MIGUEL BAHACHILLE M.| EL UNIVERSAL
lunes 24 de febrero de 2014 12:00 AM
Las protestas del 12 de febrero y las subsiguientes en las que se activaron estudiantes de todos los estratos sociales y universidades del país, evidenciaron cómo este gobierno autoritario está decidido a censurar la difusión de hechos que no le gustan para convertirse en el único productor y recolector de la información; en el portador universal del "juicio político del país". Sin embargo, todo el mundo avista que el verdadero conflicto reside en la órbita de grupos oficialistas que rivalizan entre sí. El aparataje publicitario del régimen mal ensamblado, patrañero y fragmentado, rematado por las cadenas de Maduro, se percibe débil no obstante los inmensos recursos de que dispone. El gobierno, para ocultar su ineptitud, desmocha la toma de decisiones útiles mientras reprime para no tener que lidiar con conflictos como la delincuencia, inflación, escasez y anarquía.
Como no existe una política nacional de información coherente, las decisiones de los centros influyentes de la domesticada burocracia revolucionaria insiste en transcribir las mismas y tediosas pautas informativas "fáciles" pero bobas, carentes de contenido infructuoso: "guerra económica, Patria, revolución, Estado Mayor, especulación, conspiración, apátridas, golpes de Estado, imperialistas, acaparamiento, Cuba, derecha fascista, Cuartel de la Montaña", entre otros glosarios sosos, copan el escenario gacetillero del gobierno.
La curva del gasto oficial destinado a la radiodifusión se ha empinado bárbaramente en los últimos 15 años. Ahora el régimen, como "examinador" o propietario de más del 90% del espectro radial y televisivo, impide cualquier alternativa que promueva el equilibrio necesario en toda democracia. La única versión que circuló en los eventos estudiantiles fue la del oficialismo. "No existían grupos de civiles armados; tampoco hubo arremetidas brutales de los cuerpos policiales". Según Maduro "puro amor" fue lo que los cuerpos represivos repartieron en la marcha de más de 60.000 personas. El asesinato de 3 personas y decenas de heridos y detenidos fue casual.
Pero los tiempos han cambiado para desconsuelo de los Giordanis. Décadas atrás la oscurana informativa era suplida por el rumor lo cual se prestaba para cualquier elucidación personal. Hoy las redes sociales documentan con pruebas audiovisuales cualquier evento en tiempo real. Hasta desde Siria, donde hay una guerra civil desde hace 3 años, se divulgan imágenes con lo que allá ocurre. La modulación que los medios dieron a los sucesos estudiantiles, más que trivial, fue vergonzosa. Quizás por ello el señor Gustavo Cisneros fuera felicitado en Cadena nacional por el mismísimo Maduro.
Por su parte Globovisión, autodenominado como canal de noticias, transmitía un programa de cocina seguido por otro de películas de actualidad mientras la "fuerza pública" arremetía brutalmente contra los estudiantes. Con omisiones como éstas o, mejor, autocensura, los medios privados de cierto modo se hacen encubridores del cobarde blackout informativo. Peor aún, hasta se enlazaban con los múltiples canales que posee el régimen desechando así el fragmento social carente de recursos periodísticos.
Otro ejercicio informativo financiado por el gobierno, imposible de rastrear por razones obvias, abarca las llamadas actividades de inteligencia, las cuales se definen como la "búsqueda de la información necesaria para la posterior acción". ¿Cuál fue la pesquisa de inteligencia que se llevó a cabo para apresar a los estudiantes y a Leopoldo López? De momento Maduro hasta decretó públicamente el sitio de reclusión de este último e informó que el presidente de la Asamblea sería su custodio. ¡Vaya democracia!
Como no existe una política nacional de información coherente, las decisiones de los centros influyentes de la domesticada burocracia revolucionaria insiste en transcribir las mismas y tediosas pautas informativas "fáciles" pero bobas, carentes de contenido infructuoso: "guerra económica, Patria, revolución, Estado Mayor, especulación, conspiración, apátridas, golpes de Estado, imperialistas, acaparamiento, Cuba, derecha fascista, Cuartel de la Montaña", entre otros glosarios sosos, copan el escenario gacetillero del gobierno.
La curva del gasto oficial destinado a la radiodifusión se ha empinado bárbaramente en los últimos 15 años. Ahora el régimen, como "examinador" o propietario de más del 90% del espectro radial y televisivo, impide cualquier alternativa que promueva el equilibrio necesario en toda democracia. La única versión que circuló en los eventos estudiantiles fue la del oficialismo. "No existían grupos de civiles armados; tampoco hubo arremetidas brutales de los cuerpos policiales". Según Maduro "puro amor" fue lo que los cuerpos represivos repartieron en la marcha de más de 60.000 personas. El asesinato de 3 personas y decenas de heridos y detenidos fue casual.
Pero los tiempos han cambiado para desconsuelo de los Giordanis. Décadas atrás la oscurana informativa era suplida por el rumor lo cual se prestaba para cualquier elucidación personal. Hoy las redes sociales documentan con pruebas audiovisuales cualquier evento en tiempo real. Hasta desde Siria, donde hay una guerra civil desde hace 3 años, se divulgan imágenes con lo que allá ocurre. La modulación que los medios dieron a los sucesos estudiantiles, más que trivial, fue vergonzosa. Quizás por ello el señor Gustavo Cisneros fuera felicitado en Cadena nacional por el mismísimo Maduro.
Por su parte Globovisión, autodenominado como canal de noticias, transmitía un programa de cocina seguido por otro de películas de actualidad mientras la "fuerza pública" arremetía brutalmente contra los estudiantes. Con omisiones como éstas o, mejor, autocensura, los medios privados de cierto modo se hacen encubridores del cobarde blackout informativo. Peor aún, hasta se enlazaban con los múltiples canales que posee el régimen desechando así el fragmento social carente de recursos periodísticos.
Otro ejercicio informativo financiado por el gobierno, imposible de rastrear por razones obvias, abarca las llamadas actividades de inteligencia, las cuales se definen como la "búsqueda de la información necesaria para la posterior acción". ¿Cuál fue la pesquisa de inteligencia que se llevó a cabo para apresar a los estudiantes y a Leopoldo López? De momento Maduro hasta decretó públicamente el sitio de reclusión de este último e informó que el presidente de la Asamblea sería su custodio. ¡Vaya democracia!
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