TOMAS HORACIO HERNÁNDEZ | EL UNIVERSAL
domingo 10 de febrero de 2013 12:00 AM
Lo único que le faltó a la Asamblea Nacional esta semana fueron unas luces de colores, unas canciones tropicales y un señor que vendiera cotufas. El show de esta semana nos trajo un espectáculo de payasos liderado por Hernán Núñez y su nefasto discurso, un público que no se cansa de aplaudir cada vez que alguien dice ¡Viva Chávez! y una lamentable desilusión por parte del camarada Diosdado Cabello.
El protagonismo de la gorra tricolor, conocida en los bajos fondos como la gorra de Capriles, llegó a ser hasta cómico. Ningún analista pudo haberse imaginado hace par de meses que la gorra del flaco uniría a los venezolanos. Capriles utilizó la gorra durante toda la campaña y esta francamente se percibe como el símbolo de la oposición. Por eso resulta paradójico que los rojos se la hayan llevado al hemiciclo aun teniendo la aprobación de sus líderes. No hay ningún 4F que valga en la gorra señores. Sin embargo, si en efecto Maduro y compañía quieren popularizar la gorra, deberán entrenar un poco su hombro y su brazo, ya que viendo su estado físico, reto seriamente que puedan lanzar tantas gorras como Henrique.
En referencia al mismísimo presidente de la Asamblea, debo confesar que no cumplió la expectativa. Durante días habló de unas pruebas contundentes en contra de Primero Justicia pero la verdad es que fue pura bulla. Es decir, Diosdado se atrevió a utilizar la palabra corrupción para señalar a los dirigentes de PJ, palabra que jamás utilizaría para señalar a alguien de sus propias filas, pero al final sus acusaciones se basaban en una lógica errada. Estos señores, los acusados, no manejan fondos públicos, a diferencia de la gran mayoría de los líderes rojos y en consecuencia no utilizan el dinero del Estado para sus campañas electorales. Si llegase a existir una acusación en contra de ellos sería la de un financiamiento en sus campañas no declarado ante el CNE, pero como este no es la base de la acusación, entonces la conclusión es que la argumentación de Cabello sencillamente está muy mala.
Ahora bien, el fondo de la acusación de este ilustre camarada sí es muy grave. Diosdado con sus pruebas lo que busca es disminuir al mínimo el financiamiento y el apoyo que reciben los partidos políticos de oposición, lo cual de llegar a ocurrir haría imposible una lucha en contra de este gobierno. Las palabras de Cabello, más allá de ser consideradas como desafiantes y agresivas, estuvieron muy bien pensadas. En esta época de incertidumbre jurídica e inestabilidad que vivimos en nuestro país, una amenaza y una exposición en televisión nacional por parte del colíder del país es algo que a ningún empresario le conviene. Por eso es que hay que hacerle seguimiento con mucho cuidado a este tema.
El PSUV es el partido del gobierno, el partido de la mayoría de las gobernaciones y muy probablemente de la mayoría de las alcaldías. Los recursos que manejan los rojos no tiene techo y si encima de eso se limita a la oposición, nuestro futuro cada vez se pondrá más oscuro.
Vamos a ver qué nos espera la próxima semana. Por ahora en el programa está la siguiente máxima: Pan (si se consigue) y circo para los nuestros...
El protagonismo de la gorra tricolor, conocida en los bajos fondos como la gorra de Capriles, llegó a ser hasta cómico. Ningún analista pudo haberse imaginado hace par de meses que la gorra del flaco uniría a los venezolanos. Capriles utilizó la gorra durante toda la campaña y esta francamente se percibe como el símbolo de la oposición. Por eso resulta paradójico que los rojos se la hayan llevado al hemiciclo aun teniendo la aprobación de sus líderes. No hay ningún 4F que valga en la gorra señores. Sin embargo, si en efecto Maduro y compañía quieren popularizar la gorra, deberán entrenar un poco su hombro y su brazo, ya que viendo su estado físico, reto seriamente que puedan lanzar tantas gorras como Henrique.
En referencia al mismísimo presidente de la Asamblea, debo confesar que no cumplió la expectativa. Durante días habló de unas pruebas contundentes en contra de Primero Justicia pero la verdad es que fue pura bulla. Es decir, Diosdado se atrevió a utilizar la palabra corrupción para señalar a los dirigentes de PJ, palabra que jamás utilizaría para señalar a alguien de sus propias filas, pero al final sus acusaciones se basaban en una lógica errada. Estos señores, los acusados, no manejan fondos públicos, a diferencia de la gran mayoría de los líderes rojos y en consecuencia no utilizan el dinero del Estado para sus campañas electorales. Si llegase a existir una acusación en contra de ellos sería la de un financiamiento en sus campañas no declarado ante el CNE, pero como este no es la base de la acusación, entonces la conclusión es que la argumentación de Cabello sencillamente está muy mala.
Ahora bien, el fondo de la acusación de este ilustre camarada sí es muy grave. Diosdado con sus pruebas lo que busca es disminuir al mínimo el financiamiento y el apoyo que reciben los partidos políticos de oposición, lo cual de llegar a ocurrir haría imposible una lucha en contra de este gobierno. Las palabras de Cabello, más allá de ser consideradas como desafiantes y agresivas, estuvieron muy bien pensadas. En esta época de incertidumbre jurídica e inestabilidad que vivimos en nuestro país, una amenaza y una exposición en televisión nacional por parte del colíder del país es algo que a ningún empresario le conviene. Por eso es que hay que hacerle seguimiento con mucho cuidado a este tema.
El PSUV es el partido del gobierno, el partido de la mayoría de las gobernaciones y muy probablemente de la mayoría de las alcaldías. Los recursos que manejan los rojos no tiene techo y si encima de eso se limita a la oposición, nuestro futuro cada vez se pondrá más oscuro.
Vamos a ver qué nos espera la próxima semana. Por ahora en el programa está la siguiente máxima: Pan (si se consigue) y circo para los nuestros...
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