RAFAEL MUCI-MENDOZA | EL UNIVERSAL
jueves 4 de agosto de 2011 12:00 AM
No se conformaron con destruir nuestros hospitales; ahora sus despojos han sido infestados de mediocridad. El infausto médico integral comunitario, que tan poco sabe y que ignora que no sabe, inundará espacios nosocomiales. Con treinta denarios de plata, los integrantes del Sanedrín sobornaron al Apóstol Judas Iscariote para que traicionara al Maestro y lo entregara en sus manos para eliminarlo físicamente, pues la UCV les estorba. Algunos médicos en mi hospital van y vienen, vuelan sin concierto, comprometidos con el régimen sin saber qué hacer. ¿Cómo alinear lo nacido tan torcido? Los engañaron doblemente, primero les ofrecieron cupo sin pasar rígidos filtros que conducen a la excelencia; ahora mis antiguos colegas ofrecen prestarle Salamanca a los que natura no dio.
Vieron feo que yo les dijera que no sería reo de engaño por estos pretendientes a ser médicos; con el corazón deshilachado -quería hacer coincidir mis 50 años de docencia activa en la UCV con mis bodas de oro matrimoniales; una cursilería tal vez- les dije NO. No cohonestaría con mi presencia un engaño y un peligro a la salud pública viendo salir más de 8 mil pretendidos médicos a dañar al pueblo venezolano. ¡Que les desengañen quienes les engañaron! Ahora, menuda catástrofe. Ocho mil -de más que vendrán-, deformados a la cubana serán los que tendremos.
Desde altas autoridades de la Facultad de Medicina se ha perpetrado la traición. Esos mismos, que educamos en libertad con lo mejor de nuestro esfuerzo y conocimiento, son los que se venden al invasor portador del atraso que allá tienen. Hacen lo que se les mande educados para que sus conciencias no tomen parte en lo que sus manos ejecutan por orden de otros, pues para ellos, el mal deja de ser mal, para convertirse en lealtad.
Vieron feo que yo les dijera que no sería reo de engaño por estos pretendientes a ser médicos; con el corazón deshilachado -quería hacer coincidir mis 50 años de docencia activa en la UCV con mis bodas de oro matrimoniales; una cursilería tal vez- les dije NO. No cohonestaría con mi presencia un engaño y un peligro a la salud pública viendo salir más de 8 mil pretendidos médicos a dañar al pueblo venezolano. ¡Que les desengañen quienes les engañaron! Ahora, menuda catástrofe. Ocho mil -de más que vendrán-, deformados a la cubana serán los que tendremos.
Desde altas autoridades de la Facultad de Medicina se ha perpetrado la traición. Esos mismos, que educamos en libertad con lo mejor de nuestro esfuerzo y conocimiento, son los que se venden al invasor portador del atraso que allá tienen. Hacen lo que se les mande educados para que sus conciencias no tomen parte en lo que sus manos ejecutan por orden de otros, pues para ellos, el mal deja de ser mal, para convertirse en lealtad.
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