EN: http://konzapata.com/2015/09/el-psuv-ya-ni-siquiera-es-una-agencia-de-festejos/
Por Elizabeth Fuentes @fuenteseliz.
Hace algún tiempo, el sociólogo Francisco Coello definió al Psuv como una
agencia de festejos. Tenían el dinero suficiente para producir eventos politiqueros en todo el país e invitar a millones
de venezolanos a mitines, marchas y urnas electorales a cuenta del erario público. En contraprestación, les
presentaban a la Superestrella, Hugo Chávez, el Taylor Swift de la izquierda que componía, cantaba, bailaba y se
peleaba con quien quisiera porque su status daba para eso y más.
Pero el show business tiene sus riesgos, muy costosos por cierto. Si la super star muere tempranamente, se
convierte en un mito pero solo sus familiares cercanos podrán disfrutar de los royalties que puedan producir las
ventas de sus discos o franelas o afiches. Y suele ocurrir que la ambición de los cercanos, la falta de experiencia en el
negocio, las zancadillas entre los miembros de una misma familia, agotan aceleradamente la herencia y el recuerdo
del difunto queda arrinconado en un humilde altar familiar de uno que otro fan, mientras la casa productora trata de
proteger sus utilidades buscando desesperadamente fabricar otra estrella a punta de mercadeo para lanzarla al
ruedo público a ver si enamora de nuevo a esa audiencia desamparada, viuda o huérfana, que no suele ser
demasiado fiel que se diga. Porque si el nuevo no tiene ángel, “va y pone a otro en su lugar”, como dice Yordano, y
dejan al sustituto y su banda solos en el escenario. Como quien dice Maduro y su banda. O sus bandas, que las hay, y
muchas y muy diversas, en el “entourage” chavista. Están Los Ideólogos, con sus jeans años sesenta en combinación
con las ideas. Y Los Dinosaurios, que protegen a palo limpio los negocios más lucrativos. Y Los Gasolina Verde Oliva,
Los Pedevesos, Los Pranes y finalmente los más peligrosos, esos que trafican 60% de la cocaína que llega hasta
Europa a través de Venezuela, el oscuro grupo de Los Sin Nombre.
Ya el sociólogo Coello no los compara con una agencia de festejos. Ahora dice que “el dilema es que no tenemos
políticos en el gobierno, sino grupos delictivos. Venezuela se ha convertido es un puente fundamental del trafico de
drogas. El contrabando es una estructura gigantesca que mueve miles de litros de gasolina al día, otra mafia mueve
los contratos de Pdvsa. Los políticos dentro del chavismo están secuestrados por unas fuerzas que no ven sino en
blanco y negro”.
Y con semejante escenografía – cada banda tocando por su lado y nada menos que con unas elecciones
parlamentarias enfrente, a Maduro y sus muchachos no se le ocurre otra cosa que jugar al caos. Porque cerrar la
frontera con la excusa de que unos paramilitares colombianos asesinaron militares venezolanos paramilitares que
por cierto, no han agarrado aún violando los derechos humanos de los deportados y declarando un estado de
excepción, es lo más parecido a cuando un cantante de rock destruye su guitarra golpeándola contra el piso para
generar un poquito de atención.
Pero toque lo que toque, Maduro y su banda terminarán cantándole al espejo.
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