MIGUEL SANMARTÍN| EL UNIVERSAL
sábado 19 de octubre de 2013 12:00 AM
El retiro de algunas transnacionales petroleras de la sociedad que mantenían con Pdvsa en los proyectos de la Faja del Orinoco es la más reciente, contundente e irrebatible demostración del fracaso (previsible y advertido) del modelo económico socialista importado de La Habana e impulsado por el difunto.
Las primeras evidencias del descalabro que implicaría el capitalismo de Estado vernáculo-cubano -muchos de los proyectos fueron manejados por militares- y las consecuencias (nefastas) del simultáneo-premeditado exterminio del empresariado privado nacional se tuvieron con la descapitalización, ineficiencia, improductividad, conflictividad laboral y corrupción que pronto contaminó las empresas expropiadas o nacionalizadas por el régimen autocrático en estos quince años de deterioro continuado.
Hoy no hay en el país un solo caso medianamente exitoso, que se pueda exponer como ejemplo, de empresas socialistas eficientes (en cualquiera de sus modelos, formatos o actividades) que aconseje continuar en el empeño perruno de cubanizar a Venezuela, como parece ser la obsesión del heredero y sus acólitos más radicales enquistados en el gobierno.
Ante el fracaso de la receta cubana, Pdvsa -vale decir, Rafael Ramírez, recientemente ungido como gran cacao del área económica- no tuvo más remedio que "flexibilizar" las normas convenidas, dicho en otro dialecto, hacerle cosquillitas en la barriguita a la "oligarquía parasitaria" que dirige las petroleras foráneas socias en la Faja, en este caso chinas y rusas, que también se rigen por patrones neoliberales, para que no se fueran con su música (taladros y dólares) a extraer el cochino petróleo en otros lares.
La enseñanza restregada por la salvaje realidad -que implicó el recule monumental, inevitable y, de momento, le aplicó el freno de mano a la estampida de los socios petroleros, peseteros como los gringos o cualquier otro aliado externo, imperialista- pareciera no encajar -o no están dispuestos los revolucionarios a ensayarlo- en otras áreas igualmente críticas, colapsadas, de la economía nacional.
La crisis económica derivada de los efectos del Socialismo del Siglo XXI, entre otros la necrosis de Pdvsa y la falta de divisas para cubrir las importaciones, de las cuales depende totalmente el país, creó una situación explosiva que el gobierno intentará paliar con la Ley Habilitante solicitada por Miraflores a la AN. Falta ver cómo la aplicará. ¿Con raciocinio o sectarismo? Vienen ajustes económicos muy fuertes: devaluación y aumento de tarifas. Pero también es indispensable, como en el sector petrolero, la flexibilización de condiciones para que el sector privado pueda trabajar y aportar sin sentirse amenazado.
Las primeras evidencias del descalabro que implicaría el capitalismo de Estado vernáculo-cubano -muchos de los proyectos fueron manejados por militares- y las consecuencias (nefastas) del simultáneo-premeditado exterminio del empresariado privado nacional se tuvieron con la descapitalización, ineficiencia, improductividad, conflictividad laboral y corrupción que pronto contaminó las empresas expropiadas o nacionalizadas por el régimen autocrático en estos quince años de deterioro continuado.
Hoy no hay en el país un solo caso medianamente exitoso, que se pueda exponer como ejemplo, de empresas socialistas eficientes (en cualquiera de sus modelos, formatos o actividades) que aconseje continuar en el empeño perruno de cubanizar a Venezuela, como parece ser la obsesión del heredero y sus acólitos más radicales enquistados en el gobierno.
Ante el fracaso de la receta cubana, Pdvsa -vale decir, Rafael Ramírez, recientemente ungido como gran cacao del área económica- no tuvo más remedio que "flexibilizar" las normas convenidas, dicho en otro dialecto, hacerle cosquillitas en la barriguita a la "oligarquía parasitaria" que dirige las petroleras foráneas socias en la Faja, en este caso chinas y rusas, que también se rigen por patrones neoliberales, para que no se fueran con su música (taladros y dólares) a extraer el cochino petróleo en otros lares.
La enseñanza restregada por la salvaje realidad -que implicó el recule monumental, inevitable y, de momento, le aplicó el freno de mano a la estampida de los socios petroleros, peseteros como los gringos o cualquier otro aliado externo, imperialista- pareciera no encajar -o no están dispuestos los revolucionarios a ensayarlo- en otras áreas igualmente críticas, colapsadas, de la economía nacional.
La crisis económica derivada de los efectos del Socialismo del Siglo XXI, entre otros la necrosis de Pdvsa y la falta de divisas para cubrir las importaciones, de las cuales depende totalmente el país, creó una situación explosiva que el gobierno intentará paliar con la Ley Habilitante solicitada por Miraflores a la AN. Falta ver cómo la aplicará. ¿Con raciocinio o sectarismo? Vienen ajustes económicos muy fuertes: devaluación y aumento de tarifas. Pero también es indispensable, como en el sector petrolero, la flexibilización de condiciones para que el sector privado pueda trabajar y aportar sin sentirse amenazado.
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