Wednesday, September 9, 2015

La estafa de la masificación de la educación superior en Venezuela (II)

 Nota del Blog: Segunda entrega de este artículo que sigue a la anterior.

EN: http://prodavinci.com/2015/09/09/actualidad/la-estafa-de-la-masificacion-de-la-educacion-superior-en-venezuela-por-cesar-r-gallo-p/

César R. Gallo P.

IV


Para complementar este análisis sobre el efecto que ha tenido la política populista de masificación de la educación superior sobre la desigualdad de ingresos, es bastante útil dar una mirada a cómo ha sido la distribución por ocupación de los trabajadores que tienen nivel de educación superior completa (con título) entre 1999 y 2013. Antes, es importante dar una mirada al Cuadro 3 que muestra la distribución de la fuerza laboral con ese nivel de educación entre empleados y desempleados.

Gráfico 3
Ocupados y desocupados con educación superior completa en Venezuela. Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundo semestre (Cálculos propios)

Tal como lo ha informado el INE, la tasa de desocupación en Venezuela disminuyó entre 1999 y 2013, disminución que también se registra en el segmento de la fuerza laboral que tiene educación superior completa. A pesar de eso, cuando se miran los números y no sólo los porcentajes, sigue siendo preocupante que aun así es considerable la cantidad de individuos con educación superior completa que permanecían desempleados en 2013, número que llegó a superar los 250 mil. Ahora bien, la cantidad de ocupados con ese nivel de educación también aumentó de manera importante siendo el incremento de casi dos millones. El punto está en ver en qué se ocuparon estos individuos, resultado de esta masificación. El Cuadro 4 muestra esa distribución.

Gráfico 4
Distribución por ocupaciones de individuos con educación superior completa en Venezuela. Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundo semestre (Cálculos propios)

Puede verse que tan sólo un poco más de la mitad de ese incremento se ubicó en ocupaciones acorde con su formación adquirida en educación superior (54%). En 1999 representaron el 74% reduciéndose a 61% en 2013. El resto se distribuyó en ocupaciones que son generalmente de más baja remuneración. En 2013 el 23% se distribuyó entre empleados de oficina, vendedores en comercios y vendedores ambulantes (444 mil individuos), mientras un 15% se distribuían entre servicios, conductores, artesanos y operarios de fábrica (650 mil individuos).[2] Si a estas cifras agregamos el número de desempleados en 2013, vemos que en ese año habían 1 millón 344 mil individuos con educación superior completa que no pudieron insertarse en el mercado laboral acorde a su nivel educativo, viendo posiblemente frustradas las expectativas que tenían de poseer un título de educación superior.

El Cuadro 5 complementa esta visión del efecto perverso de la masificación de la educación superior. Las ocupaciones que generalmente requieren de un nivel de educación superior reducen de manera dramática su ingreso laboral mensual.   Es así como puede verse que no es sólo que una proporción importante de egresados de este nivel han pasado a ejercer ocupaciones para las que no se requiere el nivel de formación educativa que supuestamente adquirieron, en las que reciben remuneraciones más bajas, sino que además las ocupaciones que sí requieren de esa formación también redujeron su nivel de remuneración de manera importante. Esto es una consecuencia lógica cuando la oferta de mano de obra para esas ocupaciones rebasa en mucho la correspondiente demanda. Ambos efectos explican la situación de deterioro de los ingresos laborales para el nivel de educación superior completa mostrada antes en el Cuadro 2.

Gráfico 5
Ingresos laborales mensuales en CAN de la población ocupada por ocupación. Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundo semestre (Cálculos propios)

Para finalizar no se puede dejar de destacar un hecho curioso que muestra el Cuadro 5.   Puede notarse que todas las ocupaciones reducen su ingreso laboral promedio con excepción de los diputados y los militares (los servicios registran un ligero incremento poco relevante). En 1999 las ocupaciones de mayor remuneración eran las correspondientes a directores, gerentes y propietarios, los directivos de la administración pública, los profesionales y técnicos y los mineros, en ese mismo orden, estando los militares y los diputados en quinto y sexto lugar respectivamente. En 2013 los militares pasan a ser la ocupación mejor remunerada por trabajo en el país seguida de los diputados. Cabe recordar que los ingresos reportados son los provenientes del trabajo únicamente, usualmente sueldos y salarios, no incluye los llamados “otros ingresos”, aparte de que usualmente los entrevistados tienden a sub-reportar sus ingresos, particularmente cuando estos son altos. Con esto quiero decir que probablemente los incrementos de ingresos de esos dos tipos de ocupaciones sean aún más altos. Esto sugiere un cambio importante de prioridades y de la valoración que se hace de la educación a partir de 1999.

Por otro lado, debe tomarse en cuenta que todos los cálculos cuyos resultados aquí se han presentado fueron realizados en base a la CAN suministrada por el INE, cuyo valor ha sido cuestionado por algunos economistas por no considerarlo fiel reflejo de la realidad de precios que rige en la economía en los últimos años. El CENDAS proporciona a su vez un valor de Canasta Alimentaria que en los dos últimos años ha sido tomada como la principal referencia de precios y del costo de la vida en Venezuela, dada la ausencia de información de cifras oficiales tanto por parte del BCV como del INE. Como dato puede ser útil saber que en 1999 la canasta reportada por el CENDAS era 1.96 veces la del INE, mientras esa relación subió a 2.51 en 2013. El ejercicio de especulación es libre.

V


Este análisis sugiere que el deterioro de las remuneraciones de los trabajadores ocupados con nivel de educación superior es el resultado de un proceso de disminución de los retornos de la educación en Venezuela, de desvalorización de la educación, debido a que la demanda de mano de obra calificada ha estado muy rezagada en comparación con la oferta. Esto es una consecuencia lógica de un proceso de masificación con fines principalmente políticos, sin prestar la debida atención a la capacidad de absorción del mercado laboral de mano de obra con ese nivel de calificación. El proceso de masificación de la educación en Venezuela, y junto con ella el deterioro de su calidad, comienza realmente en la época de los primeros gobiernos de la llamada “era democrática”. Sin embargo, con la llegada de la “Revolución Bolivariana” al poder en 1999 ese proceso se exacerba, en particular a partir de 2003, conducido por la orientación populista del gobierno, con el agravante de que no sólo se descuidó el estado real de la demanda de mano de obra calificada en el país, sino que peor aún las políticas económicas implementadas contribuyeron en gran medida a reducir esa demanda. Las expropiaciones, nacionalizaciones, confiscaciones, control de cambio y de precios, son todas políticas que ahuyentan la inversión privada nacional y extranjera, aparte de destruir lo existente, con la lógica consecuencia de reducción de demanda de trabajo tanto calificado como no calificado. Debido a esto la gran masa de egresados del sector de educación superior se ve obligado a ubicarse en ocupaciones que no corresponden a su formación educativa y a aceptar niveles de ingreso muy por debajo de los que corresponderían a su nivel de educación, mientras otros sencillamente engrosan las filas del desempleo.

Es así como ha operado una gran estafa a la que han sido sometidos los grupos de menores ingresos de nuestro país, llevando en efecto a una menor desigualdad de ingresos laborales pero con un empobrecimiento generalizado de la población educada. Es así como se les ha hecho creer que esta “revolución” los ha incluido y les ha concedido poder. Se les ha creado la ilusión de poseer un nivel de educación superior, cuando en realidad esa educación está devaluada, manteniéndolos en la práctica excluidos del proceso de producción de riqueza, de su propia riqueza, que es la única forma de lograr su verdadera liberación sin tener que depender de las dádivas del estado.

Las políticas educativas deben estar coordinadas con las económicas. Deben ser parte de un mismo proyecto de desarrollo. El gasto en educación, incluido el sector superior, correlaciona en efecto negativamente con la desigualdad de ingresos, como lo muestra la evidencia empírica en la mayoría de los países. Definitivamente una mano de obra más educada es más productiva si la educación se promueve acertadamente, sin intereses populistas, en los sectores primario y secundario, lo cual se traduce en una mayor prosperidad para los individuos que reciben educación y en una mayor equidad en la distribución del ingreso.

En Venezuela se dio un proceso de disminución de la desigualdad por la vía de desmejorar económicamente a toda la población ocupada en términos reales, creando además una ilusión monetaria a través de las transferencias de dinero, el cual cada día pierde rápidamente valor. No se puede dejar de destacar que el análisis aquí presentado se ha hecho en el período 1999 a 2013. Es decir, esta situación es resultado de las políticas económicas y sociales implementadas durante el gobierno del finado presidente Hugo Chávez. No recogen los efectos de los desaciertos del actual gobierno, ni tampoco se puede atribuir este escenario a la caída de los precios petroleros, ya que en 2013 dicho precio aún se mantenía alto. Es fácil entonces especular que la situación en 2015 debe ser mucho más frustrante que la aquí mostrada. Aún más si se toma en cuenta que todos los cálculos se han hecho en base al valor de la CAN publicada por el INE, la que para muchos dista bastante de la situación real de precios en el mercado de alimentos básicos.

El populismo en educación a través de engañar a la población con una masificación del nivel superior que está divorciada de nuestra realidad económica hace un gran daño a la nación. Cabe aquí recordar las palabras de Uslar Pietri citado en un trabajo de José Alberto Montilla y María Cristina Parra (1992, p.87) al discutir la supresión de muchos requisitos de ingreso al sector universitario:

“Otros han visto el problema universitario desde un ángulo exclusivamente político, o mejor dicho demagógico. Para ellos el problema se ha reducido a dar puerta franca en la universidad, a establecer una lotería de títulos y distinciones académicas, a creer que se abre una universidad dondequiera que se abre un edificio con este nombre. A tomar siempre ante los problemas por la línea de menor resistencia, sin percatarse de que el problema pospuesto hoy es problema doble para mañana.” (Uslar Pietri, 1986:106).

Sería muy bueno para Venezuela que los políticos que pretenden tomar las riendas de conducción de este país en un futuro, que espero sea cercano, aprendan de nuestras sufridas experiencias y renuncien en su ejercicio del poder a la demagogia, al populismo, a no posponer los problemas, a saber tomar las líneas acertadas, así sean las de mayor resistencia aunque den sus frutos sólo en el largo plazo. Que renuncien a su ambición personal de pasar a la historia rápidamente y piensen realmente en el futuro de este país, aunque no reciban hoy los aplausos de aprobación que tanto desean.

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Referencias

Azevedo, Pedro, Gabriela Inchaust y Viviane Sanfelice (2013). “Decomposing the Recent Inequality Decline in Latin America”, Policy Research Working Paper 6715, The World Bank.
Canavire, Gustavo y Fernando Rios (2015). “On the Determinants of Changes in Wage Inequality in Bolivia”, Documentos de Trabajo Economía y Finanzas No. 15-08, Centro de Investigaciones económicas y Financieras, Universidad EAFIT.
De Gregorio, José y Lee Jong-Wha (2002). “Education and Income Inequality: New Evidence from Cross-Country Data”, Review of Income and Wealth, Series 48, Number 3.
Ferreira, Francisco, Sergio Firpo y Julian Messina (2014). “A more level playing field? Explaining the decline in earnings inequality in Brazil, 1995-2012”, The World Bank and IZA, IRIBA Working Paper: 12.
Gallo, César (2011). “Explicación de la desigualdad de ingresos laborales en Venezuela durante el período 1997-2007.  Descomposición por factores componentes”, Revista BCV, Vol. XXV, No. 2, 2011.
Gasparini, Leonardo y Nora Lustig (2011). “The Rise and Fall of Income Inequality in Latin America”, Working Paper 1110, Tulane Economics Working Paper Series, University of Tulane.
Lustig, Nora, Luis López y Eduardo Ortiz (2012). “Declining Inequality in Latin America in the 2000s: The Cases of Argentina, Brazil, and Mexico”, Working Paper 307, Center for Global Development.
Lustig, Nora and Darryl McLeod. (2009). “Are Latin America’s New Left Regimes Reducing Inequality Faster? Addendum to Nora Lustig, ‘Poverty, Inequality, and the New Left in Latin America.’” Washington: Woodrow Wilson International Center for Scholars (July).
__________________________ (2011). “Inequality and Poverty under Latin America’s New Left Regimes”, Working Paper 1117, Tulane Economics Working Paper Series, University of Tulane.
Montilla, José y María C. Parra (1992). “Proyecto Educativo del Populismo en Venezuela”, Espacio Abierto No. 1, LUZ Repositorio Académico, Vicerrectorado Académico, Universidad del Zulia.
Uslar P., Arturo (1986). De una a otra Venezuela Caracas, Monte Ávila editores, la. Re-impresión.
WORLD BANK (2013). Document of the World Bank 78507: Shifting Gears to accelerate Shared Prosperity in Latin America and the Caribbean. Washington, DC: World Bank Publications.

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[1] Hago la salvedad de que se trata de los ocupados que reciben ingreso por trabajo (ingreso laboral), ya que interesa analizar la desigualdad de ingresos laborales y usualmente dentro del total se ocupados se consideran también a los individuos que son ayudantes familiares no remunerados. Por otro lado, a pesar de que los valores de desigualdad que reporto en estas notas son sólo los del coeficiente de Gini, en el trabajo más amplio que estoy realizando, el que incluye descomposición, utilizo también la familia de índices de entropía generalizada, los cuales por definición no admiten los ingresos cero. De esta manera mantengo la coherencia en cuanto a la muestra utilizada en todo el trabajo.

[2] Como empleados de oficina se consideran mecanógrafos, secretarios, cajeros, ayudantes, etc. La mayoría de las ocupaciones incluidas en artesanos y operarios de fábrica corresponden a la categoría de obreros. Los servicios corresponden al servicio doméstico, de limpieza, peluqueros, conserjes, porteros, ascensoristas, etc. Los conductores incluyen a pilotos, transporte público, taxistas, arrieros, etc.

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