Tuesday, November 30, 2010

Artículo de la mañana: Las mujeres venezolanas están indignadas...

Nota del Blog: A continuación se reproduce el artículo del Dr. René Faría Coloto relacionada con la injusta detención y maltrato que sufre la Juez María de Lourdes Afiuni, debido a una orden presidencial emanada del teniente-coronel Hugo Chávez Frías. Desde aquí nos unimos a las voces que claman por la inmediata libertad de la Juez Afiuni y un cese de las injuriosas penalidades a las que ha sido sometida de manera ilegal por varios meses.

En: http://www.eluniversal.com/2010/11/30/opi_art_las-mujeres-venezola_30A4780853.shtml

Las mujeres venezolanas están indignadas
RENÉ FARÍA COLOTTO |  EL UNIVERSAL
martes 30 de noviembre de 2010  04:13 PM
Las mujeres, por naturaleza, son cuidadosas al exponer su cuerpo a las miradas públicas al escrutinio masculino -las son al examen médico general y extremas al ginecológico, prefieren a las médicas-, son recatadas tanto al vestir como al desvestirse, en la intimidad conyugal prefieren la penumbra y privacidad y cultivan la fidelidad antes y después del matrimonio con exigencia de reciprocidad.

En lo cotidiano, laboral, político, profesional, académico, intelectual, policial, militar, magistratura y magisterio la mujer venezolana mantiene una lucha civilizada con el hombre, con beneficio en lo salarial y de toma de decisión, bien en la vida pública como privada.
Está admitida la discriminación en la reclusión carcelaria de la mujer, existen recintos exclusivos con instalaciones propias al sexo, las custodian mujeres y la responsabilidad del establecimiento está a cargo de una profesional en la materia.

Es del patrimonio privado de los venezolanos, hoy expropiado sin fórmula de juicio, el que se le respete su integridad física, psíquica y moral, caso de que una persona sea privada de libertad será tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano y su vida protegida por el Estado que es una persona jurídica, moral y el Gobierno la encarnación del Estado, el Estado hecho mujer y hombre quienes asumen obligaciones tal lo ordena la ley y quedan sujetos a ser enjuiciados por sus ilegales actuaciones y conductas reñidas con los derechos humanos, delitos éstos que no prescriben.

Están indignadas las mujeres y también los hombres -tienen madre, esposa, hermanas e hijas- por el tratamiento que le están dando a una reclusa que requiere de asistencia médica especial, de exámenes de laboratorio, de una mamografía -especie de radiografía de las mamas, senos- y de una citología vaginal -en su vulva, matriz, útero- ordenadas por profesionales al servicio del Estado mejor dicho del Gobierno, los cuales no pueden ser realizados sino en sitios que tengan los equipos apropiados por lo cual es obligatorio su traslado a ellos. Para el traslado de la reclusa, las medidas de seguridad, imponen la custodia y esposamiento que hacen los integrantes de la Guardia Nacional quienes imponen como requisito para realizar el traslado estar presentes dentro del cubículo y ver la desnudez de la paciente-reclusa, a lo cual solo tienen derecho los médicos y su personal de ayudantía. Esa exigencia patentiza la figura del fisgón y fisgona que en algunas legislaciones está catalogada como una falta a la privacidad a la intimidad, al pudor y es sancionada, esa conducta evidencia una desviación mental que hasta podría inducir a la comisión de delitos mayores, pudiera ser que el personal encargado del traslado, custodia y vigilancia del paciente-reclusa sufra del síndrome del fisgonismo agravado por el hecho de ser practicado por autoridades policiales.

Lo narrado es un hecho público y notorio encubierto tanto por jueces, fiscales, defensores públicos, por la dirección del penal y, en caso de realizarse los exámenes necesarios, por los médicos y su personal con la presencia de personas extrañas al oficio se produciría por parte de los médicos una grave falta al Código de Ética del Médico lo cual debería ser investigado por el Tribunal Disciplinario del Colegio de Médicos respectivo.

Funcionarios encargados de la administración de justicia es recomendable que no olviden que las degradaciones y arbitrariedades que hoy consientan ser practicadas en personas privadas de la libertad son seres humanos protegidos por tribunales y cortes internacionales conforme a las disposiciones contenidas en la Declaración de los Derechos Humanos, entre ellos el derecho a la privacidad, honor, intimidad y reputación.

Mujeres y hombres de todas las edades, de todas las condiciones económicas y sociales y de instrucción exigimos a quienes ejercen y desempeñan cargos de Juez, de Fiscal Público, de Defensor Público cumplan estrictamente los mandamientos legales constitucionales y los derechos humanos.

Abogadas y abogados venezolanos egresados de las universidades democráticas cumplan el juramento que hicieron de cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes, así no seréis juzgados y sancionados por la sociedad a la cual pertenecéis.

No es el único caso de abusos y degradación humana en las cárceles, el de la abogada María de Lourdes Afiuni, quien además de estar ilegítimamente privada de la libertad por el delito que se le imputa, el de haber cumplido con la Constitución y la leyes, se le priva del derecho constitucional de ser juzgada en libertad, privación constitucional que también sufrieron los comisarios Forero, Simonovis y Vivas y otros integrantes de la Policía Metropolitana, hoy ilegalmente sentenciados. Richard Blanco, Oswaldo Álvarez Paz, quienes luego de ser privados arbitrariamente de su libertad y permanecer recluidos con trato violatorio y vejatorio de los derechos humanos, serán juzgados en libertad, falta saber si los condenarán para satisfacción superior sin haber cometido delito.

La mujer venezolana tenga el color de piel que sea, viva donde viva, rica o pobre, madre soltera o casada, tenga la religión que sea, de cualquier ideología política ni admite ni acepta que nadie, sea quien sea, con el cargo que tenga, la ofenda, humille, desprecie. ¡Es siempre señora, muy señora!

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