MARIANA SUÁREZ DE MENDOZA | EL UNIVERSAL
sábado 9 de febrero de 2013 12:00 AM
La inflación se ha convertido en el compromiso más pesado que llevamos a cuesta los venezolanos, tenemos más de 40 años sin poder aplicar medidas económicas efectivas que solucionen el dramático problema que nos aqueja. Sin embargo, para hablar de inflación en Venezuela, es esencial entender que su origen proviene de la escasa oferta de bienes producidos en el país, que presionan año tras año la demanda de dólares para importar. La especulación, aunque forme buena parte del problema, existe desde que el hombre es hombre, pues viene de nuestra naturaleza egoísta, que se agrava notablemente con la aparición de oportunidades como las de un control cambiario.
De nada sirve devaluar la moneda si lo que se quiere es tener más bolívares para gastar, y no incrementar la capacidad de producción de las empresas nacionales (estatales y privadas), pues en el corto plazo tendremos el mismo problema: El Estado requiriendo más bolívares para gastar y las empresas más dólares para importar.
Desde 1983 venimos escuchando que la solución al déficit fiscal (gasto superior a los ingresos del Estado) es una devaluación de nuestra moneda. ¿En qué se traduce eso?
Primero revisemos el mecanismo a través del cual ingresan dólares y bolívares a nuestra economía. Pdvsa vende diariamente barriles de petróleo en el extranjero, obteniendo dólares que son vendidos al BCV y otra parte "entregados" al Fonden para financiar "proyectos de inversión". Hoy en día, una pequeña parte de los dólares que recibe el BCV pasan a formar parte de nuestras reservas internacionales (son el respaldo de los bolívares que usted y yo tenemos en el banco y el bolsillo, sin ellas no tendríamos más que un papel sin valor), otra gran parte se utiliza para la asignación de dólares a través de Cadivi, otra se utiliza para cumplir con los compromisos que tiene Venezuela por la emisión de bonos de la deuda pública y otra parte de los dólares se asignan a empresas públicas.
Los bolívares que recibe Pdvsa por la venta de dólares al BCV, ingresan en las cuentas de Pdvsa en los bancos públicos, y en la tesorería nacional a través de las contribuciones impositivas que debe hacer Pdvsa al Fisco. Estos fondos, más el ISLR, IVA y otros impuestos, son utilizados para financiar el Gasto Público.
Así que al haber una devaluación, los dólares que le ingresan a Pdvsa se transforman en más bolívares para gastar, beneficiando indudablemente al Estado. Sin embargo, con la devaluación se han encarecido todos los bienes y servicios en nuestra economía, necesitando otra vez más bolívares para gastar, y afectando finalmente al pueblo venezolano.
Es un ciclo perverso que se viene repitiendo las últimas 3 décadas; la solución para estabilizar nuestra economía en el largo plazo no es devaluar, pues el problema sigue siendo el mismo: no hay suficientes dólares para satisfacer la creciente demanda.
El conflicto venezolano es un problema netamente de oferta, necesitamos urgentemente elevar la capacidad de producción de Pdvsa, que permita disminuir la presión en el mercado cambiario, necesitamos elevar la capacidad de producción de nuestro reducido Parque Industrial que permita disminuir la creciente demanda de bienes importados.
Lo único que se necesita es Voluntad de hacer la cosas bien, sea cual sea el gobierno que esté deben estar dispuestos a hacer lo que otros no, el camino fácil tenemos tiempo transitándolo, ya es momento de un cambio serio en nuestra política económica y dejar atrás los intereses personales.
De nada sirve devaluar la moneda si lo que se quiere es tener más bolívares para gastar, y no incrementar la capacidad de producción de las empresas nacionales (estatales y privadas), pues en el corto plazo tendremos el mismo problema: El Estado requiriendo más bolívares para gastar y las empresas más dólares para importar.
Desde 1983 venimos escuchando que la solución al déficit fiscal (gasto superior a los ingresos del Estado) es una devaluación de nuestra moneda. ¿En qué se traduce eso?
Primero revisemos el mecanismo a través del cual ingresan dólares y bolívares a nuestra economía. Pdvsa vende diariamente barriles de petróleo en el extranjero, obteniendo dólares que son vendidos al BCV y otra parte "entregados" al Fonden para financiar "proyectos de inversión". Hoy en día, una pequeña parte de los dólares que recibe el BCV pasan a formar parte de nuestras reservas internacionales (son el respaldo de los bolívares que usted y yo tenemos en el banco y el bolsillo, sin ellas no tendríamos más que un papel sin valor), otra gran parte se utiliza para la asignación de dólares a través de Cadivi, otra se utiliza para cumplir con los compromisos que tiene Venezuela por la emisión de bonos de la deuda pública y otra parte de los dólares se asignan a empresas públicas.
Los bolívares que recibe Pdvsa por la venta de dólares al BCV, ingresan en las cuentas de Pdvsa en los bancos públicos, y en la tesorería nacional a través de las contribuciones impositivas que debe hacer Pdvsa al Fisco. Estos fondos, más el ISLR, IVA y otros impuestos, son utilizados para financiar el Gasto Público.
Así que al haber una devaluación, los dólares que le ingresan a Pdvsa se transforman en más bolívares para gastar, beneficiando indudablemente al Estado. Sin embargo, con la devaluación se han encarecido todos los bienes y servicios en nuestra economía, necesitando otra vez más bolívares para gastar, y afectando finalmente al pueblo venezolano.
Es un ciclo perverso que se viene repitiendo las últimas 3 décadas; la solución para estabilizar nuestra economía en el largo plazo no es devaluar, pues el problema sigue siendo el mismo: no hay suficientes dólares para satisfacer la creciente demanda.
El conflicto venezolano es un problema netamente de oferta, necesitamos urgentemente elevar la capacidad de producción de Pdvsa, que permita disminuir la presión en el mercado cambiario, necesitamos elevar la capacidad de producción de nuestro reducido Parque Industrial que permita disminuir la creciente demanda de bienes importados.
Lo único que se necesita es Voluntad de hacer la cosas bien, sea cual sea el gobierno que esté deben estar dispuestos a hacer lo que otros no, el camino fácil tenemos tiempo transitándolo, ya es momento de un cambio serio en nuestra política económica y dejar atrás los intereses personales.
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