JUAN MARCOS COLMENARES| EL UNIVERSAL
domingo 20 de octubre de 2013 12:00 AM
La situación de Venezuela es crítica y muy peligrosa. La realidad es que ya la economía no da para más. Tenemos la inflación más alta del mundo, que cerrará este año con una hiperinflación de 58%; el crecimiento será de 1% o menos; las reservas efectivas rondan los 800 millones de dólares y las reservas internacionales están en su nivel más bajo en los últimos 60 años.
Los paros, protestas, huelgas y manifestaciones se han multiplicado en los últimos tiempos. El gobierno está quebrado y ha acudido a endeudamiento externo, emisión de bonos de deuda pública y préstamos a China. En todo el territorio nacional escasean las medicinas, harina de maíz y de trigo, pollo, papel tualé, servilletas, arroz, leche, mantequilla, café y todos los alimentos primarios. La mitad de los hogares rayan en la pobreza, 3 millones de venezolanos en pobreza extrema, altos índices de desempleo y buhonerismo.
Existe una política de regulación y control de precios en alimentos y otros productos, que solo se ha traducido en inflación y escasez; por cuanto nadie produce cuando los costos son superiores a los precios regulados. Durante su vigencia los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas se han incrementado 483,55% y la inflación general ha sido de 199,15%.
Tenemos un perverso control de cambios que no ha servido para nada. No ha logrado frenar la fuga de capitales, ha disparado las importaciones y ha distorsionado la economía con tres niveles de tipos de cambio (el oficial, el de subasta Sicad y el del mercado negro). Este control únicamente nos ha llevado a tres intencionadas y perversas devaluaciones acordadas por el gobierno, con la única finalidad de aumentar los ingresos fiscales.
Venezuela también tiene hoy el riesgo país más alto del mundo, teniendo que cancelar una tasa de interés de 10,12% por encima de lo que paga Estados Unidos, que es la nación que se financia al menor costo. Nuestro riesgo país supera al de Argentina, a pesar de que el barril de petróleo está a más de $100. Después de Venezuela, Argentina tendría que cancelar 8,85% y Bielorrusia 8,25%; y muy lejos están países como Colombia y Chile que solamente pagan 1,6% y 1,5%.
En estos últimos 14 años, más de 100.000 empresas han sido destruidas, expropiadas, intervenidas y confiscadas. Se han expropiado haciendas productivas convirtiéndolas en monte y culebra.
La economía venezolana está destrozada y la industria petrolera también. La producción total de Pdvsa es de 2,87 millones de barriles diarios; pero solo se cobran 1,74 millones de barriles, porque el resto es para el pago de la deuda con China y lo que se le regala a Cuba, Nicaragua y otros países. Por lo tanto, ya no hay dólares ni divisas.
Cuando contamos con enormes ingresos petroleros, perdimos 14 años de oportunidades y despilfarramos más de 2 billones de dólares; mientras otros países lograron crecer alcanzando prosperidad. Países arruinados por las guerras, como Vietnam y El Salvador, o destruidos por las guerrillas como Colombia, han avanzado y progresado. Naciones como China, India, Chile y Brasil han conseguido grandes progresos; pero nosotros tenemos tres lustros retrocediendo.
En jornadas de reflexión y ejercicios de simulación en Vente-Zulia, nos hemos planteado la pregunta: "Y ahora ¿qué hacemos?" Y el resultado ha sido: Que necesitamos un cambio urgente de la política económica y un cambio inmediato de rumbo. Pero para cambiar de rumbo tenemos que cambiar de gobierno. No tenemos ninguna otra alternativa.
Venezuela no aguanta esperar 6 años por unas nuevas elecciones, ni podemos esperar 3 años por un referéndum revocatorio. El cambio debe ser ya. ¡YA BASTA!
Abogado, Miembro de Vente Venezuela
Los paros, protestas, huelgas y manifestaciones se han multiplicado en los últimos tiempos. El gobierno está quebrado y ha acudido a endeudamiento externo, emisión de bonos de deuda pública y préstamos a China. En todo el territorio nacional escasean las medicinas, harina de maíz y de trigo, pollo, papel tualé, servilletas, arroz, leche, mantequilla, café y todos los alimentos primarios. La mitad de los hogares rayan en la pobreza, 3 millones de venezolanos en pobreza extrema, altos índices de desempleo y buhonerismo.
Existe una política de regulación y control de precios en alimentos y otros productos, que solo se ha traducido en inflación y escasez; por cuanto nadie produce cuando los costos son superiores a los precios regulados. Durante su vigencia los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas se han incrementado 483,55% y la inflación general ha sido de 199,15%.
Tenemos un perverso control de cambios que no ha servido para nada. No ha logrado frenar la fuga de capitales, ha disparado las importaciones y ha distorsionado la economía con tres niveles de tipos de cambio (el oficial, el de subasta Sicad y el del mercado negro). Este control únicamente nos ha llevado a tres intencionadas y perversas devaluaciones acordadas por el gobierno, con la única finalidad de aumentar los ingresos fiscales.
Venezuela también tiene hoy el riesgo país más alto del mundo, teniendo que cancelar una tasa de interés de 10,12% por encima de lo que paga Estados Unidos, que es la nación que se financia al menor costo. Nuestro riesgo país supera al de Argentina, a pesar de que el barril de petróleo está a más de $100. Después de Venezuela, Argentina tendría que cancelar 8,85% y Bielorrusia 8,25%; y muy lejos están países como Colombia y Chile que solamente pagan 1,6% y 1,5%.
En estos últimos 14 años, más de 100.000 empresas han sido destruidas, expropiadas, intervenidas y confiscadas. Se han expropiado haciendas productivas convirtiéndolas en monte y culebra.
La economía venezolana está destrozada y la industria petrolera también. La producción total de Pdvsa es de 2,87 millones de barriles diarios; pero solo se cobran 1,74 millones de barriles, porque el resto es para el pago de la deuda con China y lo que se le regala a Cuba, Nicaragua y otros países. Por lo tanto, ya no hay dólares ni divisas.
Cuando contamos con enormes ingresos petroleros, perdimos 14 años de oportunidades y despilfarramos más de 2 billones de dólares; mientras otros países lograron crecer alcanzando prosperidad. Países arruinados por las guerras, como Vietnam y El Salvador, o destruidos por las guerrillas como Colombia, han avanzado y progresado. Naciones como China, India, Chile y Brasil han conseguido grandes progresos; pero nosotros tenemos tres lustros retrocediendo.
En jornadas de reflexión y ejercicios de simulación en Vente-Zulia, nos hemos planteado la pregunta: "Y ahora ¿qué hacemos?" Y el resultado ha sido: Que necesitamos un cambio urgente de la política económica y un cambio inmediato de rumbo. Pero para cambiar de rumbo tenemos que cambiar de gobierno. No tenemos ninguna otra alternativa.
Venezuela no aguanta esperar 6 años por unas nuevas elecciones, ni podemos esperar 3 años por un referéndum revocatorio. El cambio debe ser ya. ¡YA BASTA!
Abogado, Miembro de Vente Venezuela
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