Aló, ciudadano, el programa que se convirtió en una “válvula de escape” para los venezolanos, terminó hace más de dos años con diferentes versiones de la canción “My way” de fondo, pieza que es muy importante en la casa de Leopoldo Castillo porque era la favorita de su fallecido hijo.
Pese a que ha pasado otros momentos duros, como la muerte de su esposa y enfrentar un cáncer, Castillo aún es conocido como “el Ciudadano”. Todavía es centro de críticas entre los chavistas, que lo han tildado hasta de “matacuras”. Pero no deja de expresar su amor por Venezuela, donde espera reunirse tranquilamente con unos amigos en un café cuando regrese la democracia.
La vida de Castillo fue reseñada por Ramón Hernández en Aló, ciudadano. Leopoldo Castillo, un periodista a su manera, publicado por Libros El Nacional. Allí, los lectores podrán ahondar en la vida personal y profesional del presentador del programa que se mantuvo como uno de los más vistos en Globovisión desde 2002 hasta 2013.
El libro no fue tarea fácil para Ramón Hernández. Su consolidación presentaba una gran dificultad: el dinamismo político del país. Estaban ante un panorama que cambiaba continuamente, las noticias surgían a cada momento y siempre había algo nuevo de qué hablar en las 15 sesiones que se llevaron a cabo para la creación del proyecto.
Hernández compartió que sentía el mismo optimismo que Leopoldo Castillo sobre los resultados electorales del 6 de diciembre, pero también cabía la posibilidad de que eso no fuera así. Sin embargo, la situación ocurrió tal como él lo había previsto, lo que consolida, aún más, su credibilidad como analista político: “La capacidad de Leopoldo Castillo para leer el país es realmente asombrosa”, comentó Hernández.
“El libro tiene una ventaja sobre los demás: cuando lo empiezas a leer, no puedes soltarlo. Te atrapa porque la conversación con él es muy amena, lo que se cuenta ahí es historia viva”, señaló el autor delManual de estilo de El Nacional.
Destacó que se puede conocer el lado más humano de Castillo porque se conjuga el personaje que creó para el programa y el que vive detrás de las cámaras: “La persona que todavía tiene un amor por la comunicación, a pesar de haber sido vejado y descalificado en reiteradas ocasiones por una suerte de venganza política”, agregó Hernández.
En palabras de su autor, Aló, ciudadano. Leopoldo Castillo, un periodista a su manera es periodísticamente contundente porque informa al lector y ayuda a comprender la acelerada evolución política de Venezuela. Su carácter casi profético lo convierte en una ventana para entender “los episodios dramáticos”, como lo expresa Leopoldo en el libro, que vendrán después del triunfo electoral de la oposición.
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