En: http://www.lapatilla.com/site/2013/10/29/jose-machillanda-operaciones-militares-fraudulentas-y-gobierno-enganoso/
José Machillanda
Los precipitados, nerviosos e incoherentes anuncios por parte del elemento armado convencional de Venezuela sobre la interdicción, destrucción, aniquilamiento y captura de grandes porciones de cocaína; destrucción de equipos y eliminación de aviones —expresados por el comando estratégico operacional y otras autoridades político-militares— parecen prueba inequívoca de la improvisación y desconcierto del desgobierno de Nicolás Maduro y sus supuestas acciones armadas tramposas, para tratar de mostrar una reacción del gobierno frente a la invasión del narcotráfico en Venezuela. Las acciones militares anunciadas de manera imprevista y sorpresiva han creado en la delicada coyuntura del país numerosos comentarios, sospechas y burlas, además, especulaciones, juicios y comentarios sobre la manifiesta perversa relación entre el gobierno tutelado y el elemento militar.
Los anuncios imprevistos y nerviosos comprometen a la cúpula militar sometida, que sin salida ante su irresponsable y ausente función de vigilancia, hacen que Venezuela se entienda como un estado precario, débil e incapaz. Todo esto para conducir en forma preventiva y con una definida estrategia, operaciones de búsqueda, vigilancia y captura en forma inteligente y de acuerdo a la doctrina que tiene que ser empleada frente al narcotráfico como parte de la guerra a la economía paralela. La cúpula militar no puede disimular su incierta conducta frente a la teoría de las nuevas guerras, por lo tanto no es atrevido pensar que hasta hoy hubiesen terminado por considerar al narcotráfico como una “real nueva amenaza”. La cúpula en un sin sentido se prepara para una guerra popular de largo aliento, sin comprender que Venezuela es objetivo de la guerra paralela y su elemento militar muestra una franca regresión por la vía de un modelo militar reduccionista, que se alista para una guerra del siglo XIX cuando vive en el siglo XXI.
La improvisación, el encubrimiento y las operaciones fraudulentas hasta ahora reseñadas, muestran a una comparsa formada por el desgobierno de Nicolás Maduro y el compromiso de una cúpula militar con un elemento armado que de manera aparatosa e inverosímil —casi como una mala obra de teatro— muestra a militares y operaciones armadas en supuestas acciones aéreas, navales y terrestres, con ejecutorias harto primitivas, que no permiten verificar el enrutamiento doctrinario y adecuado en cuanto a organización, operación y resultados que expliquen de manera diáfana las posibles acciones militares para destruir la logística del narcotráfico que opera en la alacena de Venezuela, protegida por los dos carteles del narco-militarismo venezolano que se conocen como el Cartel de los Soles y el Cartel Bolivariano.
El desgobierno de Nicolás Maduro y el elemento militar armado con su cúpula militar sumisa, han mostrado evidentemente que son inhábiles. La inhabilidad se muestra al verificar un elemento armado inapropiado, desentrenado e inoperativo que está afectado por una grave ingobernabilidad interna, lo cual lo incapacita para el ejercicio de complejos asuntos militares por falta de dominio, de inteligencia adecuada, equipamiento apropiado, entrenamiento previo, destreza operacional y sobre todo, una elevada moral combativa. Casi todos los venezolanos piensan que esas acciones son fintas improvisadas, dolosas y falaces, por cuanto la organización militar se ha alejado del contenido de las ciencias militares, no se les conoce una concepción estratégica, no tienen una planificación operacional como corresponde y han sido llamados públicamente para que se encarguen del gobierno militar de calle.
El elemento armado se ha puesto al servicio del gobierno y funciona como un “paraban operacional” para tratar de engañar con operaciones frente al narcotráfico, a la población venezolana, a la opinión pública nacional y sobre todo a la opinión internacional. La combinación de los gobiernos de Chávez y Maduro ha activado su maquinaria comunicacional para mentir, simulando una reacción del estado como ente responsable pero, ¿Cómo puede ser esto creíble?, si no existe Comandante en Jefe, la ingobernabilidad militar es máxima, no existen planes de alerta temprana, nunca se han efectuado maniobras conjuntas, no existe un sistema de comunicaciones con escalón estratégico y finalmente, lo más crítico; el elemento armado no posee un programa de operaciones de vigilancia y alarma temprana. Por todo ello, todas las acciones y maniobras comunicacionales del gobierno y la cúpula militar están bajo sospecha.
El elemento armado aparece de manera fraudulenta al lado de un poder político que no ha definido la gran estrategia ni la estrategia dura, en especial, frente a este tipo de operaciones que se corresponden con la doctrina de las nuevas guerras. Nuevas guerras que no emplean a las fuerzas armadas convencionales por cuanto las operaciones que requiere este tipo de amenaza —en especial el narcotráfico—, tienen que enfrentar a su lógica, que es la del dólar-droga y para la cual se necesitan recursos tecnológicos inimaginables y recursos humanos altamente tecnificados y con un máximo de adiestramiento. Por el contrario, el elemento militar venezolano desde la toma de la Presidencia por Chávez y ahora con Maduro, ha seguido insistiendo que el elemento militar debe prepararse para una guerra popular y en el momento actual está ocupándose del gobierno militar de calle.
Un elemento armado cuya responsabilidad es el gobierno militar de calle, deja claro que los resultados de sus supuestas operaciones son fraudulentas, porque todavía ni siquiera ha podido entender el nivel de invasión que ha realizado el narcotráfico sobre el territorio nacional, sobre el cuerpo social y sobre importantes y críticas instituciones como la financiera; sin comprender la magnitud y la gravedad de la amenaza y del enemigo, se atreven de manera simplista y lineal a describir acciones aéreas inciertas, operaciones de decomiso poco creíbles y actividades de control de tráfico de combustible y preceptores poco ciertos. El elemento armado y el gobierno se alejaron de la polemología, se alejaron de la estrategia, no entienden de las nuevas guerras, no conocen las nuevas amenazas, porque para lo que le ha interesado el elemento militar bajo el mando de una cúpula militar sometida, es para que cumplan funciones auxiliares y subsidiarias en el gobierno, con lo cual el elemento armado está incapacitado para hacer la defensa. Venezuela parece un elemento militar chatarra.
Elemento militar chatarra que no tiene capacidad para localizar, vigilar, contener y destruir al narcotráfico como enemigo. Si intentara y tuviera que hacerlo, tendría que tener una organización C4ISR pero además, la decisión de un poder político que se orientase por una estrategia vinculada a la lucha internacional al flagelo del narcotráfico, como parte de la economía paralela y las acciones militares con fuerzas convencionales debidamente adiestradas, tendrían que tener jefes militares con autorictas que pareciese que no están presentes en la Venezuela actual, ya que los jefes actuales están ocupados del gobierno y casi de la responsabilidades de un estado guarnición. Así, la cúpula militar sometida de los últimos tres años —incluyendo la actual— tendrán que responderle a la historia, a la nación venezolana y a su propia institución por tan graves desatinos.
Los improvisados e inverosímiles anuncios comprometen en extremo a la cúpula militar sometida que se ha vuelto a equivocar a partir de los últimos 10 días atrás, siendo parte de declaraciones que se esfuerzan en dejar un mensaje de responsabilidad por parte de esa organización que no está sustentado, ni en la polemología, ni en la estrategia y mucho menos en unas relaciones civiles militares objetivas. Esas acciones fraudulentas que han sido publicitadas como éxitos frente al narcotráfico en las condiciones reales del elemento armado C3, son sencillamente inexplicables e imposibles. Cuanto han creado estas declaraciones de la cúpula son desmentidos críticos, ácidas censuras por una importante masa de venezolanos que están asqueados del servilismo por parte de una institución costosa peligrosa y delicada, que está obligada a tener apresto operacional para cumplir con la defensa hasta frente al narcotráfico como enemigo. Y no pueden.
La cúpula militar, esa que pasivamente o festivamente se ha incorporado a estos fraudulentos anuncios, en algún momento tendrá que explicar cómo es que opera la gran estrategia y la estrategia dura actualmente. Cómo es que el elemento armado está preparándose para una guerra popular y nunca se consideró la real nueva amenaza del narcotráfico. Cómo es que el elemento armado está al servicio de un gobierno para cumplir funciones subsidiarias y ejercer el gobierno militar de calle. Igualmente, tendrá que explicarle al cuerpo socialvenezolano porqué a lo interno de la organización se subestima la logística y cómo podría operar un componente altamente dependiente del Imperio Chino y de Rusia sin logística.
La cúpula militar está comprometida. Comprometida como institución, comprometida como organización y comprometida como cuerpo que debe brindarle defensa al Estado-Nación Venezolano. Resulta inexplicable la realización aparatosa de acciones fraudulentas supuestamente en contra del narcotráfico, pero más vergonzoso y doloroso es el hiato que intenta hacer con el gobierno engañoso y estafador de Nicolás Maduro. En tal sentido, tendrá que explicarle en atención a su responsabilidad ante la sociedad de la cual deviene y a la cual regresará, cómo es que toda una organización pudo colocarse al servicio del gobierno para intentar un engaño al cuerpo social venezolano y como si fuera poco de espaldas a la defensa, violando la doctrina militar. He aquí una manifiesta ausencia de responsabilidad ética del elemento armado, una torpeza de la cúpula militar que lo dirige y un sin sentido frente a país y la región, ya que creyeron que podían engañar a todos estos actores cuando está de bulto que las realizaciones de Nicolás Maduro y de la cúpula militar sometida, constituyen expresiones extremas de la ingobernabilidad, inestabilidad y casi conflicto social con lo cual estaríamos en presencia de una híper crisis con grave riesgo del orden y la paz para el estado nación venezolano. Y mientras tanto toda la sociedad y los demócratas que son muchos continúan enjuiciando esta opereta política primitiva.
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