Editorial Tal Cual
Xavier Coscojuela
Nosotros estamos seguros que el Gobierno no quiere el diálogo ni la negociación que el mismo implica, es algo que le molesta, que lo pone en evidencia ante el mundo, pero es la mejor alternativa que tenemos y hay que mantenerse allí
Los resultados de la primera plenaria entre Gobierno y representantes de la MUd siguen generando debates, discusiones y no pocos insultos entre los sectores democráticos del país.
Se cometieron, en nuestra opinión, errores importantes por parte de los representantes opositores; errores a los cuales les han seguido silencios incomprensibles.
Queremos reiterar nuestro reconocimiento a la valentía de Carlos ocariz y su partido Primero Justicia incluyendo, en esta ocasión a Henrique Capriles, así como también a Jesús "Chúo" torrealba por asumir la responsabilidad ante lo acordado.
Nos sigue llamando la atención el silencio de acción democrática en particular de su presidente Henry ramos allup; de Un Nuevo tiempo que se ha venido manifestando tan partidario del diálogo y del gobernador de lara, Henri Falcón.
Hay que tener presente que ninguno de los acuerdos a los que se llegó en esa mesa de diálogo fue tomado por los representantes de la MUd. Ellos no se gobernaban solos. Sus propuestas fueron consultadas con las direcciones políticas de los respectivos partidos.
Algunos insisten en que no es momento de sentarse a conversar, otros que las últimas decisiones del tribunal Supremo de Justicia son razones para levantarse.
Nosotros estamos seguros que el Gobierno no quiere el diálogo ni la negociación que el mismo implica, es algo que le molesta, que lo pone en evidencia ante el mundo, pero es la mejor alternativa que tenemos y hay que mantenerse allí.
Ahora hay que mirar hacia adelante. Este es el momento para que la alianza opositora se tome unos días e intente recomponerse y reconstruir su unidad, piedra angular de los éxitos alcanzados hasta el momento.
Debe, sobre todo, buscar el mayor consenso posible sobre las políticas a implementar y sobre el camino que se debe recorrer para alcanzarlas y hablarle claro a la gente.
Es preciso reconstruir la coherencia pérdida. Somos conscientes de que no va a poder ser una decisión unánime, pero sí debe tratarse de incluir en ella al mayor número de organizaciones, independientemente de su fortaleza real. El G4 devenido en G3, por la salida voluntaria de Voluntad Popular debe ampliarse lo máximo posible sin tampoco convertirse en un "vente tú".
El pasado 6d se puso en evidencia quién es mayoría en el país. Lo ocurrido durante todo este año solo ha hecho aumentar esa mayoría. Lo dicen todas las encuestas y es fácil comprobarlo en la calle. Sin embargo esa mayoría no ha tenido la fuerza para lograr hacer cumplir la Constitución. El Gobierno y los poderes que controla se han dedicado, con éxito por ahora, a impedir el cambio que exige la mayoría del país. No podemos olvidar que quienes gobiernan no son demócratas y no tienen escrúpulos para usar cualquier mecanismo que les permita mantenerse en el poder.
Lo acordado en la mesa de negociación puede permitir destrancar el juego. Hay que poner al Gobierno frente a las urnas electorales cada vez que se pueda, tanto en elecciones locales, como regionales o nacionales. Pero hay que hacer todo lo necesario para que el chavismo llegue lo más debilitado posible a una jornada electoral.
El Gobierno nuevamente emitió un decreto de emergencia económica que contiene las mismas políticas equivocadas que se han implementado este año y han fracasado como todos pueden constatar cada vez que se hace mercado.
Esas políticas solo pueden generar más descontento.
Por ello uno de los caminos que se debe recorrer, en nuestra opinión, es el de conectarse con la lucha social que se viene librando en Venezuela y darle conducción política. Hay que potenciar esas protestas e ir acumulando fuerzas para seguir dando la pelea.
Es necesario moverle el piso al Gobierno todos los días y, en lo posible, en la mayor parte del territorio nacional. Quien no respeta el voto popular no puede gobernar tranquilamente. Por eso, diálogo y calle son hoy más necesarios que nunca.
Ambos van juntos. Que no se nos olvide.
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