Wednesday, February 24, 2016

No habrá golpe militar

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Humberto González Briceño

I. Desesperanza. Después del triunfo del 6D la oposición ha tratado de llevar adelante una agenda para el cambio político. Esta agenda tiene su epicentro en la Asamblea Nacional. Desde allí se podrían articular las decisiones para producir un cambio democrático y Constitucional. Sin embargo, la volatilidad de la situación económica y política es tan grave que ya se aprecia en la calle desaliento y desesperanza. Se palpa un sentimiento de impotencia y frustración de millones de venezolanos que salen diariamente a tratar de conseguir comida y medicinas y regresan a sus casas con las manos vacías. La crisis política y la económica se desarrollan en forma simultánea, pero es el colapso económico y su impacto social lo que esta definiendo la naturaleza del conflicto.
II. ¿Militares? Siguen corriendo los rumores sobre un presunto golpe militar. Hasta conocidos periodistas han apostado su nombre a esa versión. Es cierto que hay descontento y malestar en las FAN. También es cierto que hay varias facciones que luchan por el poder interno en las FFAA. Lo que no esta claro es si esas situaciones se podrían concretar en un alzamiento militar auspiciado por el gobierno o por grupos contra el gobierno. En un reciente sondeo de opinión realizado por Datincorp se apreció que tan sólo un 6% de los venezolanos confía en las FFAA para salir de la crisis. Esto significa que más de un 90% de venezolanos, chavistas y opositores, no creen en la salida militar. Arrancando con ese rechazo es muy poco probable que los militares se animen a probar suerte. Y de hacerlo, es muy factible no cuenten con apoyo popular.
III. Caos. Ya hay muy poco que saquear. La mayoría de los conatos de saqueos que se han visto en han terminado en actos de vandalismo contra la propiedad. Aumentan las protestas espontáneas que terminan en prender fuego a vehículos oficiales y transportes privados. Se está llegando a una situación de caos social que escapa al liderazgo de gobierno y oposición. Al gobierno nadie le cree. Ni siquiera los chavistas. El único recurso que le queda como mecanismo de control social es la represión indiscriminada. La oposición parece enredada en las formas jurídicas para sacar a Maduro mientras la calle sigue ardiendo, huérfana de liderazgo. La esperanza y las expectativas del 6D perecen diluirse cada día en medio de la escasez y colas insoportables.
IV. Alianza. El bloque opositor liderado por la MUD y la Asamblea Nacional tiene un apoyo popular importante, pero no parece decisivo, al día de hoy, para cambiar la correlación de fuerzas y sacar a Maduro del poder. El gobierno por su parte, aunque esta muy debilitado, aun maneja importantes mecanismos de coacción política que le permite seguir actuando. Los esfuerzos de la oposición se podrían perder en el largo camino de las indefiniciones si no logra armar rápidamente una alianza nacional que incluya sectores chavistas disidentes y otras fuerzas sociales. La oposición debería dialogar sin complejos con todos aquellos quienes apoyan la salida inmediata de Nicolás Maduro para hacerlos parte de una alianza mas amplia. De otra forma los números, inclusive en la calle, no parecen cuadrar.
V. Delirantes. El país vive una crisis tan profunda que millones de venezolanos se acuestan temprano, sin la certeza de que habrá un mañana. Literalmente. La angustia ante la imposibilidad de encontrar comida y medicinas ha puesto a todo el país en un tempo de supervivencia. Ese es el tempo del pueblo. El tempo de los políticos parece ir a un ritmo diferente. En varios estados ya están lanzados candidatos a las gobernaciones del oficialismo y de la oposición. Ya se ven afiches y propaganda como si estuviésemos en una situación normal. Estos políticos no parecen entender que si no se resuelven las contradicciones de hoy no habrá elecciones mañana. Adelantar la campaña electoral en esta situación de emergencia nacional es, por decir lo menos, delirante.

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