Thursday, August 25, 2011

Estúpida soberanía

En: http://www.eluniversal.com/2011/08/25/estupida-soberania.shtml

JOSÉ LUIS MÉNDEZ LA FUENTE |  EL UNIVERSAL
jueves 25 de agosto de 2011  12:34 PM
Fue Jean Bodin en el siglo XVI, quien acuñó el término "soberanía" para la historia política, concebida como el "poder absoluto y perpetuo de una República". Rousseau se encargará mas tarde, de separarla de la República y colocarla en los hombros del pueblo, único soberano posible. Para él, como todos los hombres serían libres e iguales, nadie debería obedecer o ser mandado por un individuo, pues existe una "voluntad general" que señala lo correcto y verdadero, como expresión de esa soberanía popular. Quien sea capaz de interpretar esa voluntad general, estaría interpretando también la voluntad de todos, interpretando al pueblo y en consecuencia, pudiera agregarse, manejándolo a su antojo. Esta concepción "roussoniana" que en buena parte influye en la aparición de la democracia moderna, permitió múltiples abusos, pues en nombre de la "voluntad general", o sea del pueblo, se asesinó y destruyó indiscriminadamente; y para muestra, ahí están las sangrientas páginas de la Revolución Francesa. El abate Sieyès, por su parte, postuló que la soberanía radica en la Nación, concepto que puso de moda; algo así como un sentimiento colectivo que aglutina a los habitantes de un país y les da entidad, pero no exactamente en el pueblo. A Sieyès, le mosqueaba seguramente, que la autoridad solamente tomase en cuenta el sentir mayoritario del pueblo, a veces circunstancial, objeto de influencias o pasiones desarticuladas

Ha sido harto frecuente escuchar a Chávez en estos doce años de gobierno, hablando de soberanía. Frases como "ahora el pueblo si es soberano", o "hay que rescatar la soberanía", como consignas contra el imperialismo yanqui, sirvieron para vendernos la necesidad de una Constitución reparadora de todos los males que sumaban la historia de Venezuela hasta ese entonces y embaucar a muchos venezolanos en una "soberana" aventura revolucionaria, socialista y bolivariana. Si el pueblo venezolano era o no soberano, hasta el momento en que se le metió el cuento de que era un poder originario, y que había que elegir una Constituyente, es algo que dejo al criterio de cada quien; pero al menos, hay que reconocer, que fue Chávez quien le hizo creer y hasta tal vez sentir, que si lo era.

Desde entonces, Chávez felicita al pueblo por dar apoyo a la soberanía nacional cada vez que puede; pide paz y respeto a la soberanía de los pueblos, a la de Irán, Libia o Egipto, se preocupa por la soberanía hipotecada de Colombia, la soberanía violada de Honduras, o nos cuenta que los pueblos de nuestra América han escogido, definitivamente, la senda de la soberanía. Pero la cosa no se queda allí, y la definición de soberanía dada por Bodin se atomiza y multiplica en el discurso populista y retórico del nuevo socialismo del siglo XXI. Así, nace el concepto de "soberanía alimentaria", un compromiso del Gobierno Bolivariano, y se implementa un plan para alcanzar la "Plena Soberanía Petrolera". Del mismo modo, surgen la "soberanía económica y la energética", no importa que el bolívar fuerte parezca debilucho, o que se vaya la luz y la paciencia de los ciudadanos de vez en cuando. Aunque esto no será óbice para que Chávez llame al sucre, en un plano más internacional, "la moneda alternativa al dólar para irnos desprendiendo de esto y tener la soberanía financiera" o para que firme con Correa, un convenio sobre "soberanía del conocimiento", que nos lleve a una "educación soberana" que permita al "pueblo soberano" graduarse con una educación liberadora.

Y, por supuesto, como la soberanía vive permanentemente amenazada, lo que explicaría porqué hace falta que tengamos la figura del "gendarme necesario" que la vigile constantemente, hay que resguardar la soberanía del mar Caribe y ser agradecidos con el gobierno ruso por vendernos el armamento que servirá para defender la soberanía entera de Venezuela.

George Jellinek, el conocido jurista alemán, llegó a decir que la soberanía es un concepto polémico, por no decir confuso; y eso que no había oído a la ministra de Educación, Maryann Hanson, hace un par de días, refiriéndose a la alegría en los labios de los niños, que nos hace más soberanos.

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