ERNESTO ALVARENGA | EL UNIVERSAL
miércoles 10 de abril de 2013 12:00 AM
Tenemos la gran responsabilidad de acudir, este próximo domingo 14 de abril, a votar de manera masiva. No existe justificativo alguno para ser indiferente, la magnitud de la crisis que hoy nos agobia exige una posición firme, contundente y unitaria. Este evento electoral es, sin duda, uno de los más importantes de la historia, pues no decidiremos entre dos candidatos, esta vez nos enfrentamos a dos opciones antagónicas. Por una parte la democracia y la reconciliación nacional, por otra parte, la sumisión absoluta al régimen de los hermanos Castro, el hambre, el odio y la destrucción del aparato productivo nacional.
Como es bien sabido, para mí la primera y única opción la tiene Henrique Capriles. A lo largo de su carrera política ha demostrado sensatez, ecuanimidad y capacidad de negociación. La amplitud, inclusión y transparencia de su labor están a la vista, su paso por la presidencia de la Cámara de Diputados del extinto Congreso Nacional, es testimonio de ello. El liderazgo de Henrique se ha fortalecido progresivamente, al ritmo de los logros de su gestión, como alcalde de Baruta y como gobernador del estado Miranda. Cuando le tocó ser víctima del terrorismo judicial, se mantuvo firme y no huyó del país. Capriles no ha tenido miedo de enfrentar el poder de la maquinaria del Estado que ha estado al servicio del régimen castro-chavista.
Esta argumentación está motivada por la necesidad que tenemos de ponerle fin a la exclusión, el odio y la violencia sembrada por el régimen. Basta de la burla y engaño del actual gobierno "encargado", sus acciones son ilegítimas, ilegales y absurdas. Se supone que la presidencia es para dar ejemplo y guiar el destino de la nación, en modo alguno debemos permitir que se nos continúe agrediendo. Si no es mucho pedir también quisiéramos que no se siga atropellando el buen uso del lenguaje por parte de quien hoy está encargado del gobierno.
Nuestro país necesita de cada uno de nosotros, nadie está demás. Luego del 14 de abril se abre un ciclo donde el entendimiento debe ser la norma, el diálogo se impone sobre la persecución. De nuevo Capriles y la lucha por la justicia social constituyen la esperanza del cambio que hoy reclama la nación. Este domingo vamos todos a votar.
Como es bien sabido, para mí la primera y única opción la tiene Henrique Capriles. A lo largo de su carrera política ha demostrado sensatez, ecuanimidad y capacidad de negociación. La amplitud, inclusión y transparencia de su labor están a la vista, su paso por la presidencia de la Cámara de Diputados del extinto Congreso Nacional, es testimonio de ello. El liderazgo de Henrique se ha fortalecido progresivamente, al ritmo de los logros de su gestión, como alcalde de Baruta y como gobernador del estado Miranda. Cuando le tocó ser víctima del terrorismo judicial, se mantuvo firme y no huyó del país. Capriles no ha tenido miedo de enfrentar el poder de la maquinaria del Estado que ha estado al servicio del régimen castro-chavista.
Esta argumentación está motivada por la necesidad que tenemos de ponerle fin a la exclusión, el odio y la violencia sembrada por el régimen. Basta de la burla y engaño del actual gobierno "encargado", sus acciones son ilegítimas, ilegales y absurdas. Se supone que la presidencia es para dar ejemplo y guiar el destino de la nación, en modo alguno debemos permitir que se nos continúe agrediendo. Si no es mucho pedir también quisiéramos que no se siga atropellando el buen uso del lenguaje por parte de quien hoy está encargado del gobierno.
Nuestro país necesita de cada uno de nosotros, nadie está demás. Luego del 14 de abril se abre un ciclo donde el entendimiento debe ser la norma, el diálogo se impone sobre la persecución. De nuevo Capriles y la lucha por la justicia social constituyen la esperanza del cambio que hoy reclama la nación. Este domingo vamos todos a votar.
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