VÍCTOR SALMERÓN| EL UNIVERSAL
martes 27 de agosto de 2013 12:00 AM
El bolívar se ha convertido en una de las monedas más inestables del planeta y tras la devaluación de febrero que deslizó el tipo de cambio oficial desde 4,30 hasta 6,30 bolívares por dólar, la mayoría de las entidades financieras espera que el gobierno de Nicolás Maduro devalúe nuevamente después de las elecciones de alcaldes previstas para diciembre.
¿En qué se fundamentan estos análisis? El primer síntoma de que el desequilibrio sigue presente es que la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo es de más de 500% y la consecuencia es que la demanda sobre los dólares que asigna Cadivi, percibidos como excesivamente baratos, es prácticamente infinita e insostenible por largo tiempo.
Simultáneamente ocurre que la inflación se ha disparado. Después del avance de 25% en el primer semestre los precios aumentarán este año en torno a 40% y los bolívares compran menos, algo que golpea a los ciudadanos y también a las cuentas públicas.
Por lo tanto, al Gobierno se le hará insuficiente seguir canjeando en el Banco Central los dólares que recibe por la venta de petróleo al tipo de cambio de 6,30 bolívares y, llegado el momento de decidir entre recortar fuertemente el gasto o devaluar, la última opción siempre ha resultado ganadora.
Además, hay que tomar en cuenta que las reservas internacionales, el tanque de dólares que tiene a mano el Gobierno para mantener el tipo de cambio, registran una caída constante y no permitirán alcanzar la estabilidad.
La enfermedad de la economía ha alcanzado tal magnitud que aún con el precio del petróleo a 100 dólares el barril y tras una devaluación en febrero, el país camina hacia otro ajuste el próximo año. ¿Nicolás Maduro cuenta con suficiente piso para enfrentar las consecuencias políticas?
¿En qué se fundamentan estos análisis? El primer síntoma de que el desequilibrio sigue presente es que la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo es de más de 500% y la consecuencia es que la demanda sobre los dólares que asigna Cadivi, percibidos como excesivamente baratos, es prácticamente infinita e insostenible por largo tiempo.
Simultáneamente ocurre que la inflación se ha disparado. Después del avance de 25% en el primer semestre los precios aumentarán este año en torno a 40% y los bolívares compran menos, algo que golpea a los ciudadanos y también a las cuentas públicas.
Por lo tanto, al Gobierno se le hará insuficiente seguir canjeando en el Banco Central los dólares que recibe por la venta de petróleo al tipo de cambio de 6,30 bolívares y, llegado el momento de decidir entre recortar fuertemente el gasto o devaluar, la última opción siempre ha resultado ganadora.
Además, hay que tomar en cuenta que las reservas internacionales, el tanque de dólares que tiene a mano el Gobierno para mantener el tipo de cambio, registran una caída constante y no permitirán alcanzar la estabilidad.
La enfermedad de la economía ha alcanzado tal magnitud que aún con el precio del petróleo a 100 dólares el barril y tras una devaluación en febrero, el país camina hacia otro ajuste el próximo año. ¿Nicolás Maduro cuenta con suficiente piso para enfrentar las consecuencias políticas?
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