ENRIQUE VILORIA VERA
A Facundo Cabral lo conocí en el Paris de los tempranos setenta; junto con Atahualpa Yupanqui - y una que otra vez Mercedes Sosa - asistíamos todos a comer empanadas argentinas, vino en jarra para disfrutar el contestatario canto sureño en un acogedor restaurante sito en la Montaña de Santa Genoveva.
En ocasión de mi libro de humor Novedades de la V República , utilicé como epígrafe una significativa oda de Facundo Cabral a la boludez que me proporcionaron – venezolanizada - Los Hermanos Naturales.
Prontamente – vía amigos comunes - se la hice llegar a Facundo, quien la acogió con beneplácito, entendiendo a cabalidad nuestra muy boluda situación bolivariana.
En Homenaje a Facundo Cabral, asesinado vilmente por las fuerzas de la intolerancia, reproduzco el texto aportado por Los Hermanos Naturales:
Cada cantor es una buena noticia porque cada cantor es un soldado menos y por eso hay que cuidarse del que no canta porque algo esconde.
Mi abuela decía: Habría que acabar con los uniformes que le dan autoridad a cualquiera, ¿Qué es un general desnudo?
Y tenía razón, y tenía derecho a hablar de esto porque estuvo casada con un coronel, que era realmente un hombre valiente.
Solamente le tenía miedo a los pendejos. Un día le pregunté por qué, y me dijo porque son muchos. No hay forma de cubrirse de semejante frente, y por temprano que te levantes a donde vayas está lleno de pendejos. Y son peligrosos porque al ser mayoría eligen hasta al Presidente. Y los hay de todas las categorías.
Por ejemplo, está el pendejo informático que es un pendejo computado,
el pendejo burócrata que es oficialmente pendejo,
el pendejo optimista que cree que no es pendejo,
el pendejo pesimista que cree que es el único pendejo,
el pendejo esférico que es pendejo por todos lados,
el pendejo fosforescente porque hasta de noche se ve que por allá viene un pendejo,
el pendejo de referencia: ¿donde está Alberto?, allá al lado del pendejo de la chaqueta gris,
el pendejo consciente que sabe que es pendejo,
el pendejo de sangre azul que es hijo y nieto de pendejos,
y el más peligroso de todos:
el pendejo demagogo que cree que el pueblo ¡Es pendejo!
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