LUIS OLIVEROS B.| EL UNIVERSAL
lunes 24 de febrero de 2014 12:00 AM
En Venezuela nos levantamos el 20 de febrero con la certeza de que eso que alguna vez conocimos como democracia, se había convertido en un recuerdo. La brutal represión militar vivida en todo el país a partir de la noche del 19, fue la manera escogida por el actual Gobierno para confirmarnos que estamos en una dictadura.
La violenta represión que vimos ese día en Venezuela no tiene comparación en nuestra historia reciente. Ni con Pérez Jiménez podemos compararla. La orden fue clara: reprimir con la máxima violencia posible para acabar todas las protestas de una vez. Esa Guardia Nacional que vimos actuar, hace ver a la antigua Seguridad Nacional como niñitos de pecho. Pedro Estrada estaría orgulloso de lo ocurrido.
Si buscamos la definición de dictadura encontramos que es una forma de gobierno en la cual el poder se concentra en torno a la figura de un solo individuo (que se le llama dictador) o una élite (que hoy serían los jefes del PSUV). Ese individuo o élite utilizará la fuerza para mantener a la oposición a raya y no permitirá ninguna manifestación de protesta en contra de su gestión. Uno compara nuestra actualidad con las líneas anteriores, y Venezuela encaja casi perfectamente.
Las dictaduras se caracterizan por la ausencia de división de poderes, algo que en nuestro país es otro legado del Comandante Galáctico. Este no solo se encargó de destruirlas, de convertirlas en extractivas, sino que trabajó arduamente para volverlas esclavas de su gobierno. En un país sin instituciones, la represión que vimos, que seguiremos viendo y sus abusos son celebrados por quienes deberían garantizar los derechos.
En Venezuela se volvió costumbre criminalizar la protesta y violar sistemáticamente los Derechos Humanos. Protestantes apresados, torturados, violados, desaparecidos, muertos... periodistas agredidos son el saldo de una represión con un signo inequívoco de dictadura. Hoy los derechos más fundamentales están siendo vulnerados. El de protestar, el de circular, el de reunirse pasan a ser permisos que hay que pedirle a un gobierno que en su inmensa torpeza no supo reaccionar ante las protestas, el descontento de una parte del país y la actuación ilegal de colectivos paramilitares armados atacando civiles inocentes. Y toda esta represión y aún la crisis económica no ha llegado a su apogeo....
Nico El Demócrata sobrepasó a su maestro. Acabó con la poca democracia que éste le dejó.
La violenta represión que vimos ese día en Venezuela no tiene comparación en nuestra historia reciente. Ni con Pérez Jiménez podemos compararla. La orden fue clara: reprimir con la máxima violencia posible para acabar todas las protestas de una vez. Esa Guardia Nacional que vimos actuar, hace ver a la antigua Seguridad Nacional como niñitos de pecho. Pedro Estrada estaría orgulloso de lo ocurrido.
Si buscamos la definición de dictadura encontramos que es una forma de gobierno en la cual el poder se concentra en torno a la figura de un solo individuo (que se le llama dictador) o una élite (que hoy serían los jefes del PSUV). Ese individuo o élite utilizará la fuerza para mantener a la oposición a raya y no permitirá ninguna manifestación de protesta en contra de su gestión. Uno compara nuestra actualidad con las líneas anteriores, y Venezuela encaja casi perfectamente.
Las dictaduras se caracterizan por la ausencia de división de poderes, algo que en nuestro país es otro legado del Comandante Galáctico. Este no solo se encargó de destruirlas, de convertirlas en extractivas, sino que trabajó arduamente para volverlas esclavas de su gobierno. En un país sin instituciones, la represión que vimos, que seguiremos viendo y sus abusos son celebrados por quienes deberían garantizar los derechos.
En Venezuela se volvió costumbre criminalizar la protesta y violar sistemáticamente los Derechos Humanos. Protestantes apresados, torturados, violados, desaparecidos, muertos... periodistas agredidos son el saldo de una represión con un signo inequívoco de dictadura. Hoy los derechos más fundamentales están siendo vulnerados. El de protestar, el de circular, el de reunirse pasan a ser permisos que hay que pedirle a un gobierno que en su inmensa torpeza no supo reaccionar ante las protestas, el descontento de una parte del país y la actuación ilegal de colectivos paramilitares armados atacando civiles inocentes. Y toda esta represión y aún la crisis económica no ha llegado a su apogeo....
Nico El Demócrata sobrepasó a su maestro. Acabó con la poca democracia que éste le dejó.
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