Oswaldo Páez-Pumar
Fue por un clamor popular contra la inseguridad que vive toda Venezuela sobre todo las clases de menores recursos, que después de muchos planes fracasados para combatir esa situación se ideó la O.L.P.; cuyas siglas, remedo de la Organización para la Liberación de Palestina, prometía una operación para la liberación del pueblo, que intuí sería una operación para la ‘liquidación’ del pueblo y así la llamé.
Los sucesos de Barlovento que han puesto al descubierto las fosas comunes de cadáveres cuya responsabilidad se pretende hacer recaer en un teniente-coronel no son en esta carrera de relevos, sino el punto de cambio del testigo. La carrera comenzó el 4 de febrero de 1992 también con un teniente coronel que se otorgó a sí mismo licencia para matar, o creía que se le había otorgado aunque cuando le tocó ponerla en práctica le fallaron los esfínteres.
El teniente-coronel, hoy difunto, oyó ayer el consejo de Castro, hoy también difunto: ‘no arremetas contra los delincuentes, te pueden ser útiles, tómalo con calma’; y se dio a la tarea de organizarlos en ‘círculos bolivarianos’, que luego serían ‘colectivos’ con patente de corso en ‘zonas de paz’ y como era de esperarse, salvo para y por el teniente coronel incapaz de ver más allá de sus narices (o me equivoco y si lo veía), esas pandillas adquirieron autonomía y comenzaron a competir con las autoridades encargadas del orden público. Querían ser ellos la autoridad y como Chávez expropiaba haciendas, empresas y cuanto le vino en gana, en su propio nivel expropiaron conucos, bodegas y por supuesto botiquines. No hablemos de drogas porque lo que tienen es el menudeo, sabemos quienes son los mayoristas.
La fuerza armada, esa que quiere hacernos creer que es heredera del ejército ‘forjador de libertades’, que se humilla ante el más grande destructor de la libertad que ha tenido América, en sus más altas esferas comprometidas con el narcotráfico quiere presentarse ante la población como impoluta y convertir a un teniente-coronel en responsable de un proceso sistemático de matanza del pueblo.
No es verdad, son los generales superiores del teniente-coronel bajo cuyo mando estaba y los ministros de interior y justicia o de defensa desde que se iniciaron las ‘OLP’, los que han otorgado patente de corso en operaciones supuestamente de captura de delincuentes, que nunca son capturados sino muertos en ‘enfrentamientos’. Ahora no pueden hablar de enfrentamiento con los que aparecen en una fosa común y hay que echarle el muerto al teniente-coronel.
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