Luis Garcia Mora
Si es cierto que en una sala situacional del Gobierno se está estudiado el escenario de una derrota, no podría resultar temerario o fortuito afirmar que, digamos, Diosdado se esté preparando para batear.
Como diría Buck Cannel, en el círculo de espera.
Y si metemos ojo al rastro dejado por las poderosas huellas de Cabello a raíz de la muerte de Chávez, aunque más aún después de Maduro acceder a la Presidencia, observamos que se ha ido imponiendo con una fina mezcla de silencios y acción.
Con su presencia tutoró las acciones que, tras los hechos de los primeros meses de 2014, atrajo poderosamente la atención internacional, para luego de estar metidos todos en el tirabuzón del llamado al diálogo promovido por UNASUR, acabar con el diálogo al que se había sometido Maduro, para un consenso con los sectores políticos y económicos.
Al tiempo que simultáneamente se quitó de encima a todos los que, a la muerte de Chávez, surgían como otras opciones de liderazgo, o como acólitos del ungido Maduro. Jaua, Tarek El Aissami, al que mandan a Aragua, Rodríguez Torres, el militar que había tenido mayor rango en el esquema y al que meten en el MRI, para luego sacarlo. O Rafael Ramírez, el ex hombre fuerte de PDVSA. Al que avientan para la ONU.
Pasando todos a un segundo nivel.
Y en las recientes elecciones primarias del PSUV, la noche del domingo en que se anunciaría el resultado final, se creyó que sería el siempre inminente Jorge Rodríguez quien conduciría, pero fue Cabello el vocero y protagonista de la noche, dejando a todos de lado, con entradas telefónicas de Maduro.
El hecho es que Maduro ha pasado a un segundo plano también.
¿Qué pasa?
Que la crisis es insostenible. Y estaría devorando al Gobierno.
En enero de 2013 se aseguraba que a la llamada revolución bolivariana la sostenían, junto a la imagen de Hugo Chávez, el poder financiero de PDVSA y el archipiélago de logias que era la FANB. Consenso que igualmente afirmaba que en caso de que aquella transición se desbordara de los cauces institucionales, tal archipiélago se amalgamaría en un espíritu de cuerpo.
Así como también se esperaba que su papel era el de conformar una especie de “escenario egipcio” en el que los militares tras bambalinas definirían las “líneas rojas” hasta donde se podrían tolerar las indefiniciones. Una tutela vigilante en medio de una transición constitucional del poder que supondría un reordenamiento interno para dirimir quién llevaría la voz cantante de esa supervisión.
¿Se ha desbordado esta transición? ¿Es Cabello el elegido como esa voz cantante? Hoy se ve la figura de Cabello descollar en ese proceso. Es, dicen, el verdadero dueño del partido a estas alturas. ¿Volveremos a ver al Diosdado de Conatel, figura icónica de ese momento en cuanto a apertura y diálogo con el sector privado?
El chavismo mueve sus piezas o desaparece. Y Cabello se convierte en la referencia política más importante, y el hombre fuerte del Gobierno.
Cráteres
− Los acercamientos de Diosdado Cabello: 1) Con el país cuyas relaciones económicas con Venezuela han sido las mejores de América Latina: Brasil, 2) Con el centro del poder político con el que se ha tenido la mayor relación: Cuba. Y 3) Con Estados Unidos, a dos vistas: una, en el restablecimiento de las relaciones en las que Cabello juega un papel importante, y dos: en el problema de la supuesta investigación divulgada por Wall Street Journal. Amén de su reciente reunión en Caracas con el presidente del poderoso Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Bob Corker, que ha dicho al regresar, sin reunirse con Maduro (Maduro como que no midió bien eso) que Venezuela se encamina a días “muy difíciles”.
− Es un hecho. Viene la designación de ambos embajadores, y sigue en agenda el tema de los presos políticos y los Derechos Humanos. Los gringos no habrían visto con buenos ojos “La Salida”, y en este marco surge la idea de un diálogo de nuevo, referido a la oposición, el cual no se podría materializar sino después de las elecciones legislativas. A menos que el Gobierno considere que las tiene perdidas, y quiera emplear la figura para estudiar el esquema de una nueva Asamblea con mayoría opositora y lo que ésta se plantearía en temas tales como recortes de período de cargos fundamentales con llamado a referéndum.
− Para un chavismo inconforme, Maduro fue incapaz de imponer un liderazgo para el que tuvo oportunidad, junto a una incapacidad importante en la toma de decisiones políticas y económicas, con resultados catastróficos. El poder es lo que es y no lo que tú quieres que sea. Prefiere perder el Gobierno que mover un dedo contra de lo que heredó. Todos a su alrededor piensan que debe tomar medidas. Que la crisis económica origina la crisis social. Pero no hay manera, ni la habrá. Independientemente del franco deterioro.
− Se dice desde el lado del Gobierno. “Las relaciones con Estados Unidos marchan en franca mejoría. Washington se propuso reconstruir las relaciones. Discurso antiimperialista a la baja. Se hace énfasis en la observación confiable y quieren a la OEA en las elecciones, independientemente de que lo logren. En el Gobierno respetan más a Almagro (el nuevo secretario general de la OEA que viene por ahí) que a Insulsa. Preocupación fundamental del Gobierno: las legislativas, por primera vez ven la posibilidad de perder. El fervor religioso decayó muchísimo. Temen una gran abstención pero no que se vote en contra. Y saben que el esquema electoral usado en los comicios parlamentarios pasados les va a pesar ahora en contra. Si la oposición gana por un porcentaje importante los barre. El chavismo inconforme los asusta. Lo único que le reconocen a la oposición como fortaleza es el descontento popular.
− Ha dado mucho que hablar en medios internacionales la demanda penal introducida por contra directivos de El Nacional, Tal Cual y La Patilla, por Difamación Agravada. El expediente cursa en el Tribunal 29 de Juicio de la ciudad de Caracas, donde se acumuló al abierto anteriormente contra directivos de Tal Cual, en razón del artículo de Carlos Genatios. Lo cierto es que la demanda pretende responsabilizar a los medios por haber reproducido informaciones publicadas en medios internacionales que refieren declaraciones de un ex-funcionario de los cuerpos de seguridad del Estado, lo cual, según afirman juristas especializados en la materia, es improcedente de acuerdo a la más elemental doctrina en Derecho de la Información. Pero además pretende responsabilizar a los miembros de las directivas de esos medios que no manejan la materia editorial sino la administrativa en dichas empresas. En especial se destaca que se querella incluso contra personas que ni siquiera son miembros de las referidas juntas directivas, como es el caso de Ramón José Medina, Vivianne Font y Juan Andrés Wallis en el caso de El Nacional, y de David Morán en el caso de La Patilla.
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