Los expertos consideran que
Atenas no logrará cumplir el acuerdo con la UE, que no podrá impulsar el
crecimiento y que solo salir de la unión monetaria permitiría la posibilidad de
una quita de deuda
Las
recetas del programa europeo complican el crecimiento heleno
La
negociación del tercer rescate financiero para Grecia ha abierto la caja de
pandora de los tabúes europeos. Los Gobiernos de los países del euro negocian ahora
el mayor rescate financiero de su historia. Y será el tercero para Grecia,
después del fracaso de los dos planes anteriores. Pero las bases de la
negociación han cambiado. Si hasta ahora todo parecía dirigido a preservar la
integridad de la unión monetaria, ahora el abandono temporal del euro se ha
convertido en arma de negociación.
“El
abandono de la moneda única es posible. En el futuro, la irreversibilidad de la
pertenencia al euro en tiempos de crisis será puesta en cuestión”, advertían
los economistas de Goldman Sachs en un informe esta misma semana.
El
ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaüble, ha sido el encargado de poner sobre la
mesa una posibilidad que hasta ahora parecía absolutamente descartada. Cuando la presión de los
mercados arreciaba en 2011 y 2012 sobre los países de la periferia europea, las
autoridades comunitarias combatían las dudas sobre el futuro de la moneda única
garantizando que no había vuelta atrás en la unión monetaria. Aquella defensa
dio lugar al famoso “haré lo que sea
necesario para salvar al euro” del presidente del Banco
Central Europeo (BCE), Mario Draghi, en julio de 2012, y a la puesta en marcha
de una batería de medidas para evitar el contagio financiero, que ahora se han
probado exitosos.
“El concepto de Grexit ha
ganado legitimidad como vía para reconciliar el hecho de que la deuda de Grecia
se ha disparado y la evidencia de que necesita una quita, un tipo de
reestructuración que no está permitida bajo el Tratado de Maastricht”,
explicaba el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), ellobby de los
mayores bancos privados del mundo, en su nota semanal a asociados.
El nuevo
programa que negocia Atenas con el resto de los socios tampoco ayuda. “El
ajuste fiscal es demasiado pronunciado teniendo en cuenta que Grecia todavía se
encuentra atrapada en una fuerte recesión económica. Esta política posiblemente
tenga un efecto contractivo y hará aún más difícil alcanzar los objetivos
fiscales acordados con los acreedores”, asegura Diego Iscaro, economista senior
de la consultora de riesgos IHS en Londres.
Eso
después de que el PIB griego se haya reducido un 30% en esta crisis, según
cálculos del economista jefe de Nomura, Richard Koo, un descenso equiparable al
que sufrió Estados Unidos en la Gran Depresión. Por eso, dice Koo, las
autoridades europeas se equivocan al insistir en las mismas recetas que
provocaron semejante contracción. “Están basadas en la asunción irreal de que
las reformas estructurales pueden dar un impulso inmediato al PIB”, asegura.
Aumento de la deuda
En esas
condiciones, advierte por correo electrónico Charles Wyplosz, profesor de
Economía Internacional en el Instituto Universitario de Estudios Internacionales
en Ginebra, Grecia será
incapaz de recuperar el acceso a los mercados, objetivo último del programa de
rescate. Wyplosz hace números y sostiene que el nuevo programa aumentará la
deuda existente en otro 25% hasta superar el 200% del PIB. Y tanto el FMI como
el mismo BCE esta semana han asegurado que la deuda helena no es sostenible.
Legalmente,
ni las autoridades europeas ni el Fondo Monetario pueden aceptar una quita de
sus deudas. Solo pueden aprobar medidas para reestructurar los préstamos y
hacer su pago más fácil para Atenas. Pero muchos expertos creen que esa medida
es insuficiente. Grecia ya disfruta de un periodo de carencia de 10 años, durante
los cuales solo paga intereses y no el principal del préstamo. Pero el FMI
considera que esa medida es insuficiente y propone extender el periodo de
gracia hasta los 30 años.
La pelota
está ahora en el tejado de Grecia, sostiene desde Milán Marco Valli, economista
jefe para Europa de Unicredit. “Pero incluso si el Gobierno de Atenas aplica un
programa en el que ha dicho que no cree, las perspectivas de crecimiento son
inciertas, y si la economía no responde será imposible que Grecia siga en el
euro”, remata.
Un plan de
privatizaciones “absolutamente irreal”
Si hay una medida que ha suscitado rechazo es el fondo para los ingresos
procedentes de las privatizaciones, que las autoridades europeas han cifrado en
50.000 millones de euros durante los tres años de vigencia del programa.
“Grecia solo ha sido capaz de lograr el 10% de ese objetivo durante los
últimos cinco años”, advierten los economistas del IIF.
Más allá del aspecto “intrusivo” de la exigencia, en palabras de Charles
Wyplosz, del Instituto Universitario de Estudios Internacionales de Ginebra,
“es muy difícil entender cómo se ha establecido esa cifra”.
“Es absolutamente irreal, no hay forma de que Grecia recaude esas
cifras”, admite Marco Valli, de Unicredit.
“La unificación alemana demostró
que las privatizaciones hechas a toda prisa suelen fracasar y recaudan mucho
menos dinero del previsto”, afirma Richard Koo, de Nomura.
Vía El País. España
Que pasa Margarita
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