Las 14 facultades constitucionales que delegó el presidente Nicolás Maduro al vicepresidente Tareck el Aissami en el decreto N° 2695 en laGaceta Oficial 41083, que le permite dictar los decretos mediante los cuales se efectúen traspasos presupuestarios a los ministerios del poder popular; la supresión y liquidación de órganos o entes de la administración pública; la potestad de nombrar viceministros, así como presidentes y miembros de las juntas directivas de los entes descentralizados cuyo nombramiento corresponda al jefe de Estado, refuerzan la idea de que El Aissami está recibiendo la preparación que necesita, para a mediano plazo, ser presentado como una figura presidencial, asegura el politólogo Luis Salamanca.
“La lectura política que se puede hacer de esta decisión del presidente Nicolás Maduro es que apunta al fortalecimiento de Tareck el Aissami. En la medida en que tiene mayores atribuciones tiene más poder y autoridad y se abona el terreno para presentarlo como candidato que represente a los sectores del oficialismo. Con sus nuevas funciones tiene más protagonismo y la oportunidad de destacarse”, señala Salamanca.
El politólogo considera que no era necesario que El Aissami recibiera esas facultades debido a que su trabajo es apoyar al presidente en sus responsabilidades. “Llama la atención que el presidente delegue. Eso lo pudo hacer sin necesidad de transferir las responsabilidades que por ley debe cumplir”.
Actuación legal. Los abogados constitucionalistas Antonio Canova y José Vicente Haro coinciden en que la actuación del presidente Maduro está apegada a la ley. Destacan que la Constitución tiene un apartado en el que hacen referencia a que el jefe de Estado tiene la posibilidad de entregar sus responsabilidades al vicepresidente.
“La delegación de atribuciones supone que el delegado asume la responsabilidad. Si es solo de formas es un asunto de trámite que el delegante solo se releva del acto de firmar, pero conserva su responsabilidad en lo decidido”, explica Canova.
No obstante, Haro señala que el gobierno envía “señas claras” tanto al oficialismo como a la oposición: “A sus detractores les advierte que
cierra filas con Tareck el Aissami y que no cederá aunque cometa violaciones contra la Constitución, mientras que a sus seguidores les dice que es el segundo al mando y cuenta con todo su apoyo para las medidas que tome”.
Haro también afirma que no es la primera vez, en estos 17 años de gobierno chavista, que se toman decisiones ejecutivas con esas características. Recuerda que en 2013 durante los últimos meses de vida del presidente Chávez fueron emitidos varios decretos que empoderaban al vicepresidente de turno y que más tarde prepararon el terreno para las elecciones presidenciales en las que resultó favorecido Nicolás Maduro.
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