Insólita, absurda, irracional, inconcebible, irracional. No existe en el diccionario un adjetivo que califique debidamente la desatinada decisión adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas mediante la cual reeligió a Venezuela como integrante del Consejo de Derechos Humanos de esa organización. Ya la decisión con la cual eligió a nuestro país para formar parte del CNUDH había sido suficientemente aberrante. Reelegirlo es, definitivamente, una incoherencia mayor. Aquella elección y esta reelección no tuvieron en cuenta la obligación contemplada en la resolución que creó ese órgano la cual dispuso que la Asamblea General debe tener en cuenta la contribución de los Estados candidatos en la promoción y la protección de los derechos humanos. El caso de la reelección de Venezuela al CNUDH es excepcionalmente decepcionante porque se produce precisamente en momentos en que el régimen que gobierna nuestro país ha quedado expuesto nacional e internacionalmente como un vulgar y grotesco violador de los derechos humanos.
Con la deserción y subsecuente confesión del ex fiscal 21 del Ministerio Público acusador en representación del Estado en el juicio incoado contra Leopoldo López, el régimen castro-chavo-madurista ha quedado confirmado como un gobierno forajido, perverso, capaz de inventar una patraña sin precedentes con la única finalidad de sacar de circulación a un joven dirigente político, Leopoldo López, que se perfila como el auténtico líder que necesita Venezuela para salir adelante. Hace algunos años, luego de una presentación que hizo Leopoldo en la Subcomisión de Denuncias del Parlamento Latinoamericano, saliendo de esa reunión un diputado uruguayo me comento: “Este joven va a ser presidente de Venezuela”. Esa es la razón de ser del juicio a Leopoldo y lo ha confirmado en sus confesiones el ex fiscal Franklin Nieves. Este ha revelado que días antes de los sucesos del 14 de febrero del año pasado estaba ya planificada la detención y encarcelamiento de Leopoldo. Su entrega voluntaria a las autoridades ese día despojó al régimen de una bandera que se proponía utilizar contra la oposición. Eso seguramente ha llevado al régimen a ensañarse todavía más con Leopoldo y a mantenerlo en las condiciones humillantes y degradantes e inhumanas que le han impuesto. Pero hay que reconocer que en su desgracia Leopoldo se ha engrandecido por su valor, su entereza, su combatividad y su espíritu de sacrificio. Mantener a Leopoldo en esa situación ha revelado al mundo la infamia y la cobardía de un régimen oprobioso y la valentía de un líder dispuesto a soportar la tortura física y psicológica antes que traicionar sus ideales.
Las revelaciones del fiscal Franklin Nieves han servido para constatar lo que todos sabíamos pero que no podíamos demostrar. Que el juicio a Leopoldo López es una patraña concebida, planificada y ejecutada desde los laboratorios de la perversidad que operan los capitostes del régimen comenzando por el propio ilegítimo y su subordinado inmediato, aunque a veces no se sabe quién está subordinado a quién.
Han surgido algunas voces que critican al ex fiscal Nieves por no haber hablado antes, por haber ejercido su papel de acusador fabricando pruebas y exponiendo argumentos contra Leopoldo López a lo largo de la etapa del juicio que concluyó con la sentencia condenatoria. Incluso ha habido exhortaciones al gobierno norteamericano para que le niegue el asilo.
Con todo respeto a quienes han asumido esa actitud, creo que no es justa. El propio ex fiscal ha explicado que haber denunciado las irregularidades del juicio, en las cuales él mismo confiesa que fue parte activa, habría significado, como él dice su destitución, su encarcelamiento y, en las condiciones actuales del país, hasta su aniquilación física. Además, seguramente sería sustituido por alguien más incondicional a la corruptocracia que impera sin frenos aquí. El recuerdo del caso de la jueza Afiuni y todas las atrocidades de que fue objeto está todavía muy fresco en la memoria de todos los venezolanos. Si a una jueza la condenaron, sin juicio, a 30 años y le aplicaron todas las vejaciones que ella misma cuenta, ¿qué no le habrían hecho a un fiscal del Ministerio Público?
Pienso que el arrepentimiento, la rectificación, la retractación son virtudes humanas que hay que apreciar. El propio ex fiscal, en apariciones públicas a través de la televisión, ha implorado perdón. Perdonar es también una cualidad humana.
En definitiva, creo que todo lo que revelado el ex fiscal demuestra que nos encontramos bajo un régimen inescrupuloso, cruel, desalmado, que es capaz de cualquier atrocidad porque no tiene frenos ni nadie que le exija responsabilidad por sus actos. Esas revelación son de por sí meritorias y deben servir para terminar de minar las bases de este régimen sanguinario y perverso.
El resultado de la elección en la Asamblea fue de 131 votos a favor y 51 en contra. Definitivamente, los gobiernos actúan ciegamente o se tapan los ojos –y la nariz– a la hora de votar en las elecciones a los órganos de las Naciones Unidas. Decisiones como esa inevitablemente contribuyen al desprestigio de la organización. Personalmente soy un firme creyente de la importancia de las organizaciones internacionales y de manera particular la OEA y la ONU. Pero confieso que uno pierde la fe en ellas cuando se presentan situaciones como la descrita. Aun así, no deja de ser reconfortante que 51 gobiernos de los 192 que integran la organización se opusieron a que Venezuela fuera reelegida.
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