José Toro Hardy
El próximo 30 de noviembre tendrá lugar en Viena una reunión de la OPEP para considerar un posible recorte de producción. Veamos:
Hasta principios de la década de los setenta, los precios petroleros guardaban una previsible estabilidad, que permitía a los países productores conocer hasta donde les alcanzaba la cobija, Ahora bien, en 1973 estalla entre Israel y los países árabes un nuevo conflicto que tendría inmensas repercusiones en la economía mundial: La Guerra de Yom Kippur.
El Embargo Petrolero Árabe y la Caída del Shah de Irán
Ocurrió en un día sagrado para los judíos porque coincidía con una de sus festividades religiosas más importantes que los mantenía en oración. Era sagrado también para los árabes porque se iniciaba el Ramadán, mes de ayuno y oración del islam. La sorpresa fue total y muchos pensaron que Israel sería vencido y todos los judíos “ahogados en el Mar Mediterráneo o el Mar Rojo” como pregonaban los árabes. Sin embargo, con ayuda logística de EEUU Israel retomó la iniciativa y venció una vez más a las naciones que lo atacaban. La reacción árabe fue inmediata: decretaron un Embargo Petrolero a Occidente para que presionaran a Israel a devolver los territorios ocupados durante el conflicto. En 1974 los precios del petróleo se fueron por las nubes.
En Venezuela creímos que teníamos a papá Dios agarrado por la chiva y que todo lo podíamos. Cometimos todas las locuras y nos indigestamos con tanto dinero. Pero pocos años después, endeudados y en las puertas de una crisis, el petróleo volvía a bajar.
Pero en 1979 estalló otra crisis que vino a sacarnos las patas del barro. Cayó el Sha de Irán y se inició la Revolución Islámica del Ayatollah Khomeini. Los precios se volvieron a ir por las nubes y otra vez nos convencimos de que el cielo era el límite. Pero, tercamente, como ocurre después de cada aumento abrupto de los precios, estos volvieron a caer y para 1982 nuevamente nuestra economía, entrampada, se iba al foso.
Las recortes de la OPEP
Estalla el “Viernes Negro”, la devaluación y el control de cambios. Se reúnen los países de la OPEP para estrenar una nueva política: la de aplicar recortes de producción entre sus socios para así provocar una caída de la oferta y forzar un aumento de los precios. La estrategia funcionó y los precios subieron.
De allí en adelante, la OPEP le tomó el gusto al jueguito. Cada vez que el petróleo bajaba, se rebajaba las cuotas de producción y por esta vía forzaban los precios al alza.
Pero con el paso de los años, los países consumidores no se resignaron a que sus economías dependieran de las decisiones de la Ia Organización. Optaron por varias estrategias. La primera fue la de desarrollar fuentes alternas de energía: la energía atómica, la energía eólica, la bioenergía renovable. En segundo lugar desarrollaron tecnologías capaces de ahorrar energía (hoy los automóviles consumen mucho menos gasolina y los artefactos eléctricos menos energía). Desarrollaron automóviles eléctricos. En tercer lugar aplicaron nuevas técnicas de explotación petrolera como en el caso del “fracking” para extraer petróleo y gas -antes inaccesible- de formaciones de lutitas que permitieron a EEUU aumentar vertiginosamente su producción doméstica de hidrocarburos.
El “Fracking”
Tan exitosas resultaron esas estrategias, que algunos países de la OPEP, encabezados por Arabia Saudita, optaron por abandonar la política de recortes de producción. Aparecieron excedentes de oferta en el mercado que tumbaron los precios del petróleo. Tal como se esperaba, esa caída desestimuló las inversiones en “fracking” y la producción de petróleo de lutitas (que es más costosa) se estabilizó y comenzó a caer.
Pero algunos países -entre ellos Venezuela- pide la aplicación de nuevos recortes a la OPEP. Ese es el tema que se va a tratar en la reunión de Viena el 30 de noviembre. Rusia (no OPEP) ha dicho que sí se aplican esos recortes, ella congelaría su propia producción. El resultado es incierto. A países como Irán, Irak, Nigeria y Libia, no les resulta fácil recortar . Si ellos no lo hacen Arabia Saudita no bajará producción y Rusia no congelará la suya. Los precios caerían quizá por debajo de los $ 30/b.
Si se acuerda el recorte cabe esperar que el precio del Brent suba a una banda de entre 55 y 60 dólares. Hablamos de unos $ 45 para la cesta Venezolana que nos resulta insuficiente.
El mayor beneficiario
Quizá el mayor beneficiario del recorte sería EEUU muchos de cuyos yacimientos de lutitas volverían a ser rentables. En particular podría permitir un rápido desarrollo del gigantesco yacimiento encontrado recientemente en Texas -Midland Wolfcamp-, el más grande nunca ubicado en esa nación, cuya explotación podría saturar el mercado provocando una caída del precio aún mayor que la actual.
Estamos entrampados.
petoha@gmail.com
@josetorohardy
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