Somos soberanos solo si Estados Unidos habla, mientras los cubanos mandan y disponen
ELIDES J. ROJAS L. | EL UNIVERSAL
miércoles 24 de agosto de 2011 12:00 AM
Esto de la soberanía es uno de los temas favoritos del comunismo tipo Cuba; es decir con la visión megatérica de los hermanos Castro. La clave del discurso es la posición antinorteamericana, el odio visceral a todo lo que huela a Estados Unidos, él rechaza todo lo que salga de Washington. Claro que esta picazón histórica de los comunistas tiene sus excepciones. Cuando van a Orlando, cuando van a los centros comerciales de Florida, cuando van a San Francisco o a Las Vegas o simplemente cuando se van de rumba a Nueva York.
El asunto es que lo antinorteamericano, es inherente a gobiernos de postura comunistoide (fijarse bien que la palabra no es posición, es postura), visión heredada de los tiempos en que la soberanía había que defenderla de Estados Unidos, pero no de la Unión Soviética o de cualquier país del eje fascista. Cuba, por ejemplo, se ponía, y lo sigue haciendo, en modo corcoveo si a algún país desprevenido o a algún político descuidado se le ocurría emitir alguna opinión sobre política interna cubana. ¡Válgame Dios! El trueno del Olimpo. De inmediato brincaba Fidel Castro, el criminal del Caribe, o su hermano, el criminalito del Caribe, a denunciar el atrevimiento de meter la nariz en asuntos internos de un país soberano que además está en guerra contra el imperio. Lloriqueo y berrinche, mientras dejaban que los soviéticos manejaran todo, les organizaran todo y hasta los mantuvieran con la plata de la casa matriz en Moscú. Una defensa de la soberanía de lo más alcahueta, por lo demás.
Para no desentonar, es justamente lo que estamos viendo en micomandantepresidente y su combo cívicomilitar. La cantaleta de la soberanía está a flor de papila cada vez que alguien se le ocurre medio tocar el tema venezolano, muy especialmente cuando se trata de las extrañas relaciones del chavismo con terroristas o de las conductas dictatoriales que se le escapan al líder de la revolución mundial.
Estados Unidos opina que en Venezuela se viola la Constitución o algún organismo internacional señala que los derechos humanos son en Venezuela un juego de metras de los militares gobernantes y listo. ¡Partida! Desde el mismo amo de la comarca, pasando por Maduro y hasta el menos creativo de los voceros del chavismo se despepitan, se rompen la camisa en público, cargan la cruz y comienzan el martirio por las calles de Caracas.
Que si somos un David, que el imperio nos quiere acabar, que la soberanía es sagrada. Gringo que asome la cabeza gringo que coge plomo. Por Pdvsa nos matan, decía Aristóbulo hace un tiempo. Somos soberanos.
La verdad es que los cubanos son copropietarios de este condominio y los chinos los dueños de la hipoteca.
Ni soberanía queda.
El asunto es que lo antinorteamericano, es inherente a gobiernos de postura comunistoide (fijarse bien que la palabra no es posición, es postura), visión heredada de los tiempos en que la soberanía había que defenderla de Estados Unidos, pero no de la Unión Soviética o de cualquier país del eje fascista. Cuba, por ejemplo, se ponía, y lo sigue haciendo, en modo corcoveo si a algún país desprevenido o a algún político descuidado se le ocurría emitir alguna opinión sobre política interna cubana. ¡Válgame Dios! El trueno del Olimpo. De inmediato brincaba Fidel Castro, el criminal del Caribe, o su hermano, el criminalito del Caribe, a denunciar el atrevimiento de meter la nariz en asuntos internos de un país soberano que además está en guerra contra el imperio. Lloriqueo y berrinche, mientras dejaban que los soviéticos manejaran todo, les organizaran todo y hasta los mantuvieran con la plata de la casa matriz en Moscú. Una defensa de la soberanía de lo más alcahueta, por lo demás.
Para no desentonar, es justamente lo que estamos viendo en micomandantepresidente y su combo cívicomilitar. La cantaleta de la soberanía está a flor de papila cada vez que alguien se le ocurre medio tocar el tema venezolano, muy especialmente cuando se trata de las extrañas relaciones del chavismo con terroristas o de las conductas dictatoriales que se le escapan al líder de la revolución mundial.
Estados Unidos opina que en Venezuela se viola la Constitución o algún organismo internacional señala que los derechos humanos son en Venezuela un juego de metras de los militares gobernantes y listo. ¡Partida! Desde el mismo amo de la comarca, pasando por Maduro y hasta el menos creativo de los voceros del chavismo se despepitan, se rompen la camisa en público, cargan la cruz y comienzan el martirio por las calles de Caracas.
Que si somos un David, que el imperio nos quiere acabar, que la soberanía es sagrada. Gringo que asome la cabeza gringo que coge plomo. Por Pdvsa nos matan, decía Aristóbulo hace un tiempo. Somos soberanos.
La verdad es que los cubanos son copropietarios de este condominio y los chinos los dueños de la hipoteca.
Ni soberanía queda.
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