José Guerra
El Banco Central de Venezuela es una institución fundamental para el progreso del país. Esta institución monetaria bien manejada es la garantía de la estabilidad de la moneda, de inflaciones bajas y salarios altos. Sin embargo, hoy el Banco Central de Venezuela es todo lo contrario: es un ente encargado de destruir el bolívar al tiempo que conspira contra los salarios y el ahorro de los venezolanos. Su presidente, Nelson Merentes, ya pasó a la historia como el presidente más inepto que ha tenido el instituto y a la vez el más irresponsable. Es el culpable de haber dilapidado las reservas internacionales de la nación mediante un manejo de la política monetaria absolutamente desquiciada, que consiste en financiar mediante la impresión de dinero los déficit fiscales, para generar así un cuadro potencial de hiperinflación.
Ha sido esa misma persona quien ha escondido las cifras económicas fundamentales del país que durante años publicó el BCV de manera regular y consistente, siguiendo las mejoras prácticas estadísticas. El señor Merentes acabó con la memoria estadística de Venezuela al hacer algo que ni siquiera en los tiempos de la dictadura de Pérez Jiménez de hizo: ocultar la información. También es notoria la destrucción al interior del BCV. Casos de nepotismo, el tráfico de influencias, el uso de fondos para satisfacer vanidades personales y hasta el financiamiento de un equipo de baloncesto del estado Vargas en la Liga Profesional, se anotan en el haber de Merentes. Por ello el BCV está en su peor momento. Los salarios están el suelo gracias a la política inflacionaria que ha seguido Merentes y el está personal desmotivado.
Pero el mismo que volatilizó las reservas internacionales del BCV ahora solicita, con el sombrero debajo el brazo, dando lástima, un préstamo ante el Fondo Latinoamericano Andino de Reservas, para que el BCV pueda seguir pagando la deuda externa y financiando las importaciones. El mismo sujeto que creó el SITME para entregar dólares por más de veinte mil millones para financiar fuga de capitales, ahora pretende endeudar al BCV para seguir con esta política cambiaria suicida de tipos de cambios múltiples. Para ello ha contado con la diligente e irresponsable colaboración de la consultora jurídica del BCV, la doctora María Estrella Franco, quien tiró por la borda toda su trayectoria en el BCV a cambio de un cargo. Fue en la Consultoría del BCV donde se redactaron los principales adefesios jurídicos que luego suben vía expresa al TSJ para desestabilizar la economía y arruinar al pueblo venezolano.
Salir de la crisis económica actual implica contar con un BCV autónomo, centrado en su objetivo de estabilizar los precios, técnicamente solvente, con profesionales bien remunerados y con un personal motivado, alejado de la lucha inter partidista. Es decir, un verdadero banco central.
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