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Joaquín Pérez Rodríguez
Blog
Noviembre 10, 2016
Indudablemente que Trump rompió los paradigmas. En mi vida de consultor electoral nunca he visto un candidato que haya hecho tantas cosas opuestas a la tradición de las campañas. Pero ganó. Ahora llega el momento de analizar lo que pasó para sacar conclusiones y para aprender en el proceso.
Muchos hablan del fallo de las encuestas y del voto secreto. No creo en ninguna de los dos. Veamos por qué. Las últimas encuestas nacionales y trackings daban una votación favorable a Hillary, así pasó. Ella ganó la votación general por el mismo porcentaje que vaticinaban los sondeos.
De los estados que podían cambiar, que eran 10, las encuestas fallaron en 5, pero en los otros 45 no se equivocaron. Y de los 5 que vaticinaban equivocadamente un triunfo de Hillary los márgenes eran mínimos, entre 0.3% y 1.1%.
En North Carolina Trafalgar Group y Survey USA, el día antes de las elecciones daban de ganador a Trump entre 5 y 7 puntos, muy cerca de lo que pasó. En Florida, la empresa CIS de Guadalajara en México, daba ganador a Trump. En Pennsylvania, la empresa Harper indicaba un empate.
De los puestos que estaban en juego en el Senado, las encuestas vaticinaron de la siguiente manera: Uno daba empate 3 en Missouri, y ganó el republicano. En dos se equivocaron: Wisconsin y
Pennsylvania. Pero en los otros 7 acertaron. El problema fue que la equivocación o la divergencia se dieron en estados claves, que definieron el resultado a favor de Trump.
Trump comienza un gobierno con licencia para matar. Domina el ejecutivo y el Legislativo, y puede nombrar jueces en la Corte suprema que determinen el rumbo de las decisiones, en el plano legal, por los próximos diez o veinte años. ¿Quién lo puede frenar? Su partido, que en definitiva es el dueño de los votos en el Senado y en la Cámara de Representantes. Lo puede frenar los medios de comunicación; lo puede frenar la calle. Al fin y al cabo el país está partido por la mitad y esta elección polarizó demasiado. A los demócratas les queda un instrumento que también lo puede frenar: la posibilidad de filibustear, o de hablar sin parar durante un debate para que los proyectos de leyes no se puedan aprobar, porque esta técnica hace que el tiempo reglamentario de discusión de cada ley pase y sea rechazada. Para evitar esto los republicanos tienen que contar con 60 votos en el senado y no los tienen.
El golpe de FBI, insinuando que abriría de nuevo la investigación a Hillary por los correos que encontraron en la computadora de su asistente y que eran copias de los ya analizados, se dio en un momento muy preciso que hizo mucho daño. Los resultados de las votaciones anticipadas y por correo se contabilizan primero, por eso Hillary ganaba en casi todos los estados antes de que entraran los votos del día de la votación. La decisión de los primeros votos escrutados no estaba afectada por la noticia del FBI, pero la decisión de los que votaron el último día sí lo estaba y estos fueron masivamente a favor de Trump, lo que neutralizó las ganancias iniciales de Hillary.
¿Qué pasará? Si Trump no elimina el Obamacare, expulsa a los 12 millones de indocumentados, pone presa a Hillary, le hace el muro a México y lo presiona para que lo pague. Si no rompe los acuerdos
internacionales, comerciales y militares, presiona a China con altos aranceles, obliga a las compañías americanas a regresar sus plantas y si no bombardea a ISIS, todo esto en un plazo perentorio después de la toma de posesión, la misma gente que lo puso lo va a sacar en 4 años. Pero si lo hace, esto será un manicomio.
Hay algo que, como consultor de campañas de muchos años y en muchos países, me llama la atención. Los rusos son grandes hackers. Han hackeado en las elecciones de México y de Venezuela, son grandes amigos de gente cercana a Trump y jugaron en esta campaña descaradamente a su favor, hackeando emails de la campaña de Hillary y en el Comité Nacional del Partido Demócrata. Las trampas en México y Venezuela se suelen hacer en lugares rurales, con pocos electores, donde la supervisión es poca, o los controles electrónicos nulos. Así son las regiones ganadas abrumadoramente por Trump en Michigan, Pennsylvania, y Wisconsin, que decidieron el resultado. ¿Pasaría algo raro allí que nunca conoceremos? Se lo dejo a la interpretación de cada cual. Pero de que estas cosas se hacen y se han hecho, no me queda la menor duda.
En fin, que así son las campañas, distintas unas de otras y con resultados que a veces no se pueden predecir con precisión matemática. Esperemos que las instituciones hagan que el talento y la tenacidad de Trump se orienten hacia lo bueno para Estados Unidos. Y que un gran pacto entre los congresistas sensatos del Partido Demócrata y del Partido Republicano sea lo que le ponga la camisa de fuerza a ese huracán que se llama Trump y que, aunque muchos lo deseen, no va a cambiar de estilo a estas alturas de su vida.
Joaquín Alberto Pérez Rodríguez (La Habana, 1940). Adquirió la nacionalidad venezolana en 1970 y la norteamericana en el 2014. Estudió en el Colegio de Belén (1952-57), en la Universidad de la Habana (Ingeniería
Agronómica 1959-60)) y recibió un MPA de la Universidad de Harvard (1986). Combatió en el Movimiento 26 de Julio (1955-59) en el clandestinaje en La Habana. Se separó de la Revolución Cubana en 1960. En febrero de 1960 participó en la primera protesta estudiantil contra la dictadura fidelista, conocida como la manifestación del Parque Central. En ese año se asiló en Venezuela, donde organizó a grupos estudiantiles del partido Copei y Acción Democrática para luchar contra la insurrección comunista que Cuba alentó en Venezuela. A raíz de la crisis de los Misíles abandonó la lucha activa y fundó una hacienda de caña de azúcar en Acarigua, estado Portuguesa. En 1968 fue electo miembro de la asociación de agricultores de Portuguesa y en 1970 presidente de la Federación de agricultores de Venezuela (FEDEAGRO).
Durante el proceso electoral de de 1978, contrató para la campaña de Luis Herrera Campins, de COPEI, al asesor David Garth. Luis Herrera ganó la presidencia y nombró Presidente de la Industria Azucarera y Vice Ministro de Información y Turismo. Joaquin Pérez Rodríguez fue el primer miembro de un gabinete presidencial no nacido en Venezuela. A su salida del Ministerio (1983), viajó a Bruselas como ministro Consejero de la legación venezolana ante la Comunidad Económica Europea.
En 1987 crea la empresa CAMPOL para campañas electorales. Ha trabajado como consultor electoral en Venezuela, Aruba, Bonaire, República Dominicana y El Salvador. En México ha asesorado campañas y gobiernos para el Partido Acción Nacional (PAN) y se desempeñó exitosamente en los triunfos de Vicente Fox y Felipe Calderón. En Estados Unidos ha asesorado en campañas para el sector latino en California, para el Gobernador Grey Davis. En New Jersey, para el Gobernador Jim McGreevey. Durante la campaña interna del partido Demócrata asesoró a Hillary Clinton.
Durante el mes de marzo de 2014 coordinó la primera encuesta política que se ha realizado en Cuba durante los 56 años de dictadura comunista.
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