos, como eso de acabar con todos los “Santanderes” de la frontera que vienen a delinquir, mientras alabo a los colombianos de adentro. Y si no lo logro, suspendo. Porque estamos unidos o nos jodemos. No veo una ruptura institucional. A Cabello ya lo ayudé con Shannon, para que reduzca su problema. La pregunta es: ¿Hago elecciones o no? ¿Cuántos puntos lograré revertir?
Comentario sensato: “En el contexto mundial, Venezuela es una canoa. Que hace agua. Con olas que no podemos controlar. Y nos ponemos a la zaga de China o Rusia o Vietnam, o cualquiera que nos compre. Sin alternabilidad. Sin sentido común de la economía. Sin estrategia propia. Y con todas las necesidades en contra. Necesidades urgentes. Aunque no se crea, de 1910 a 1974 teníamos el PIB más alto, y crecimiento con equidad, como los asiáticos hoy. Y en 1950 Venezuela era la más rica per cápita. y en 1973 éramos más ricos que Brasil. Y hoy hay que ver cómo convertimos la canoa en yate. Un país donde lo extraordinario es que no ocurre algo extraordinario. La grandeza está en el futuro. En recuperar el Bolívar civil. Hay que poner los pies sobre la tierra, y no pensar que vamos a construir un trasatlántico, sino a tapar los huecos. Grupos económicos venezolanos están invirtiendo cantidades bárbaras, comprando, compañías petroleras, de servicios, porque consideran que viene un cambio de manera importante, en el corto y mediano plazo”.
La estructuración del comando de campaña de la oposición, es la otra MUD. Con una “cajita” para cada quien, para PJ, para AD, para UNT y para VP. Y uno se pregunta por qué se deja a los 3 gobernadores por fuera. Dentro de una estrategia común esas tres figuras fundamentales estarían acordadas y haciendo giras coordinadas por todo el país para tener candidaturas comunes y de piso firme (no partidista) electoral. ¿Qué garantizan electoralmente tal y cuál? De esa manera, los tres gobernadores y el resto se sentirían corresponsables de lo que pueda pasar ahí. Guarulla, Falcón, Henrique. ¿No se está perdiendo el norte de cómo manejar esta instancia unitaria? La cabeza del comando o nueva MUD tiene que ser abierta. Para que logre los acuerdos mínimos en la estrategia común. O, como decía alguien, “no te puedes fundamentar en las diferencias, si no en el allanamiento de ellas. Para que cada vez se haga más fuerte y mas difícil el romper la unidad, porque tiene que ser refractaria. El cemento que los aglutina no puede ser solo la oposición al Gobierno. Capriles, Falcón y Guarulla, deben andar juntos, y a María Corina que no la puedes execrar, ni a Antonio Ledezma ni a Andrés Velázquez, y se reparten los cargos de Copei. ¿Quién habla de cómo será esa nueva Asamblea Nacional? ¿Seguirá ese clima de conflicto que se combate, o habrá la tolerancia que hoy no existe, y el respeto por el otro? ¿De qué hablamos cuando hablamos del futuro? La consigna pareciera ser siempre la del pescador margariteño que reclama: “Es un charco muy chiquito y tú eres un caimán muy grande”.
El problema más serio no es ganar las elecciones del 6-D, si no meten la para la Unidad las gana, sino representar y encarnar de verdad lo que el país quiere. Dilma Rousseff, con 51% frente le ganó a Aécio Neves con 49%, y hoy Dilma tiene entre 4 y 7 puntos y enfrenta la posibilidad de un impeachment. Y a menos de un año sin que suceda algo extraordinario: toda la corrupción denunciada se sabía antes de las elecciones. Y el factor X es que el pueblo brasileño tiene rato expresando que quiere un cambio diferente. Como aquí, de acuerdo con los números, aunque no se hayan producido las manifestaciones ni las movilizaciones de allá, aquí también la gente quiere mayoritariamente un cambio. De manera que ganar no es suficiente para representar lo que la gente quiere, lo que el país quiere, si la Unidad no encarna eso. Y, habría que tener cuidado de que ninguno de los dos ni Maduro ni la oposición, hoy, encarnen lo que el país quiere. Dormir tranquilo y dormir en paz.

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