Gustavo Coronel
Por
la información existente en los medios nacionales e internacionales de
comunicación, por lo que se
conoce de la actuación de la justicia en USA, España, Suiza y otros
países, la familia presidencial Flores, las directivas de Petróleos de
Venezuela durante los últimos 10 años, miembros de la Guardia Nacional y
del Ejército venezolano , generales como Reverol
y Carvajal, líderes del partido de gobierno como Rafael Ramírez,
Diosdado Cabello y Tareck El Aissami, son algunas de las instituciones y
personas integrantes del régimen investigadas por, o indiciadas de,
estar involucradas en narcotráfico, contrabando
y malversación de inmensas cantidades de dinero. Este cuadro de
corrupción define al chavismo/madurismo como un grupo forajido y al
gobierno venezolano como un régimen forajido. No hay miembro de la
oposición venezolana que no vea a este régimen como una
dictadura. Sus integrantes deberán responder a la justicia.
Sin
embargo, es con esta dictadura corrompida y forajida que los
venezolanos estamos dialogando. Al hacerlo
ya hemos aceptado, consciente o inconscientemente, hablar el lenguaje
de los forajidos, hemos aceptado olvidar por el momento la acción de
calle y hemos aceptado lograr la libertad de una pequeña cantidad de
prisioneros políticos, quienes - por cierto – nunca
debieron estar presos, viendo esta libertad como una concesión graciosa
del régimen forajido, el cual – en paralelo - sigue abusando de los
venezolanos, añadiendo atropellos día a día, mientras está “dialogando”
con nosotros.
Quienes
pensamos que frente a la dictadura solo cabe la protesta cívica hemos
sido definidos como radicales,
extremistas, como destructores de la Unidad. Estoy seguro de que
quienes hoy están hoy sentados a la mesa de diálogo con esa dictadura
forajida nos hubieran tildado de locos si les hubiésemos pronosticado
hace apenas tres o cuatro años que, en 2016, ellos
estarían sentados en una mesa de diálogo con una dictadura corrupta y
forajida. Nos hubieran dicho, indignados, que ellos eran gente de
principios inamovibles y que los estábamos insultando.
Con esto que digo aquí no quiero sugerir que los líderes de la oposición sean unos traidores, ni mucho
menos. Si quiero decir que cuando se comienza a ceder en lo pequeño se termina cediendo en lo grande, de manera insensible.
Líderes
como Ramos Allup , Capriles, María Corina y Leopoldo, han dado una
buena batalla por nosotros
y merecen nuestro reconocimiento . Sin embargo hay líderes como María
Corina y Leopoldo quienes no están de acuerdo con este diálogo, por las
mismas razones de principios que menciono arriba y así lo han dicho.
Estoy de acuerdo con ellos ya que sentarnos
a la mesa de diálogo con una dictadura forajida representa un riesgo
enorme de descender a ese nivel, de dejar de diferenciarnos de ellos. No
se debe dialogar con quien solo está tratando de mantenerse en el
poder y de obtener concesiones que les permitan
escapar a la justicia.
En
mi criterio Venezuela no se curará nunca de la horrible enfermedad que
ha sufrido durante estos 18
años si no la expulsa de su sistema de manera clara. Si se contenta
solamente con lograr alivios parciales, de “sentirse mejorcita”
eliminando algunos síntomas, la enfermedad se le quedará enquistada y
seguirá embruteciendo y corrompiendo las partes sanas
de nuestro cuerpo social.
Sugiero
muy respetuosamente a la MUD que se dirija a los organismos
internacionales denunciando la existencia
en Venezuela de una dictadura corrupta y forajida, sustentando esta
denuncia con los dramáticos ejemplos que ya existen sobre la relación
del régimen con el narcotráfico, el contrabando y la híper-corrupción.
El régimen ha ido a la ONU, en Ginebra a pintar
un gobierno respetuoso de los derechos humanos y de las leyes, mentira
abominable. El mundo debe oír la verdad sobre Venezuela, esa debe ser la
principal labor informativa de nuestra oposición.
La realidad de Venezuela llama a la protesta masiva. Ella llegará, impuesta por las circunstancias, pero
hubiera debido llegar antes, impuesta por los principios.
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