Vivo en el Estado de Virginia desde hace ocho años. A pesar de estar a minutos del centro de Washington, tanto donde vivo como casi todo el Estado conservan aún un aspecto tranquilo, rayano en lo bucólico y en lo semi-rural. En Virginia se han resistido a tener grandes autopistas y edificios porque prefieren carreteras secundarias arboladas y pequeñas granjas colocadas coquetamente sobre las colinas undulantes formadas por los glaciares del Plioceno superior.
En este ambiente reposado estaba yo esta tarde en nuestro pequeño apartamento colocado en un séptimo piso, a la hora de los párpados caídos, 2 p.m., viendo o semi-viendo a los Indios de Cleveland jugar con los Marineros de Seattle por la TV, cuando me pareció sentir que el suelo caminaba. Me paré de un salto de la silla y en ese momento sentí un segundo y bastante más fuerte trancazo. Salí a buscar a mi esposa en la cocina y le dije, que necio debo haber sonado, como si no la conociera: “Sra. Párese y véngase conmigo por la escalera. Camine lo más rápido que pueda”, como si fuera un empleado más de Protección Civil.
Caminamos por las escaleras, esperando en cualquier momentoun tercer trancazo definitivo que no llegó, hasta que llegamos a la salida. Allí, en compañía de los miles de residentes de los siete edificios del complejo donde vivimos, esperamos un tiempo prudencial (algunos más prudenciales que otros) para regresar a nuestro apartamento. Los celulares no funcionaban. La televisión nos informó que el movimiento telúrico había sido de casi 6.0 en la escala de Richter, el mayor en la historia de Virginia. Además, su epicentro estaba colocado cerca de, no una, sino de dos plantas nucleares, entre Fredericksburg y Charlottesville, sitios seleccionados precisamente por su bajo riesgo sísmico.
En la capital la Casa Blanca, el Pentágono, los monumentos, museos, todos los edificios públicos habían sido ordenadamente evacuados. En Nueva York, miles de personas se concentraban en Times Square, con muchos turistas japoneses pensando, quizás, que esta era una repetición del año nuevo.
Virginia? Un terremoto? Esto ilustra la situación caótica de nuestro universo. Virginia no debería tener terremotos. Nadie pensó que USA podría ser bajada de clasificación triple A. Europa no debería estar en las condiciones financieras en las cuales se encuentra.
No fue absuelta Casey Anthony? No es acaso el gozón Dominique inocente? No será re-elegida Cristina?
De que nos extrañamos?
Tremendo susto pasamos. Pero ya estamos de regreso en nuestro apartamento, sin que hayamos sentido tremores secundarios. No se si eso es buena o mal señal. Esta noche no voy a poder dormir.
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