Como resultado de las elecciones parlamentarias logramos la integración de una Asamblea que refleja la voluntad mayoritaria de los venezolanos que votan por el cambio, deseando que sus integrantes discutan con celeridad el conjunto de medidas que permitan rectificar la aplicación de un modelo que ha conducido al descenso acelerado de la actividad productiva; caracterizado por desabastecimiento, escasez, inflación, pérdida del poder adquisitivo del salario real, inseguridad y deterioro de las condiciones y calidad de vida de la población, entre otros.
Lo anterior exige la discusión entre los representantes, en dicha Asamblea y el Ejecutivo, del diseño de un programa que facilite la adopción a corto plazo de un programa destinado a frenar el deterioro acelerado en las condiciones de vida de los millones de votantes que expresaron su angustia mediante el voto directo y secreto.
A corto y mediano plazo, el problema se complica por la caída de los precios del petróleo, que incide tanto en los ingresos fiscales como en el presupuesto de divisas y afecta la disponibilidad de recursos para el financiamiento de las importaciones y la cancelación de las obligaciones internacionales, tanto del sector público como del privado. Lo que incluye las divisas necesarias para el pago de empréstitos contraídos en ejercicios anteriores aún pendientes y que traban las relaciones comerciales, impiden la adquisición de los insumos y partes tan necesarios para impulsar la producción de bienes y servicios requeridos para satisfacer la demanda nacional.
A lo anterior hay que añadir que el programa obligará a revisar los compromisos asociados al gasto corriente y de inversión expresados en el presupuesto nacional, puesto que las previsiones en materia de inflación y financiamiento fiscal son inviables ante la fuerte recesión. De allí que para enfrentar la aceleración en los precios se tendrá que ajustar el presupuesto nacional y diseñar los programas compensatorios, dado los obligados recortes en subsidios y otros gastos.
Por lo tanto, los acuerdos exigirán el compromiso de todos, ante el conjunto de medidas destinadas a recuperar los equilibrios macroeconómicos, cuidando que las cargas del mismo se repartan en forma equilibrada y, lo más importante, que su contenido sea asumido responsablemente por los poderes públicos.
Nuestro futuro depende de un acuerdo que permita la ejecución en el corto plazo de un programa consensuado entre todos, que facilite la recuperación de la vida económica y social de una población que expresó claramente la necesidad del cambio y su respeto a los mecanismos establecidos en la Constitución.
Felices Pascuas.
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