HERBERT HUDDE| EL UNIVERSAL
martes 20 de agosto de 2013 12:00 AM
Como Chávez sembró a sus seguidores un irracional odio hacia el capitalismo, sin que ni él ni ellos tuviesen claro en qué consiste el mismo, además de que él nunca definió en qué consiste en lo económico su "socialismo del siglo 21", hay muchas cosas que los chavistas no van a entender nunca (ni Chávez hubiera entendido en su momento), no porque sean cosas difíciles de asimilar, ni por falta de capacidad, sino por aquello de que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Veamos algunas de estas cosas.
-El comunismo/socialismo no sirve; el capitalismo es infinitamente más productivo.
Como referí en un artículo hace unos 4 años, antes de que los países comunistas de Europa se volcaran al capitalismo, estos producían $2.000 per cápita por año, mientras que los capitalistas producían 23.000, 11,5 veces más. Hoy día los excomunistas han multiplicado su producción por hasta más de 10 veces, lo que indica que tenían una camisa de fuerza que no los dejaba ni respirar, que era ese dichoso comunismo. La mucho mayor producción del capitalismo se explica porque en este sistema, si alguien se ingenia y produce algo de alta calidad a buen precio, beneficia a la colectividad, pero ésta lo premia haciéndolo rico, que es lo que todos quieren, mientras que en el comunismo ese incentivo no existe. Conclusión: el comunismo no sirve para un cipote. Eso jamás lo aceptarán los chavistas.
Es claro que el comunismo es mucho más igualitario en el reparto de las cosas, pero ello no compensa su enorme improductividad.
- Los controles de precios son nefastos.
-
Relata M. Friedman que después de la II Guerra los americanos ocupaban Alemania, aunque ésta tenía autoridades alemanas, siendo K. Adenauer el canciller (presidente) y L. Erhard ministro de economía. Los americanos habían obligado a que se controlaran todos los precios. Resultado: no se conseguía nada y la economía estaba paralizada. Una noche KA y LE emitieron un decreto liberando todos los precios, y como por arte de magia apareció de todo, la economía se despertó, y así comenzó lo que luego se conocería como el Milagro Alemán. Esta historia, y muchas otras similares, sería bueno incluirlas en el curso de Elementos de Economía que deberían darle a Maduro, Giordani, Merentes, Samán y otros.
-Los ricos son provechosos para los demás.
Lo único que permite el progreso de los pueblos es la inversión, pues es la que aumenta, no solo la capacidad de producción de bienes y servicios, sino también los empleos disponibles. Sin inversión los países se estancan o retroceden. Y resulta que para que haya inversión algunos tienen que acumular riqueza, y esos son los ricos. Los ricos son los únicos que invierten, generando empleos, productos, etc., porque los pobres simplemente no podemos invertir. Aclaro que me estoy refiriendo a países capitalistas, pues en los comunistas los gobiernos invierten, pero la cosa no funciona, como ya está más que claro para todo el mundo, menos para los chavistas. También aclaro que por supuesto entre los ricos, como en todos los grupos, gremios, etc., hay gente mala, pero como clase, dentro del capitalismo cumplen esa importante y positiva función para el desarrollo. ¿Pero cómo quieren ustedes que los chavistas acepten esto si Chávez les enseñó que ser rico es malo?
-Los empresarios no son una caterva de despiadados explotadores.
Cuando la revolución industrial ciertamente una buena parte de los empresarios eran merecedores de esos y otros calificativos, lo cual llevó a la gente, culminando con la revolución bolchevique, a reaccionar ante la crueldad presente en las fábricas. Pero el empresariado moderno está a años luz de aquellos. Hoy en día, por lo menos las empresas grandes, aquellas a las que más ferozmente odiaba Chávez, tienen una gran conciencia social que se traduce en muchas acciones positivas para todos: tratan excelentemente a sus trabajadores, colaboran con las comunidades donde se asientan, cuidan y mejoran el ambiente, pagan celosamente todos sus impuestos, hacen donaciones y obras benéficas, etc. Esas empresas están manejadas en su mayoría por personas que tienen Maestrías en Administración, en las cuales se inculcan fuertemente las ideas sobre la alta responsabilidad social que debe tener el empresariado. Como en todas las esferas de la actividad humana, hay empresarios malandros, pero no son la tónica dominante, además de que entre el pueblo, sus dirigentes y el Gobierno se pueden combatir eficazmente.
Hay más cosas en la lista de lo que nunca entenderán los chavistas, pero dejémoslo hasta aquí por razones de espacio.
Pienso que si los dirigentes chavistas se deslastraran de las falacias que Chávez les inculcó, y aceptaran sencillas verdades sobre la economía como las arriba expuestas, las cosas mejorarían respecto al devastador panorama que hoy en día tenemos, pero, nuevamente sin intención de aguarles el día, pueden apostar a que nunca lo van a hacer. Sería un milagro si lo hacen.
-El comunismo/socialismo no sirve; el capitalismo es infinitamente más productivo.
Como referí en un artículo hace unos 4 años, antes de que los países comunistas de Europa se volcaran al capitalismo, estos producían $2.000 per cápita por año, mientras que los capitalistas producían 23.000, 11,5 veces más. Hoy día los excomunistas han multiplicado su producción por hasta más de 10 veces, lo que indica que tenían una camisa de fuerza que no los dejaba ni respirar, que era ese dichoso comunismo. La mucho mayor producción del capitalismo se explica porque en este sistema, si alguien se ingenia y produce algo de alta calidad a buen precio, beneficia a la colectividad, pero ésta lo premia haciéndolo rico, que es lo que todos quieren, mientras que en el comunismo ese incentivo no existe. Conclusión: el comunismo no sirve para un cipote. Eso jamás lo aceptarán los chavistas.
Es claro que el comunismo es mucho más igualitario en el reparto de las cosas, pero ello no compensa su enorme improductividad.
- Los controles de precios son nefastos.
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Relata M. Friedman que después de la II Guerra los americanos ocupaban Alemania, aunque ésta tenía autoridades alemanas, siendo K. Adenauer el canciller (presidente) y L. Erhard ministro de economía. Los americanos habían obligado a que se controlaran todos los precios. Resultado: no se conseguía nada y la economía estaba paralizada. Una noche KA y LE emitieron un decreto liberando todos los precios, y como por arte de magia apareció de todo, la economía se despertó, y así comenzó lo que luego se conocería como el Milagro Alemán. Esta historia, y muchas otras similares, sería bueno incluirlas en el curso de Elementos de Economía que deberían darle a Maduro, Giordani, Merentes, Samán y otros.
-Los ricos son provechosos para los demás.
Lo único que permite el progreso de los pueblos es la inversión, pues es la que aumenta, no solo la capacidad de producción de bienes y servicios, sino también los empleos disponibles. Sin inversión los países se estancan o retroceden. Y resulta que para que haya inversión algunos tienen que acumular riqueza, y esos son los ricos. Los ricos son los únicos que invierten, generando empleos, productos, etc., porque los pobres simplemente no podemos invertir. Aclaro que me estoy refiriendo a países capitalistas, pues en los comunistas los gobiernos invierten, pero la cosa no funciona, como ya está más que claro para todo el mundo, menos para los chavistas. También aclaro que por supuesto entre los ricos, como en todos los grupos, gremios, etc., hay gente mala, pero como clase, dentro del capitalismo cumplen esa importante y positiva función para el desarrollo. ¿Pero cómo quieren ustedes que los chavistas acepten esto si Chávez les enseñó que ser rico es malo?
-Los empresarios no son una caterva de despiadados explotadores.
Cuando la revolución industrial ciertamente una buena parte de los empresarios eran merecedores de esos y otros calificativos, lo cual llevó a la gente, culminando con la revolución bolchevique, a reaccionar ante la crueldad presente en las fábricas. Pero el empresariado moderno está a años luz de aquellos. Hoy en día, por lo menos las empresas grandes, aquellas a las que más ferozmente odiaba Chávez, tienen una gran conciencia social que se traduce en muchas acciones positivas para todos: tratan excelentemente a sus trabajadores, colaboran con las comunidades donde se asientan, cuidan y mejoran el ambiente, pagan celosamente todos sus impuestos, hacen donaciones y obras benéficas, etc. Esas empresas están manejadas en su mayoría por personas que tienen Maestrías en Administración, en las cuales se inculcan fuertemente las ideas sobre la alta responsabilidad social que debe tener el empresariado. Como en todas las esferas de la actividad humana, hay empresarios malandros, pero no son la tónica dominante, además de que entre el pueblo, sus dirigentes y el Gobierno se pueden combatir eficazmente.
Hay más cosas en la lista de lo que nunca entenderán los chavistas, pero dejémoslo hasta aquí por razones de espacio.
Pienso que si los dirigentes chavistas se deslastraran de las falacias que Chávez les inculcó, y aceptaran sencillas verdades sobre la economía como las arriba expuestas, las cosas mejorarían respecto al devastador panorama que hoy en día tenemos, pero, nuevamente sin intención de aguarles el día, pueden apostar a que nunca lo van a hacer. Sería un milagro si lo hacen.
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