Sunday, December 4, 2016

Fidel Castro, la historia no te absolverá

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FERNANDO OCHOA ANTICH
El impacto que tuvo la figura de Fidel Castro en la juventud latinoamericana de la década de los años sesenta creó, después de sus sorprendentes aventuras: el Asalto al Cuartel Moncada, la invasión del Granma, los combates en la Sierra Maestra, el derrocamiento de Batista y su entrada triunfal a La Habana el 1°de enero de 1959, la equivocada ilusión de que eso era posible repetirlo en toda la América Latina. También, influyó en ese sentido el fuerte y creciente sentimiento antinorteamericano surgido como consecuencia del apoyo que habían recibido las dictaduras militares en nuestro continente de parte del gobierno republicano del presidente Dwight D. Eisenhower y el surgimiento de la Guerra Fría. Coincide esta circunstancia histórica con una importante oportunidad para la América Latina motivada por el ascenso al poder del presidente demócrata John Kennedy, quien aspiraba mejorar  las relaciones con la América Latina a través de la Alianza para el Progreso y el retorno de la democracia en Venezuela después del derrocamiento del general Marcos Pérez Jiménez y el triunfo de  Rómulo Betancourt y su partido Acción Democrática en unas elecciones universales, directas y secretas con un importante apoyo popular.
Esa ilusión condujo a una parte muy importante de la juventud de América Latina a tomar el camino de las armas como medio para conquistar el poder político, desconociendo el camino trazado, desde la década de los años treinta del siglo XX, por las élites políticas, tanto conservadoras como socialdemócratas, de establecer regímenes democráticos similares a los existentes en Europa y en los Estados Unidos. Es así, como surgieron movimientos guerrilleros a partir de un grupo de jóvenes que realizaba estudios en Cuba y contactaron al “Che” Guevara, quien ya se había propuesto propagar la revolución cubana a toda América Latina. Fueron entrenados militarmente, y decidieron acompañar al “Che” en su aventura boliviana, en la cual perdieron la vida su líder y ese grupo de jóvenes latinoamericanos ante el sorprendente abandono de Fidel Castro y la eficiente ofensiva del Ejército Boliviano. Otro buen ejemplo es el Perú. El Movimiento de Izquierda Revolucionario se gestó progresivamente tras una discusión interna dentro del APRA de tendencia socialdemócrata. Ese grupo dirigido por Luis Felipe de la Fuente, siguiendo la tesis guevarista de los focos, trató de crear cinco frentes con muy poco éxito ya que no tuvo respaldo popular. El Ejército peruano los cercó, los atacó eficazmente y los derrotó. En uno de esos ataques murió su líder fundamental y dichos grupos armados fueron desapareciendo. Sendero Luminoso, fue otra organización terrorista de tendencia ideológica marxista, leninista, maoísta que desató brutales acciones contra todos los estamentos de la Sociedad peruana a partir de 1980. Al detener a su jefe Abimael Guzmán en 1992 se debilitó totalmente. La Comisión de la Verdad sostiene que Sendero Luminoso causó la muerte de 31.331 peruanos. En Venezuela surgió el movimiento Fuerzas Armadas de Liberación Nacional, FALN, en 1962, integrado por miembros del PCV, MIR, URD y sectores disidentes, los cuales fueron derrotados y se acogieron posteriormente a la política de pacificación del presidente Rafael Caldera, 1968-1973. En Colombia, las FARC, existentes desde la década de los cincuenta, adquieren popularidad con su nuevo discurso de orientación marxista. Sin embargo, a partir de los ochenta se vinculan estrechamente al narcotráfico y a otras formas de crimen organizado. Después de encontrarse al borde de la derrota y de haber causado una tragedia de miles de muertos colombianos, están incorporadas a un proceso de paz.  
Además de esos movimientos armados surgieron otros grupos guerrilleros, de los cuales solo mencionaré  algunos por limitaciones de espacio, es decir, el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional en El Salvador (1979), el Movimiento Tupamaro en Uruguay (1973), Montoneros en Argentina (1970) y el Frente Sandinista de Liberación Nacional en Nicaragua, el cual fue el único exitoso al lograr derrocar a la dictadura de Anastasio Somoza. Esos grupos y otros de menor importancia de movimientos guerrilleros, todos fracasados, surgieron en esos años en la América Latina por el fuerte impacto del triunfo de la Revolución Cubana. El resultado de la acción de estos grupos fue un rotundo fracaso, que devino en el debilitamiento de varios de los gobiernos democráticos de la región, permitiendo el surgimiento de golpes de Estado y un nefasto clima de inestabilidad política en el continente latinoamericano, además de una elevada y no menos lamentable pérdida de vidas humanas, sobre todo de nuestra juventud, que truncó por mucho tiempo el desarrollo de sistemas democráticos necesarios para el normal desenvolvimiento de nuestras sociedades. En resumen, la influencia de Fidel Castro y su malhadada revolución en América Latina solo puede cuantificarse en términos de desgracia para nuestros pueblos, incluida Cuba. Su afirmación hecha en una entrevista en 2010: “El modelo cubano ya no funciona ni siquiera para nosotros”, es un claro reconocimiento de lo inútil que ha sido su régimen en términos de progreso y calidad de vida para los propios cubanos. Sin embargo, ante este descomunal fracaso, el castrismo creó el Foro de Sao Paulo con el objeto de subvertir la democracia en América Latina. Afortunadamente, también se encuentra en un proceso de marcada decadencia.
Definitivamente, la influencia de Fidel Castro y su revolución, solo significó una lamentable tragedia para Latinoamérica, pero muy especialmente para su país. En torno a su figura y gracias a la eficiente propaganda comunista, se creó una imagen de invencibilidad ante Estados Unidos. La verdad es que siempre fue sostenido por la Unión Soviética hasta su desaparición, cuando quedó demostrado su fracaso, pero fue posteriormente rescatado por Hugo Chávez con el dinero de los venezolanos. Para colmo copió su sistema económico que nos ha conducido a la tragedia venezolana. Ahora, Nicolás Maduro insiste en mantenerse en el poder creyendo que puede repetir la historia de los Castro. Un verdadero absurdo. En conclusión, la ilusión castrista fue un inmenso fiasco para la América Latina. Esa es la verdad. Actualmente, sólo tiene una alternativa. Buscar a un nuevo financista, paradójicamente, en su enemigo histórico. Hoy, después de sesenta años de dictadura castro comunista, Cuba hereda una economía en ruinas, un pueblo sometido a la permanente violación de sus derechos humanos y una sociedad totalmente aislada del mundo.
fochoaantich@gmail.com.



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