Gustavo Coronel
No
por tener un talento especial César Cui se convirtió en albacea de
aquel extraordinario grupo musical Ruso llamado “Moguchaya Kuchka”, el
Gran Grupito. De sus integrantes: Musorgsky, Rimsky Korsakov, Borodin,
Balakirev y él, era quizás el de menor talento musical pero, al fallecer
sus compañeros, se propuso divulgar sus logros. Así lo dijo: “Soy el
último del grupo y deseo ser el albacea de lo que se ha llamado la Nueva
Escuela Musical”.
Aunque
no soy el último del grupo - hay otros quienes están muy activos - me
atrevo a tomarme la atribución de ser uno de los albaceas del testamento
que mi generación de petroleros ha dejado al país, un testamento cuyos
componentes pocos venezolanos realmente conocen, poco estudiado,
frecuentemente incomprendido por nuestros líderes y no pocas veces
estigmatizado pero, en última instancia, eminentemente válido cuando lo
juzgamos en base a la historia de los últimos 50 años.
Mi
generación petrolera es esa que tuvo su mayor actividad e influencia en
la industria petrolera venezolana en las décadas de 1950 a 1980. Casi
todos sus principales actores han fallecido: Guillermo Rodríguez Eraso,
Alberto Quirós Corradi, Ernesto Sugar, Jack Tarbes, Carlos Castillo,
Samuel Wilhem, Julio César Arreaza, Alirio Bellizia, Arévalo Guzmán
Reyes, Efraín Barberii, Juan Chacín, Gustavo Aristeguieta, José Rafael
Domínguez, Rubén Caro, Luis Plaz Bruzual, José Martorano, Humberto
Peñaloza, Pancho Moreno Pancho Gutiérrez y tantos otros. Algunos se
fueron prematuramente como Jorge Zemella, Julio Trinkunas y Claus Graf.
Ilustres venezolanos no petroleros hicieron notables aportes a la
industria petrolera de esas décadas: Rafael Alfonzo Ravard, Julio Sosa
Rodríguez, Andrés Aguilar, Valentín Hernández, entre otros. Hay algunos
notables actores afortunadamente vivos, tales como Pablo Reimpell,
Ramón Cornieles, Rafael Pardo Ponte, Arnaldo Salazar, Juan Roger,
Alirio Parra, Aníbal Martínez, Marcos Marín Marcano, Odoardo León
Ponte, Alfredo Gruber, Carlos Rengifo, Roberto Mandini, Frank Alcock,
Lindolfo León, Alberto Barnola y jóvenes como Arnold Volkenborn, Simón
Antúnez y Hans Krause, entre muchos otros de gran calidad profesional y
humana. Todavía después de nosotros llegó una excelente generación de
profesionales igualmente valiosos, quienes están aún en condiciones de
retomar los hilos de la actividad petrolera cuando vengan mejores
tiempos.
Mi
generación de petroleros estuvo integrada por centenares de
profesionales venezolanos de calidad y mística, muchos de quienes están
hoy vivos y atentos a lo que sucede en la industria petrolera. Algunos
se reúnen en Maracaibo todas las semanas, incluyendo a mi querido
Diógenes Madrid, en sus vigorosos 90 años y sus colegas del cafecito
semanal. Son demasiados para nombrarlos pero todos contribuyeron a
consolidar una industria petrolera que fue orgullo de Venezuela por
mucho tiempo.
Esta
generación tuvo sus dudas sobre la sostenibilidad de una industria
petrolera en manos del Estado y tendría posteriormente la tristeza de
verla convertida en un horror, pero - en el momento en el cual el país
decidió hacerlo – respetó la decisión y puso su mayor empeño en que
fuese bien hecha, logrando mantenerla en buena forma por algunos años,
antes de que el comején político, tan ambicioso como corrupto, hiciera
presa en ella.
En
todo caso, lo importante es establecer, una vez más, los componentes
fundamentales de ese testamento que nos dejó esta generación. Lo
haremos a título enunciativo, ya que discutirlos en detalle será tarea
para futuras entregas. Me he tomado algunas libertades pero creo
interpretar en gran medida lo que mi generación pensaba que debía
hacerse en el sector petrolero.
1. La
industria petrolera venezolana es una actividad de naturaleza
internacional, de carácter comercial, diseñada para proporcionar a la
Nación óptimos ingresos, a fin de que el Estado administre esos ingresos
en pro del bienestar y de la prosperidad de todos los venezolanos
2. La
industria petrolera venezolana no es una religión, es un negocio muy
importante y debe ser manejado sin rigideces ideológicas o patrioteras
3. La
industria petrolera venezolana debe llevar a cabo sus actividades
medulares de explorar, producir, refinar, transportar y comercializar
petróleo, gas y sus derivados, sin mezclar esta actividad con ninguna
otra que no sean las arriba nombradas. Debe ser socialmente responsable
pero no debe convertirse jamás en una empresa dedicada a la actividad
social, lo cual es tan absurdo como pretender que el ministerio de la
Salud se dedique a producir petróleo
4. La
industria petrolera venezolana debe estar manejada por gerentes
profesionales, apolíticos, bien remunerados, quienes tengan el éxito
operacional de la empresa como primera prioridad
5. La
gerencia de la industria petrolera venezolana debe ser meritocrática,
honesta, y debe ser evaluada cada año en base a sus logros
6. La industria petrolera venezolana debe estar al servicio de la Nación, no del gobierno
7. La
industria petrolera venezolana debe seleccionar el modelo de gerencia y
administración que mejor le convenga a la Nación. Este modelo debe
asegurar el control por la Nación pero no requiere propiedad accionaria
absoluta de las empresas que puedan estar activas en esa industria. Lo
realmente importante es que la Nación se asegure de que el
comportamiento de la industria se lleva a cabo en línea con los
intereses de la Nación
8. En
línea con lo arriba expresado la industria petrolera venezolana debe
permitir la más amplia participación del capital privado nacional e
internacional y evitar una híper-estatización que ha llegado a ser
dañina a los intereses verdaderos de la Nación, favoreciendo
indebidamente a los gobiernos de turno, los cuales se la han adueñado
del ingreso petrolero para el beneficio de sectores de la población, no
para toda la población
9. El
petróleo venezolano no se regala ni se utiliza para consolidar
regímenes en el poder, cualquiera sea su tendencia ideológica. No se
cambia por pantalones, ni yuca ni caraotas negras. No se utiliza para
afianzar ideologías políticas en la región latinoamericana ni para
beneficiar a regímenes de cualquiera región del planeta. Se utiliza
única y exclusivamente para el beneficio de la nación
10. La
Faja del Orinoco debe ser desarrollada por empresas de reconocida
competencia tecnológica, sin permitir que sea utilizada como herramienta
geopolítica prisionera de ideologías de cualquier tipo. Esta
utilización la llevaría al fracaso
11. El
gas natural debe ser objeto de la más alta prioridad, en especial los
yacimientos no asociados con el petróleo que puedan ser utilizados para
el mercado doméstico y para la exportación
12. La
industria petrolera venezolana debe operar dentro de un ambiente de
total transparencia, llevando a cabo sus actividades en base a
licitaciones verificables y abiertas, con exclusión de la práctica de
contratación a dedo, dado a amigos y familiares de los gerentes o
funcionarios del régimen
13. La
industria petrolera venezolana debe ser investigable e investigada por
los representantes del pueblo. Los gerentes y contratistas incursos en
corrupción deben ir a prisión y sus bienes confiscados por la Nación. El
buen nombre nacional e internacional de la industria petrolera
venezolana deberá ser restituida por la acción de la justicia
14. El
modelo de gerencia de la industria petrolera venezolana deberá estar
estructurado con miras a los mejores intereses de la Nación, no en base a
los intereses del gobierno de turno. No debemos ser engañados por
prédicas patrioteras de quienes desean controlar la industria para su
beneficio
Pronto
el país estará en necesidad de debatir este legado de mi generación.
Quienes aún podamos hacerlo estaremos dispuestos a ir a ese debate,
honrando la memoria de quienes ya no están con nosotros.
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