Luis Garcia Mora
Muy comprometido el futuro inmediato. Si se creía que tras la sonora bofetada democrática del 6-D, Maduro despertaría ante la crisis, error. Y al cierre de este desestabilizador 2015, se puede considera decisivo el primer trimestre de 2016.
Un Maduro por completo fuera de la realidad no asoma ni una idea ni un acto concreto ante el peligro estructural de la crisis, sino que insiste en agitar los restos de su despedazado proyecto ideológico en maratónicas cadenas de radio y televisión. Parece inspirarse a última hora en aqueldemodé televisivo monje shaolín, Kwai Chang Caine, ya que, en la intimidad, al parecer Chávez y que le llamaba El pequeño saltamontes.
Así que de una manera inquietante, en medio de su naufragio político, el 2015 y lo que viene de 2016 encuentran a Maduro encerrado dentro de una campana mágica, y aunque ciego militante marxista, indagando aún en el futuro.
Que es lo que el país podría llegar a considerar más alarmante, más turbador, más amenazador: que más allá de su pequeña fantasía, nuestro pequeño saltamontes no se percate de que en verdad lo que nos estamos jugando es el destino de la República.
Conmovedor, enardecedor, pero escalofriante.
Maduro no responde ni una vez cómo remediará la escasez de medicamentos y alimentos, la inseguridad, ni la arrechera que el voto castigo le metió con el fórceps de una ventaja de más de dos millones y medio de votos. Dentro de este nuevo Parlamento que trata de no mirar –él y su séquito–, preso de una especie de ataque de esquizofrenia en el que, amén de las alteraciones de la personalidad y las alucinaciones revolucionarias, perturba la completa pérdida del contacto con la realidad.
La verdad es que uno no quiere ni pensarlo, pero diera la impresión de que Maduro se ve caído políticamente. Y eso no puede ser. Ya dejó de ser aquel niño mimado al que unos monstruos como Chávez y Fidel Castro consentían en sus paseos por La Habana ofreciéndole la conducción de la República.
No. Está solo ante un 2016 que da espanto. Y no es el momento de escapar de la realidad. Aún sigue siendo el presidente de la República.
Y está bien que piense en atrincherarse y en tratar de acorralar a su gente ante esa porción tan importante que se le separó, en una búsqueda desesperada de reacomodarla. Y que trate de quitarse de encima la mancha rebelde de su responsabilidad por la catástrofe.
Pero crispa los nervios en la cola esta boutade de intentar sacar esta barbaridad de crisis de la mente, para sustituirla por un inédito Parlamento Comunal que imita las competencias constitucionales establecidas en la Asamblea recién electa.
Y también la de persistir en la monserga de la Guerra Económica que ya le costó su piso político, añadiéndole ahora otra fantasiosa Guerra Política Electoral para tratar de desconocer la paliza, y dar un golpe de Estado simbólico a los resultados del CNE, o a la nueva Asamblea recién electa. Bueno, pues, no, deténgase, esta esquizofrenia puede terminar por perderlo.
Es inaudita esa estratagema tramposa de los votos nulos que intenta tapar el sol con un dedo.
Y confundir. Y violentar. Que es la línea.
Todo esto, ante el inminente primer trimestre decisivo, nos retrata a un presidente abandonando su puesto de mando y huyendo hacia adelante despavorido por habérsele –hace rato– escapado el país de las manos.
Y ante este desestabilizador escenario, en lugar de regresar a su escritorio el Himalaya de responsabilidades reales que se agolpan y acumulan en las carpetas de la crisis, lo que se propone es quitarle a este tránsito crucial de supervivencia económica, cualquier categorización de serenidad y de orden, para apostar no por una entrega parlamentaria “normal”, sino al contrario, por algún intento de desbordamiento promovido desde su Silla, que obligue a quién sabe qué clase de locura.
Por aquello del Jedi “inmorible”, como dijo el otro, porque hay que construirse una épica, una epopeya donde no la hay, para sobrevivir simbólicamente, ¿sobre una montaña de cadáveres?
La mayor parte de las carnicerías humanas en la historia están hechas de este tipo de demencia política.
No. No va a ser una entrega normal. Con una comisión de enlace como debería.
Regresar a la normalidad desde unas mentes paranoicas –y elementales– no, no parece que va a resultar tan fácil.
Y se hace rígida, desde la oposición, la necesidad como decía alguien, de separar la paja del grano.
Los laboratorios de los dos lados están activos. Se han puesto a correr rumores, desde los radicales que quedaron desconcertados por los resultados del 6-D, hasta el Gobierno.
Por lo que habría que precisar.
No. A Maduro no le convendría sacar al general Padrino López del gabinete. Significaría un problema muy serio, de cara al país, a la opinión pública, y a las propias Fuerzas Armadas. Por lo que pareciera estar pospuesta la decisión, a pesar de que se ha visto obligado aunque sea de cara a la aceleración de la crisis económica, y a la política después del 6-D, a pedir la renuncia de ministros –aunque carezca de los sustitutos (idóneos).
Durante la reciente salutación presidencial a la Fuerza Armada, reconoció las virtudes de este enigmático militar. Como ejemplo de lealtad, honor, y todo eso, más “lo que usted ha hecho para la estabilidad y la paz y para que se le abran los caminos a esta patria armada que es Venezuela”.
Con desfile (que me dicen que no se estila).
Esta operación se realiza con pinzas.
¿Juegan Cabello y Maduro al alimón?
Cabello siempre ha estado en una definición de poder desde el lado radical, imponiéndose unas veces a Maduro, otras no. Y va a continuar esa competencia.
Aunque en esta coyuntura tan frágil, estén intentando salvar juntos el pellejo político.
Distinguiendo que en esta jugada del 6-D a Maduro le salió mejor que a Cabello, con los diputados elegidos. Cabello pierde su estado, Monagas, y sólo salen él y “El Pollo” Carvajal, en Maturín. Mientras no se sabe cómo viene el reacomodo y cuál será el rol que jugará Cabello en el nuevo Gobierno. Él es fuerte en el partido. Y se duda que Maduro le dé más poder. Pues, como es el comentario, “todos dicen que Maduro peló el boche y que viene la época de Diosdado. Y en verdad, Maduro luce desorientado, pero ¿fuera de combate?, no sé”.
Son los siempre saludables cinco centímetros cúbicos de duda cartesiana de un político.
Si Maduro es inteligente, no le da ningún cargo a Cabello en este viaje. Y Cabello trataría por supuesto de obtenerlo donde esté. La señal de que vuelven los militares a los cuarteles, es como decir que sería Cabello quien volvería a los cuarteles.
Para quienes están fuera de la Fuerza, el que regresen representa algunas dificultades. Y más cuando la mayoría, si no todos, son de la promoción Tomás Montilla que es la de Cabello, y no son economistas: ni Marco Torres ni Osorio ni el hermano de Diosdado ni el del Seguro. En momentos en que la economía les (nos) tiembla bajo los pies. Y muchos pedirán su pase a retiro aunque sea progresivamente, pues ya tuvieron lo suyo. Sin embargo, todavía les queda tiempo como activos y pueden presionar.
Les va a ser difícil desalojar a Cabello.
Al día de hoy, y de cara al primer trimestre del 2016, a Maduro se le siente caminando en la cuerda floja.
CRÁTERES
Oído: “De ser Nicolás Maduro, buscaría fortalecerme. El desgaste de su poder se ha incrementado desde siempre por el trabajo del otro para potenciar el suyo propio, y lo ha logrado. El hombre más poderoso del Gobierno en estos tiempos ha sido Diosdado Cabello, y esto a costilla del Presidente. En todo este proceso en que él ha tratado de demostrar que es el poderoso, y el otro que es el Jefe. Y esa lucha no cesa. Quien tiene la sartén por el mango ahora es Maduro, pero si pierde esta oportunidad (de jefear, de tomar decisiones y de acuerpar a su gente), veremos”.
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Cabello no es mocho. “Eso que inventó del Parlamento Comunal, es para fregar, pues sabe que no tiene ni efecto jurídico ni político y no va a tener ninguna concreción. Se tiende a fijar más la vista en el ruido comunicacional que atosiga y no en las imágenes que fijan y desnudan a sus protagonistas”.
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Aunque de cualquier forma la pregunta sigue vigente: ¿Qué conversaciones desde el punto de vista formal se están dando con los diputados oficialistas electos, gente con la que hay que establecer vínculos? El actual presidente del Parlamento no es el Parlamento.
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La MUD decidió designar una Comisión de Enlace con los Actuales Directivos de el Asamblea Nacional para determinar el procedimiento de entrega e instalación de la nueva Directiva. La misma está integrada por los diputados Edgar Zambrano (AD), Miguel Pizarro (PJ), Juan Guaido (VP) y Timoteo Zambrano (UNT). Al comunicársele tal decisión a Diosdado Cabello éste respondió que no se reuniría con ninguna comisión de la MUD ya que no reconoce a los designados como representantes de la MUD (¿?).
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No se ve a VP más cerca de PJ que de AD, quizás por la rivalidad Leopoldo/Henrique que sigue respirando aún hoy. Con la posición complaciente, dicen, de Henry Ramos con el radicalismo en la búsqueda de la presidencia de la Asamblea. Pero Julio es hábil, domina mejor su carácter, y es menos impulsivo. La conflictividad en la nueva Asamblea es veneno, pues al tiempo que desconcertaría al voto castigo, impediría el enfocarse en el trabajo de genio político para ejercer su función controladora y presupuestaria ante la crisis y la ansiada recuperación institucional y económica. Su tarea es dotar de confianza a ese voto castigo frente al desastre del Gobierno. Junto al mandato de reivindicar la autonomía del Poder Legislativo y no quedar reducidos a la conflictividad que desean algunos.
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Y, bueno, amigo lector. Felices Pascuas y un Año Nuevo mejor, cuando la orden es refugiarse en un buen vino (si se encuentra) y un buen poemario. Y, ánimo, sobreviviremos.
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