Gustavo Gómez Azocar
¿Dónde consiguen los delincuentes las granadas que han estado lanzando en los últimos días contra las oficinas de la Policía? ¿Será que uno puede ir al supermercado, a la bodega, al abasto, a la farmacia o a la quincalla de la esquina y comprar una granada? ¿Quién o quiénes están detrás del negocio de la compra venta de granadas en Venezuela? ¿Las granadas se venden a precio de mercado libre o a precio regulado?
Cuesta creerlo, pero es así: en Venezuela es mucho más fácil comprar una granada fragmentaria, que comprar comida. Si usted quiere adquirir arroz, azúcar, café, harina pan o leche, tiene que hacer cola, durante 2 y 3 horas, a veces bajo el sol, a veces bajo la lluvia, para que le puedan vender uno de estos artículos. Claro, primero tiene que cerciorarse de que ese día, las ventas correspondan a su número de cédula, porque en la Venezuela revolucionaria, socialista y bolivariana, ahora los productos se venden cada día dependiendo del último número de su cédula de identidad.
Si usted tiene que adquirir pañales desechables, la cosa es muchísimo más complicada: tiene que llevar copia del acta de nacimiento del niño, y si es necesario, llevarse también al niño, para que el oficial de la GNB que seguramente estará en la puerta, vea que el niño es de verdad y no producto de una impresora 4D. Lo único que le ha faltado a las mentes inteligentes del gobierno venezolano, para impedir que exista el supuesto bachaqueo con los pañales, es que las madres lleven una muestra de orina y pupú del carajito, para que el vendedor compruebe que su chamo necesita el pañal para que no haga sus necesidades en el piso.
Pero mientras los venezolanos sufrimos todos los días para comprar comida, jabón para lavar y pañales, los delincuentes no parecen tener problemas para adquirir pistolas, ametralladoras, fusiles AK47, balas de todos los calibres y más recientemente, granadas fragmentarias con las cuales atacar a la policía y cometer sus fechorías. Tal parece que la Superintendencia de Precios Justos no ha regulado los precios de las granadas. Fíjese que curioso: para comprar comida, usted necesita una cédula de identidad vigente. Para comprar armas y explosivos no se necesita cédula de identidad. Y algo mucho mejor: no hay que hacer colas.
En las últimas semanas, los venezolanos hemos sido sorprendidos por las noticias que hablan del uso de granadas en actividades propias del hampa común. Los diarios informaron que en apenas 48 horas, cinco dependencias policiales fueron atacadas, en diferentes partes del país, con granadas de mano, unos artefactos explosivos que, de acuerdo con las leyes venezolanas, son de uso exclusivo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
Una rápida revisión hemerográfica nos muestra que, entre febrero y septiembre de 2015, se han registrado en el país al menos una veintena de incidentes en los cuales se haya involucrada una granada. Los delincuentes venezolanos cargan granadas en sus bolsillos, y las utilizan como quien se toma una aspirina todos los días.
El10 de febrero, en la avenida Rómulo Gallegos, en Caracas, se produjo un enfrentamiento entre delincuentes y funcionarios de Polisucre. El hecho terminó con 6 policías heridos y un vehículo incendiado por la explosión de una granada.
El12 de febrero, en la Población de Yare, en Miranda, un par de motorizados lanzaron una granada contra funcionarios de la Policía que habían instalado un punto de control para verificar documentados de identidad. Uno de los uniformados resultó herido.
El 16 de febrero, en la zona 6 del barrio José Félix Ribas de Petare, se produjo un enfrentamiento entre funcionarios de la Policía Científica y varios delincuentes. Los antisociales lanzaron una granada que impactó una vivienda.
A mediados de marzo, un adolescente y otra persona fallecieron en el sector de Guaicoco, municipio Sucre del estado Miranda, cuando el muchacho manipulaba una granada explosiva delante de un grupo de vecinos, y le estalló en las manos. Ocho personas más resultaron heridas en el mismo hecho.
A principios de abril una mujer y un hombre resultaron heridos en la población de Santa Eulalia, en el municipio Independencia del estado Miranda, cuando les estalló una granada que manipulaban dentro de una vivienda.
El 26 de abril otro grupo criminal atacó con una granada la sede de la comisaría de El Macaro, en el estado Aragua, en venganza por la detención de varios de sus Miembros.
El 27 de abril, en el Complejo urbanístico Ciudad Betania II, construido por la Gran Misión Vivienda, un grupo de delincuentes mató, con una granada, a un funcionario de la Guardia Nacional identificado como Ensoni Mendoza. En el hecho también murieron tres de los antisociales.
Septiembre fue el mes de las granadas. En apenas dos días, diez personas, entre ellos seis funcionarios de policía y cuatro civiles, resultaron heridos por un ataque con dos granadas perpetrado contra las instalaciones de una comisaría de la Policía, en la urbanización Las Mercedes, municipio Baruta, Caracas.
La agencia de noticias AFP informó que “en menos de 48 horas se han producido cinco ataques con explosivos a comisiones policiales”. Además del ataque contra la Policía de Baruta, el viernes fue atacada con granadas y disparos la sede de la Policía contra Homicidios en Mariara, ubicada en la avenida Libertador, sector La Haciendita, en Carabobo.
Simultáneamente, a las 4 y 30 de la madrugada, dos sujetos a bordo de una moto KLR negra lanzaron una granada contra las instalaciones de la subdelegación del Cicpc en El Llanito, estado Miranda, la cual se encuentra adyacente a la morgue construida hace un año.
El domingo en la tarde, cuando los funcionarios policiales no se habían repuesto de los ataques sorpresa, otra granada impactó contra la sede de la policía ubicada en San Juan de los Morros, cercana a la plaza Bolívar. Según el periodista Javier Mayorca, un motorizado lanzó el artefacto explosivo.
El periodista Daniel Guillermo Colina, del canal de noticias Globovisión, informó ese mismo día que en horas de la noche del domingo, dos antisociales a bordo de una motocicleta roja lanzaron una granada contra la Zona 7 de la Policía de Miranda, en La Urbina, Caracas, sin registrarse heridos tras el incidente.
Como puede observarse, las granadas están a la orden del día. Los delincuentes ya no quieren usar pistolas, ni revólveres, ni ametralladoras, ni fusiles. Ahora, para estar en la onda, hay que tener granadas. Al paso que vamos, pronto llegará el día en que veamos a las bandas armadas atacar a la policía con un Tanque de Guerra, morteros y lanzallamas.
El gobierno de Nicolás Maduro, acostumbrado a regular y controlar todo, no ha hecho absolutamente nada para regular y controlar la compra venta de pertrechos militares por parte de los delincuentes. Una de dos: o las granadas que usan los delincuentes se las están robando de algún sitio o se las está vendiendo algún funcionario militar que tiene acceso a esos artefactos. Esos productos no se adquieren en la farmacia. Un dato: hace algunas semanas se incendió el depósito de armas de la GNB en Apure. Al parecer el local se quemó cuando ya estaba vacío.
Otra hipótesis: el gobierno armó a los delincuentes para que supuestamente “defendieran la revolución”. Bandas delictivas de todo el país fueron dotadas de armamento de grueso calibre para que salieran a matar gente si se presentaba un segundo abril de 2002. Pero como no ha habido otro intento de golpe de estado, los malandros decidieron, por su propia cuenta y riesgo, utilizar los pertrechos militares que les dieron hace años como instrumentos para “trabajar”. Ese es el gran drama que vive Venezuela gracias a la revolución.
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