Gustavo Coronel
Nota:
en la elaboración de este artículo me fueron muy valiosas las
conversaciones sostenidas con Sergio Sáez y con Joaquín Chafardet,
además de un memo de Joaquín, precisando los articulados de la
constitución que fueran violados durante el período de transición entre
el momento “oficial” de la muerte de HChF y la elección presidencial que
llevó a Maduro al poder. Cualquier error de interpretación es mío.
Gustavo Coronel
Creo
que es deseable tratar de resumir las razones por las cuales millones
de Venezolanos piensan y sienten que el régimen castro-madurista es
ilegítimo. Como es sabido, la legitimidad de un gobernante tiene dos
vertientes: El origen y el ejercicio. El origen se refiere a la manera
como el gobernante llegó al poder. El ejercicio se refiere a su adhesión
como gobernante a la contitución y las leyes del país, al respeto por
los habitantes de ese país y al apego a las buenas prácticas de
gobernanza
Veamos
cuales son estas razones, desde el punto de vista de un ciudadano común
con un conocimiento básico de la constitución y de los hechos
ocurridos.
1. Legitimidad de origen
Las razones por las cuales creo que la presidencia de Nicolás Maduro es ilegítima de origen incluyen cuatro aspectos:
(a),
Se violó la Constitución al permitirle al vicepresidente Nicolás Maduro
que se encargase de la presidencia, cuando tal cargo le correspondía al
presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, en base al
artículo 233 de la constitución. El bloqueo de Cabello, dictado
probablemente por los Cubanos castristas, fué generado por la creencia,
cierta o no, de que ello le permitiría a Cabello tomar el poder. No se
confiaba y no se confía en Cabello.
En
este momento del proceso Maduro era vicepresidente porque el mismo TSJ
lo había nombrado como tal, algo que solo el presidente electo podia
hacer, ya que el período constitucional había terminado. Al negarse a
declarar la falta absoluta del presidente no juramentado, el TSJ violó
la constitución en nombre de una vaga noción de “continuidad
administrativa” y esa extra-limitación del TSJ dió origen a toda una
cadena sucesiva de violaciones constitucionales.
Ahora
que se sospecha fuertemente que Chávez murió en Diciembre 2012 y no en
Marzo 2013 ( no existe certificado de defunción) este abuso se
magnifica aun más porque la falta absoluta probablemente ocurrió mucho
antes.
(b),
Una vez Maduro se encargó de la presidencia lo hizo, por lo tanto, como
vicepresidente ejecutivo, en base al artículo 236, numeral 3, de la
constitución, por lo cual no podia ser candidato presidencial, segun
reza el artículo 229 de la constitución. Sin embargo, en un acto de
prestidigitación del corrupto Tribunal Supremo de Justicia, Maduro fué
transformado magicamente en Presidente Encargado, posición que no
existe en nuestro ordenamiento jurídico. De esta manera se le quitó su
condición de Vicepresidente Ejecutivo encargado de la presidencia y se
le permitió ser candidato presidencial;
(c),
Una vez candidato presidencial, Nicolás Maduro obtuvo la victoria por
menos de 2% de los votos, si hemos de creerle al CNE, aunque la MUD
protestó, en su momento, por lo que denominó un fraude, dando detalles
de errores que superaban con creces el márgen de victoria alegado por el
CNE, un organismo controlado por el régimen. De manera inexplicable la
MUD abandonó progresivamente la postura de rechazo a los resultados
electorales, una actitud de entrega que no legitimizaba a Maduro sino
que, simplemente, contribuyó en la mente de muchos venezolanos a
ilegitimizar a la MUD como vocero de la oposición. El necesario
recuento total de los votos nunca se llevó a cabo, violando el
compromiso de Maduro de hacerlo, un compromiso hecho ante la Comunidad
Latinoamericana de Naciones.
(d),
El requisito de verificación de la nacionalidad venezolana de Maduro
nunca se cumplió, ver Artículo 227 de la constitución, y, hasta hoy,
nadie ha probado su nacionalidad venezolana o desmentido fehacientemente
su posible nacionalidad colombiana. Más aun, el CNE y el TSJ han
rechazado cumplir con su obligación de verificar la nacionalidad del Sr.
Maduro, calificando esa información de “secreto electoral” (segun
información recibida de Sergio Sáez). En efecto, cuando cuatro
ciudadanos venezolanos: Rafaél Montero Revette, Elías Buchzer, JoséMaría
Zaá y Mercedes Contreras hicieron una solicitud al CNE en este sentido,
comenzó un juego de “la candelita”, mediante el cual, durante siete
largos meses, el CNE y el TSJ se pelotearon esta petición para concluír,
finalmente, que tal información era materia reservada a la competencia
exclusiva de la Sala Constitucional del TSJ, en condiciones de
resguardo que la hacía irrevelable!!
Opina Sergio Saez, un valioso contralor social, que el artículo 51 constitucional
prevé
hasta la destitución de sus cargos [a burócratas]] por no dar respuesta
oportuna y adecuada. Dice así: “Toda persona tiene el derecho de
representar o dirigir peticiones ante cualquier autoridad, funcionario
público o funcionaria pública sobre los asuntos que sean de la
competencia de éstos o éstas, y de obtener oportuna y adecuada
respuesta. Quienes violen este derecho serán sancionados o sancionadas
conforme a la ley, pudiendo ser destituidos o destituidas del cargo respectivo”. Tal sería el caso de los miembros del CNE y los mgistrados del TSJ.
Parece
evidente que en vista de la negligencia del CNE y los errores jurídicos
del TSJ en los cuatro puntos arriba señalados, lo que ha existido desde
el principio es una gran componenda entre las dos instituciones para
taparse mutuamente sus abusos, errores y negligencias. Para añadir a la
ilegitimidad del proceso, es preciso recordar que para estos momentos
la mayoría de los miembros del directorio del CNE se encontraban
ilegalmente en sus cargos, sus períodos ya vencidos.
Por
todo lo dicho arriba es razonable concluir que la presidencia de
Nicolás Maduro está seriamente afectada de ilegitimidad de origen, a
menos que no se diriman de manera transparente, y a satisfacción de los
venezolanos los puntos arriba mencionados. Mientras la mitad de los
habitantes no acepten la transparencia y legalidad del proceso no puede
existir una verdadera legitimidad de origen. El proceso que llevó a
Nicolás Maduro a la presidencia fue claramente violatorio de la
constitución del país.
Pero, hay más aun. Segun expertos internacionales, tales como Jean D’Aspremont y Eric de Brabandere, ver: “The complementary faces of legitimacy in International Law: The legitimacy of Origin and the Legitimacy of Exercise”, en,
frecuentemente es insuficiente para constituir legitimidad. Ella también debe ser
evaluada a través de la manera como el actor ejercita su poder, es decir, la
legitimidad de ejercicio”. (mi traducción del Inglés).
2. La Legitimidad de Ejercicio
En
términos sencillos la legitimidad de ejercicio es obtenida cuando el
gobernante se apega a las vías constitucionales y legales existentes en
el país, cuando se conduce con todos los ciudadanos de igual forma,
cuando maneja sensatamente los bienes públicos que le han sido
encargados para su prudente administración, cuando respeta los derechos
humanos de los ciudadanos. En fin, cuando los principios de una buena
gobernanza son respetados y el nivel de gobernabilidad es normal.
Es
esto un fiel reflejo de la Venezuela de Nicolás Maduro? O representa
este cuadro lo opuesto a como se ha comportado Nicolás Maduro? Las
evidencias están a la vista.
Tomemos,
por ejemplo, la situación del Estado de Derecho en la Venezuela de
Nicolás Maduro. No haré una apreciación personal, por cierto, sino que
citaré la evaluación que hace el Instituto de Justicia Mundial de un
grupo de 99 países en 2014, ver: http://worldjusticeproject.org/sites/default/files/files/wjp_rule_of_law_index_2014_report.pdf .
Esta
evaluación fue hecha en base a 10.000 encuestas o entrevistas en todos
los países incluídos en el trabajo. El índice de Estado de Derecho
elaborado por el Instituto está compuesto por nueve factores: “1.
Adhesión del gobierno a las leyes del país; 2. Ausencia de Corrupción;
3. Transparencia gubernamental; 4. Protección de los Derechos
Fundamentales; 5. Grado de Orden Social y de Seguridad; 6. Validez de
las Regulaciones existentes; 7. Calidad del Sistema de Justicia Civil ;
8. Calidad de la justicia criminal; 9. La Justicia Informal.
En
esta evaluación, la mas completa en su tipo que existe en el mundo, el
régimen de Nicolás Maduro ha quedado en el lugar 99, es decir, el último
lugar.
Aquí
no hay interpretación o excusas posibles, último es último. La nota del
Instituto sobre Venezuela dice, en parte (mi traducción del Inglés): “En
el lugar 99, Venezuela es el país de peor comportamiento entre todos lo
países evaluados y ha declinado con respecto al año pasado. El país
califica de último en transparencia gubernamental…la corrupción es
asunto frecuente…. El crimen, la violencia y los abusos contra los
derechos fundamentales.. son asuntos preoupantes para el Instituto”.
Que
dirán la OEA o UNASUR o el ALBA sobre esta evaluación, organismos que
apuntalan el régimen venezolano de manera desvergonzada? Habrán leído
este documento Dilma Roussef, José Mujica, José Manuel Santos o
Michelle Bachelet? Ni siquiera me molesto en mencionar a Morales,
Ortega o Correa, los parásitos del ALBA, o a la desastrosa señora
Kirchner. Un régimen politico que exhiba este comportamiento no puede
ser definido como legítimo de ejercicio.
La
evaluación que menciono fué hecha antes de los sucesos que conmueven al
país desde hace más de un mes, los cuales hubieran servido para
condenar al régimen, aun más categoricamente, como ilegítimo.
Una
calificación de ilegitimidad de ejercicio debe ser evidente para todos
quienes quieran ver y oír el día a día de la Venezuela de Nicolás
Maduro, para todos quienes escuchen al “presidente” vomitar su odio
contra la disidencia política, para quienes vean como el caos financiero
y administrativo han destruído la gobernabilidad y como se reprimen las
libertades fundamentales.
Hay
aun otro argumento. Aceptemos que un candidato gane la “presidencia”
con estrecho márgen, recibiendo casi el 50% de los votos en contra. Tal
candidato sería un demente o un abusador (o las dos cosas) si pensara
que la mitad “perdedora” puede ser totalmente desestimada y reprimida
por su “gobierno”. Solo a un ilegítimo se le ocurriría gobernar a su
antojo, como si tuviera el apoyo del 100% de la población, negándole a
la mitad del país todo derecho a participar activamente en la
formulación de políticas que nos conciernen a todos. Una “revolución”
impuesta a la mitad del país es, simplemente, una dictadura. Y yo no la
reconozo y lucho contra ella con todos los medios a mi alcance.
Estas
son mis razones y por eso apoyo la insurgencia abierta contra este
régimen y por eso creo que quienes lo apoyan lo hacen o por codicia o
por cobardia.
Si el Dr. Pangloss viera la situación venezolana se echaría a llorar. En el caos que es la Venezuela de Maduro solo los Insulzas aprueban, solo los Ortegas alaban, solo los Schemel endiosan, solo los Roque Valeros cantan, solo los Dudamel conducen, solo los Pepes o las Dilmas protegen, solo los “Santos” colombianos callan, solo los tigres piden diálogo, solo los Danny Glovers aplauden, solo los Menchús se entusiasman, solo los boliburgueses y bolichicos se enriquecen, solo los Giordanis se hacen la ilusión de que gobiernan.
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