MARCOS CARRILLO| EL UNIVERSAL
viernes 18 de octubre de 2013 12:00 AM
El horror castrista se sigue apoderando del país, cada vez con más desparpajo y con menos resistencia de las mermadas fuerzas democráticas. Tres hechos ocurridos en menos de siete días corroboran esta afirmación.
La semana pasada se creó el Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria (Cesppa). Su propio decreto de creación dispone que el órgano "solicitará, organizará, integrará y evaluará las informaciones de interés para el nivel estratégico de la nación, asociadas a la actividad enemiga interna y externa..."; además, todo ente privado está obligado a suministrar la información que ese centro requiera. En el Estado totalitario y delincuente en que vivimos es más que evidente que éste será un órgano de represión y espionaje de la ciudadanía, así como una herramienta de extorsión.
De la mano del decreto, Maduro solicita que en la habilitante le den poderes para combatir el "financiamiento político ilegal". Esta ha sido una aspiración que el totalitarismo castro-chavista ha tenido desde hace años. En 2006 pretendieron erradicar la cooperación internacional no sólo para partidos políticos sino para las ONG. Gracias a una enorme presión de este sector y de la comunidad internacional, la ley no fue aprobada. No obstante, en 2010 se aprobó la ley de soberanía política y autodeterminación nacional, en la que se penaliza el financiamiento internacional de organizaciones con fines políticos. Toda esta legislación va descaradamente dirigida a la criminalización de la disidencia política y a su definitivo sometimiento.
Aunado a esto, el comandante general del ejército declaró esta semana que "la FAN está preparada para acompañar a Maduro en las medidas que tenga que tomar". La afirmación es una abierta amenaza a la ciudadanía, es una manera de decir que se someterá por la fuerza a quienes se manifiesten contra el gobierno y sus erradas políticas.
El camino que sigue Venezuela es el de sumirnos en las reglas que impone la más humillante de las dictaduras que haya existido en Latinoamérica, la de los Castro. El modelo que empezó a implementar Chávez y que su naturaleza cobarde impidió que lo terminara, se realiza ahora aceleradamente por el ejército de ocupación cubano que gobierna a Venezuela, con la ayuda de venezolanos insignificantes que están en el gobierno y ante la mirada complaciente de una FAN pusilánime y de una sociedad civil adormecida. El totalitarismo en Venezuela no es una amenaza, es una realidad.
La semana pasada se creó el Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria (Cesppa). Su propio decreto de creación dispone que el órgano "solicitará, organizará, integrará y evaluará las informaciones de interés para el nivel estratégico de la nación, asociadas a la actividad enemiga interna y externa..."; además, todo ente privado está obligado a suministrar la información que ese centro requiera. En el Estado totalitario y delincuente en que vivimos es más que evidente que éste será un órgano de represión y espionaje de la ciudadanía, así como una herramienta de extorsión.
De la mano del decreto, Maduro solicita que en la habilitante le den poderes para combatir el "financiamiento político ilegal". Esta ha sido una aspiración que el totalitarismo castro-chavista ha tenido desde hace años. En 2006 pretendieron erradicar la cooperación internacional no sólo para partidos políticos sino para las ONG. Gracias a una enorme presión de este sector y de la comunidad internacional, la ley no fue aprobada. No obstante, en 2010 se aprobó la ley de soberanía política y autodeterminación nacional, en la que se penaliza el financiamiento internacional de organizaciones con fines políticos. Toda esta legislación va descaradamente dirigida a la criminalización de la disidencia política y a su definitivo sometimiento.
Aunado a esto, el comandante general del ejército declaró esta semana que "la FAN está preparada para acompañar a Maduro en las medidas que tenga que tomar". La afirmación es una abierta amenaza a la ciudadanía, es una manera de decir que se someterá por la fuerza a quienes se manifiesten contra el gobierno y sus erradas políticas.
El camino que sigue Venezuela es el de sumirnos en las reglas que impone la más humillante de las dictaduras que haya existido en Latinoamérica, la de los Castro. El modelo que empezó a implementar Chávez y que su naturaleza cobarde impidió que lo terminara, se realiza ahora aceleradamente por el ejército de ocupación cubano que gobierna a Venezuela, con la ayuda de venezolanos insignificantes que están en el gobierno y ante la mirada complaciente de una FAN pusilánime y de una sociedad civil adormecida. El totalitarismo en Venezuela no es una amenaza, es una realidad.
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