Monday, April 1, 2013

Judas militar

En: http://www.noticierodigital.com/2013/04/judas-militar/

Pablo Aure

1 Abril, 2013
Es de vieja data la tradición de quemar un Judas el domingo de Resurrección. Por lo general, el pueblo escoge personajes de la política, y de esa manera simbólica, manifiesta su rechazo contra quienes lo han traicionado.
Ayer en Venezuela hubo varias quemas. No podía ser de otra manera. Porque si algo tiene este régimen son traidores. Nicolás, con sus mentiras sobre los últimos días del caudillo, y sobre las sesiones de 5 horas que mantuvo con él, ardió de lo bello. Tibisay la del Consejo Nacional Electoral, o Luisa Estela la del Tribunal Supremo de Justicia, fueron achicharradas, al igual que la ministra de asuntos penitenciarios.
Si a mi me hubiese correspondido seleccionar al Judas, mi escogencia era el ministro del poder popular para la defensa. En efecto, no puede haber más “Judas” que un militar que atenta contra la soberanía nacional y traiciona la memoria de nuestros héroes libertadores e incluso de sus propios compañeros de armas que fueron víctimas de la subversión castrocomunista de los 60, hoy aliados del susodicho ministro.
Imposible no verle el rótulo de traidor en la frente a ese ministro de la defensa que hoy recibe órdenes del dictador cubano; que permite izar la bandera de Cuba en instalaciones militares de nuestro país.
No nos cansaremos de denunciar la ruindad en la que ha caído nuestra actual institución militar hollada por oficiales serviles de agentes extranjeros. Muchos militares me han narrado episodios dolorosos y sobre todo la vergüenza que han sentido. Lamentablemente no han podido zafarse del yugo cubano, pero sin perder las esperanzas de algún día poder hacerlo. Me refiero solo al comportamiento de quien supuestamente dirige la institución militar; pues raya en lo infame que el comandante en jefe de la fuerza armada entone el himno de Cuba en actos oficiales.
Frente a los Judas la voluntad
Ante esta cantidad de “Judas” perfectamente reconocidos y reconocibles a distancia, el pueblo entenderá que nos acercamos a la hora de las grandes decisiones: o sucumbir ante la tiranía del Caribe, o resistirse con las armas de la civilidad: el voto. El 14-A tendremos una oportunidad de utilizarlo, y estoy seguro de que el soberano apostará a la sobrevivencia votando a favor del progreso. Debe entender que no basta recibir una “misión” sino que es necesario mantenerla y, más aún, lograr la independencia económica. A la gente le gusta superarse, pero aunque sabe que con este modelo de socialismo del siglo XXI no puede ir más allá de recibir una limosna del gobernante, siente miedo de perderla. Por eso hay que visitar las comunidades y explicar lo que todos sabemos: que a este gobierno no le interesa la gente libre e independiente. Por eso elimina y acaba con las empresas para mantenerlas en la esclavitud convirtiendo al pueblo en mendigo, con el falso discurso de interesarse por los pobres, cuando la realidad de todo esto, es que cada vez los sumerge más en el pozo profundo de la pobreza.
Hazte protagonista de los cambios
Nadie puede sentirse indiferente a lo que nos ocurre. Es el futuro de Venezuela el que está en juego. Tienes autonomía para organizarte para advertirles a tus vecinos el peligro que les acecha.
No esperes que llegue alguien a tu casa para explicarte cómo puedes hacerlo. Conviértete en protagonista de los cambios y líder de ideales verdaderamente libertarios.
No tenemos mucho tiempo para llegarle a todas las comunidades, pero con voluntad, fuerza y perseverancia podremos lograrlo antes del 14 de abril.
Durante toda la Semana Santa estuvimos recorriendo el estado Carabobo junto a Enzo Scarano, alcalde del municipio San Diego y jefe regional del comando Simón Bolívar, realizando asambleas de ciudadanos. A distintas parroquias y municipios acudimos y hablábamos con los vecinos. Muchos de ellos nos confesaban que habían votado por los rojos pero que ahora no lo harían porque Maduro no los convence, y que además porque piensan que cada día la situación en el país se pone más difícil e insegura.
Visitamos diferentes sectores, desde las poblaciones ubicadas en zonas de alta vulnerabilidad económica, hasta aquellos con relativa comodidad pero igualmente acechados por la delincuencia y escasez.
Nuestro mensaje siempre se focalizaba en el llamado a la movilización, a la discusión, y a votar el 14 de abril. Que discutieran con sus vecinos los problemas que padecen; que orientaran el debate, hacia el asunto de los apagones, de la inseguridad, del alto costo de la vida, del desabastecimiento o del desempleo. Que supieran que Capriles abriría mayores oportunidades porque los recursos se invertirían solo en Venezuela y no seguiríamos alimentando a otros países. Que hicieran sus listas para que nadie se quedara sin ejercer el voto.
En Yagua, creo que fue el miércoles Santo, al finalizar la asamblea, una señora tomo la palabra y pronunció un mensaje que me desgarró el alma: nos dijo que a un hijo se lo habían asesinado hacía poco tiempo; que ella no podía votar por problemas con su cédula, pero que tenía una lista de 140 madres que había conocido en el cementerio, las que perdieron también a un familiar de la misma manera como ella había perdido al suyo y que si las llevaría a votar.
Juntos somos la unidad
Les decía que el pueblo apostará a la sobrevivencia, y no hay otra manera de hacerlo sino votando el próximo 14 de abril por Henrique Capriles. Su mensaje es de inclusión y de confraternidad. No abriga el odio, ni mucho menos el resentimiento que tanto daño nos ha hecho. Tampoco enarbola la bandera del fanatismo. No habla de guerra ni de batallas. Llama a la unión. “No somos la mitad, juntos somos la unidad”
Los venezolanos debemos sentirnos muy esperanzados por esta nueva oportunidad, para salir del atraso y mirar hacia el progreso.
Capriles lo ha dicho infinidad de veces: aquí a nadie se le quitará nada; al contrario, los pobres tendrán mayores oportunidades.
No podemos tener dudas que eso será así. Al abrirse los espacios democráticos el país recuperará la confianza. Volverán las inversiones y con ellas las fuentes de empleos.
Capriles también nos ha ofrecido seguridad ciudadana. Nada de eso puede ofrecerlo Nicolás, que en el corto tiempo ha devaluado varias veces la moneda y ha aumentado índices delictivos.
Capriles nos ofrece paz y trabajo; Maduro, por el contrario, nos promete “sangre y fuego”.
Hacia un nuevo amanecer
Cada día que se acerca el 14 de abril, me convenzo más de que Capriles tiene los votos para ganar. No hay ninguna razón para pensar lo contrario. Ya lo hemos dicho: los que votamos el 7-O por Henrique Capriles lo volveremos a hacer el 14-A, podemos aumentar la votación pero jamás bajarla. El oficialismo no puede decir lo mismo.
El 7 de octubre, 6.591.304 venezolanos votamos por Capriles frente a un aparataje gubernamental que utilizó hasta la última gota del poder y del dinero público para conquistar la victoria del presidente fallecido que solo obtuvo 8.191.132. O sea: una diferencia de 1.599.828.
Maduro apela a una foto y un video para hacer campaña en nombre de otro, pero contra él pesa la experiencia vivida sobre el comportamiento del sector oficialista en las elecciones de gobernadores, que a pesar de la desmoralización del sector democrático por la derrota del 7-O, los rojos en 70 días bajaron su votación en un 50%.
Eso significa que hay cuatro millones de venezolanos que el 7-O votó por el difunto, que no sigue línea de nadie. Que solo se movía si era para votar por quien ya no está. Es verdad: el sector democrático también bajó su votación, pero recuerden que Capriles ganó en Miranda. Lo que quiero significar, es que el pueblo si vota por Capriles pero no vota por otro.
Todo esto lo traigo a colación para enfatizar que el 14-A el candidato sigue siendo Capriles frente a alguien impuesto, que repito, pretende recolectar votos con una foto y un video. Ahora pregunto: ¿si cuatro millones de venezolanos no siguieron línea cuando estaba vivo, qué argumentos podemos esgrimir para decir que ahora que está muerto si le harán caso? No lo duden: estamos a las puertas de un nuevo amanecer.

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