FERNANDO OCHOA ANTICH| EL UNIVERSAL
domingo 27 de octubre de 2013 12:00 AM
No me es posible guardar silencio. Hacerlo sería un acto de traición a la Patria que me avergonzaría toda mi vida. Tengo que rechazar con gran firmeza la manera ligera e irresponsable como el Gobierno Nacional ha venido conduciendo las relaciones con Guyana y en particular el problema de la reclamación territorial que, en el marco del Acuerdo de Ginebra, mantiene Venezuela. La patriótica actuación de la Armada de iniciar, de nuevo, el tradicional patrullaje que siempre ha realizado en nuestra zona económica exclusiva condujo a la detención por el patrullero venezolano "Yekuana" del buque RV Teknik Perdana, contratado por la transnacional Anadarko para realizar labores de exploración petrolera. Esa actuación ratificó en mí la fe, que siempre he tenido, en la Fuerza Armada Nacional.
Desde el momento en que se firmó el Acta de San Pedro Alejandrino, entre los presidentes Virgilio Barco y Carlos Andrés Pérez, quedó absolutamente claro que cualquier delimitación territorial venezolana estaba regida por varios principios que se hacían inmodificables por defender de manera intransigente nuestra soberanía: la bilateralidad y la globalidad. Estos principios no sólo son aplicables a la delimitación de las áreas marinas y submarinas en el golfo de Venezuela, sino a cualquier negociación venezolana, como es la planteada con Guyana. Justamente, entre los recientes actos inamistosos de ese país con Venezuela se encuentra la nota dirigida por la canciller Rodríguez al secretario general Ban Ki-moon en respuesta a nuestra nota del 9 de marzo de 2012.
En su nota, la canciller Rodríguez, tiene el descaro de rechazar la tesis venezolana de que "el territorio al oeste del río Esequibo... es objeto de una controversia de soberanía territorial sujeta al Acuerdo de Ginebra... manteniendo que "lo que existe entre Guyana y Venezuela, es una controversia surgida como consecuencia de la contención venezolana de que el Laudo Arbitral de 1899 sobre la frontera entre Venezuela y Guayana Británica es nulo e írrito. El Laudo Arbitral de 1899...estableció definitivamente la frontera entre Guyana y Venezuela". Esa absurda posición deja absolutamente claro que Guyana no aceptará tratar de "encontrar una solución práctica, pacífica y satisfactoria para las partes" como lo establece el Acuerdo de Ginebra.
Hago referencia a tan delicado asunto ya que no logro entender las razones por la cuales el canciller Jaua pudo haber aceptado firmar un comunicado después de la reunión con la canciller Rodríguez en Puerto España en el cual se sostiene, de manera inexplicable, "la satisfacción que sienten por las excelentes relaciones que se han desarrollado entre ambas naciones bajo la presidencia de Nicolás Maduro Moros y Donald Ramotar", reiterando además "que el diálogo y la cooperación son el camino para la solución pacífica de las diferencias entre los Estados" cuando es Guyana la responsable que, después de tantos años, no se haya logrado avanzar en ningún aspecto para encontrar alguna solución a lo planteado en el Acuerdo de Ginebra.
Para colmo, en dicho comunicado se establece "explorar mecanismos en el marco del derecho internacional para abordar el tema de la delimitación marítima" a través de un equipo técnico en los próximos cuatro meses, sin entender que es imposible para Venezuela iniciar una negociación de las áreas marinas y submarinas sin que antes Guyana haya aceptado encontrar una solución "práctica, pacífica y satisfactoria para las partes" como lo establece el Acuerdo de Ginebra, ya que dicha zona en reclamación tiene una amplia costa de 270 kilómetros sobre el Océano Atlántico que produce una enorme proyección marítima. De allí la importancia del principio de la globalidad. Mientras no se resuelva el problema terrestre no es posible delimitar las áreas marinas y submarinas.
La única actuación posible de Venezuela, mientras Guyana no acepte negociar una real solución del diferendo, es mantener su permanente patrullaje en la fachada Atlántica venezolana, como lo ha hecho durante estos 50 años, deteniendo todo barco que intente realizar alguna labor en dicha área. La Fuerza Armada Nacional tiene constitucionalmente la obligación de "garantizar la independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico". Siempre, nuestra Institución Armada ha cumplido cabalmente esa obligación. Recuerden Los Monjes, la hipótesis de Caraballeda y la crisis de la corbeta Caldas. Cumplan con su obligación histórica: respeten y hagan respetar la Constitución Nacional y no decepcionen a nuestro pueblo.
Desde el momento en que se firmó el Acta de San Pedro Alejandrino, entre los presidentes Virgilio Barco y Carlos Andrés Pérez, quedó absolutamente claro que cualquier delimitación territorial venezolana estaba regida por varios principios que se hacían inmodificables por defender de manera intransigente nuestra soberanía: la bilateralidad y la globalidad. Estos principios no sólo son aplicables a la delimitación de las áreas marinas y submarinas en el golfo de Venezuela, sino a cualquier negociación venezolana, como es la planteada con Guyana. Justamente, entre los recientes actos inamistosos de ese país con Venezuela se encuentra la nota dirigida por la canciller Rodríguez al secretario general Ban Ki-moon en respuesta a nuestra nota del 9 de marzo de 2012.
En su nota, la canciller Rodríguez, tiene el descaro de rechazar la tesis venezolana de que "el territorio al oeste del río Esequibo... es objeto de una controversia de soberanía territorial sujeta al Acuerdo de Ginebra... manteniendo que "lo que existe entre Guyana y Venezuela, es una controversia surgida como consecuencia de la contención venezolana de que el Laudo Arbitral de 1899 sobre la frontera entre Venezuela y Guayana Británica es nulo e írrito. El Laudo Arbitral de 1899...estableció definitivamente la frontera entre Guyana y Venezuela". Esa absurda posición deja absolutamente claro que Guyana no aceptará tratar de "encontrar una solución práctica, pacífica y satisfactoria para las partes" como lo establece el Acuerdo de Ginebra.
Hago referencia a tan delicado asunto ya que no logro entender las razones por la cuales el canciller Jaua pudo haber aceptado firmar un comunicado después de la reunión con la canciller Rodríguez en Puerto España en el cual se sostiene, de manera inexplicable, "la satisfacción que sienten por las excelentes relaciones que se han desarrollado entre ambas naciones bajo la presidencia de Nicolás Maduro Moros y Donald Ramotar", reiterando además "que el diálogo y la cooperación son el camino para la solución pacífica de las diferencias entre los Estados" cuando es Guyana la responsable que, después de tantos años, no se haya logrado avanzar en ningún aspecto para encontrar alguna solución a lo planteado en el Acuerdo de Ginebra.
Para colmo, en dicho comunicado se establece "explorar mecanismos en el marco del derecho internacional para abordar el tema de la delimitación marítima" a través de un equipo técnico en los próximos cuatro meses, sin entender que es imposible para Venezuela iniciar una negociación de las áreas marinas y submarinas sin que antes Guyana haya aceptado encontrar una solución "práctica, pacífica y satisfactoria para las partes" como lo establece el Acuerdo de Ginebra, ya que dicha zona en reclamación tiene una amplia costa de 270 kilómetros sobre el Océano Atlántico que produce una enorme proyección marítima. De allí la importancia del principio de la globalidad. Mientras no se resuelva el problema terrestre no es posible delimitar las áreas marinas y submarinas.
La única actuación posible de Venezuela, mientras Guyana no acepte negociar una real solución del diferendo, es mantener su permanente patrullaje en la fachada Atlántica venezolana, como lo ha hecho durante estos 50 años, deteniendo todo barco que intente realizar alguna labor en dicha área. La Fuerza Armada Nacional tiene constitucionalmente la obligación de "garantizar la independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico". Siempre, nuestra Institución Armada ha cumplido cabalmente esa obligación. Recuerden Los Monjes, la hipótesis de Caraballeda y la crisis de la corbeta Caldas. Cumplan con su obligación histórica: respeten y hagan respetar la Constitución Nacional y no decepcionen a nuestro pueblo.
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