Enrique Meléndez / especial Noticiero Digital / 29 feb 2016.- El presidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, Humberto García Larralde, cree que nuestro país necesitará un financiamiento del Fondo Monetario Internacional (FMI) por el orden de los 35 mil millones de dólares
La afirmación la hizo en un foro que organizó la organización Espacio Abierto que dirige Luis Manuel Esculpi.
Comenzó caracterizando la situación actual de Venezuela por una tendencia hacia el empobrecimiento extremo, producto de una inflación desbordada, que está poniendo en peligro el bienestar del venezolano tomando en cuenta que, no sólo ya hay casos de desnutrición, sino también tornándose la salud pública como muy vulnerable por la falta de medicinas.
“Lo que debe hacer cualquier gobierno que tenga responsabilidad en esto, por consiguiente, es detener la inflación, y luego aumentar la oferta de bienes y servicios, que le permita a la gente abastecerse; saneando en lo inmediato las cuentas fiscales”.
A juicio de García Larralde, para llevar a cabo este saneamiento es necesario acabar con el derroche, con la duplicidad y el paralelismo institucional; mejorar los ingresos evitando la evasión fiscal; y privatizando empresas que el gobierno estatizó y que al final destruyó.
“Estas son empresas que antes estaban en plena producción, y que ahora no sólo no generan ingresos, sino que también representan una enorme carga financiera para el gobierno, que desmejoran las cuentas fiscales. Éste es un elemento central, para poder estabilizar los agregados macroeconómicos y crear las condiciones para detener la inflación”.
Dijo además que èste era un prerequisito, para detener la maquinita del Banco Central de Venezuela, puesto que se trata de una maquinita que se ha venido utilizando, para financiar el déficit fiscal. “El gobierno está ahora hablando mucho de motores, y el único motor que está funcionando hoy en día es el motor de la inflación, impulsado por esa maquinita de fabricar billetes”.
Hizo la salvedad de que no se trata de privatizar empresas para llenar los bolsillos del Estado de dinero, sino pensando en la calidad del servicio que prestan lan empresas que se va a privatizar; para lo cual sería necesario que el gobierno defina reglas del juego que permitan que eso funcione adecuadamente dentro de los parámetros de precios, de costos, y de atención al consumidor.
Según García Larralde la otra medida que habría que adoptar sería la de ir a una unificación cambiaria; pensando en un tipo de cambio que equilibre la capacidad de compra interna del bolívar con la capacidad externa que le da esa paridad, y que, según sus cálculos del año pasado, el tipo de cambio real de equilibrio pudiera ubicarse en 77 bolívares por dólar, tomando en cuenta la inflación interna y la inflación externa; de modo que esos 77 bolívares pudieran comprar afuera por un dólar, lo que se adquiere aquí en bolívares.
Agregó que si se toma en cuenta la inflación que se ha tenido en los dos primeros meses del año, la unificación pudiera ubicarse entre 120 ó 150 bolívares por dólar; lo que significaría que muchos bienes importados se abaratarían; además de la disponibilidad de divisas permitiría resolver una serie de problemas que tienen que ver con la asfixia del sector externo, que impiden que el sector productivo responda.
Calificó de imperiosa necesidad la de contratar financiamiento externo; pues, a su modo de ver, no hay ningún ajuste en el margen de eficiencia que pudiera responder a la terrible situación por la que está atravesando el país si no se contrata financiamiento, y que en este caso estaríamos hablando de un mínimo de 35 mil millones de dólares que se utilizarían para pagar a los proveedores del extranjero, además de cubrir el compromiso de la deuda externa de este año.
“Entonces, para resolver el problema de la unificación del tipo de cambio, y crear la posibilidad de un acceso libre a la divisa, que permita entonces al sector privado en general, tenemos que contratar un empréstito, que yo creo que no hay otra opción que con el Fondo Monetario Internacional, pues con el riesgo país que tiene hoy en día Venezuela, ningún otra nación estaría dispuesta a concederle esa cantidad de dinero”.
Manifestó que hoy en día el descuento que tienen los papeles venezolanos en el extranjero está en el orden del 60%, lo que supone un costo enorme el hecho de buscar financiamiento por vías alternas; porque, por ejemplo, los chinos no estarían dispuestos a hacerlo con un precio del barril de petróleo a 25 dólares.
Pasó a continuación a referirse a las políticas que hoy en día ha diseñado el FMI, muy alejadas de aquéllas que manejaba en la década de 1980; aquellas recetas que el propio Carlos Andrés Pérez, antes de asumir su segundo gobierno, calificaba como de “orcas caudinas”, precisamente, porque eran muy rígidas, no tomaban en cuenta la flexibilidad; cosa que fue muy criticada.
A su modo de ver, el FMI ha venido cambiando, ha venido corrigiendo sus errores, y que esto se ha visto reflejado en la actitud que ha tomado el FMI frente a casos como el de Grecia, y que en esto ha influido mucho un criterio de que ningún país puede pagar deuda si no crece económicamente.
“En el caso venezolano tenemos una enorme ventaja, y es que si uno resuelve el problema de la asfixia externa con financiamiento de este tipo; que permita importar insumos, maquinarias y equipos, es decir, todas las cosas que necesita el sector privado para responder; si uno levanta los controles internos de precios; de regulaciones de toda naturaleza para que se liberen las fuerzas productivas, y puedan responder ante las exigencias, esto arrancaría inmediatamente; comenzando porque se reactivaría la enorme capacidad ociosa que tiene hoy en día el sector industrial”.
Por otra parte, García Larralde afirmó que el ajuste draconiano ya lo estamos viviendo; el ajuste de Nicolás Maduro muy severo, basado en la contracción del real de la producción y del empobrecimiento significativo; por lo que, aseguró que no hay que tenerle miedo a entender la necesidad de un financiamiento externo si eso va a liberar las fuerzas productivas y generar fuentes de trabajo.
A su juicio, estamos hablando de un proceso expansivo que mejorará el bienestar de la población, y que constituye la única salida a esta situación que estamos viviendo de escasez y alto costo de la vida.
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