Manuel Felipe Sierra
5 Abril, 2013
Las elecciones del 14 de abril ofrecen una nueva oportunidad para que cristalice la victoria de los sectores democráticos en confrontación con el modelo chavista. Un triunfo de la opción de Henrique Capriles Radonski implicaría el comienzo de una transición hacia el restablecimiento de las instituciones y la reconciliación nacional. De ello no ocurrir quedaría abierto el camino para la consolidación y ampliación del caudal electoral obtenido en octubre pasado y que significa una notable fortaleza para futuras batallas. En definitiva, todo tiene que ver con la naturaleza de una consulta que se diferencia de los tradicionales eventos eleccionarios tan comunes para los venezolanos.La próxima votación se asemeja de algún modo a una segunda vuelta después de la reelección de Chávez en octubre. ¿Es posible revertir en pocos meses las tendencias que reflejaron entonces las urnas y que además fue ratificada en diciembre en las elecciones de gobernadores? ¿Hasta dónde ello puede ocurrir en una campaña relámpago de apenas 10 días y un contendor oficialista ejerciendo el poder en condiciones de abierto y obsceno ventajismo? Por supuesto que es posible que ello ocurra si se toman en cuenta 2 factores: la ausencia de Chávez de la nueva competencia (por el carácter de su liderazgo mesiánico) tiene necesariamente consecuencias en el oficialismo hasta ahora fuertemente cohesionado por el carisma y las destrezas del presidente fallecido. Al mismo tiempo, en 5 meses es obvio el agravamiento de los principales problemas nacionales, en particular el fracaso de las políticas económicas que se han traducido en las devaluaciones del bolívar y en un cuadro de desabastecimiento y escasez que se torna cada vez más crítico.
Si finalmente privara el escenario que reflejan las encuestas con una victoria de Maduro, los sectores opositores seguramente verán incrementada su votación alrededor de Capriles Radonski, quien a lo largo de estos meses se ha convertido en una referencia capaz de entusiasmar y sumar adhesiones.
Todo ello representa un activo para eventos electorales futuros como las elecciones de alcaldes y concejales y luego la renovación del Poder Legislativo. Habría que tomar en consideración además que se trata de una elección desigual caracterizada por el control de todos los poderes públicos en una operación de “ventajismo de Estado” y con descarada manipulación de la estructura mediática del régimen. La denuncia de Ramón Guillermo Aveledo sobre irregularidades con el uso de claves para activar máquinas de votación es sólo un dato, quizás no el más importante, sobre la manera como opera la estructura fraudulenta instalada en el Consejo Nacional Electoral. Como en el beisbol, el juego no termina hasta que se hace el tercer out en el noveno inning.
No comments:
Post a Comment