La verborrea sobre los “14 motores de la economía” es tan creíble como la correspondiente de la “guerra económica”. Puro artificio sin sustancia alguna. Pura propaganda y de burda factura. Si en Venezuela es casi un milagro conseguir una batería para el motor de un vehículo, ¿qué credibilidad puede tener la verborrea sobre los 14 motores, para reactivar 36 sectores, y garantizar la producción y abastecimiento de 50 rubros? Ninguna. Cero. Nada.
En primer lugar porque el vocero principal de todo ello, el señor Maduro, está sencillamente agotado. Vencido por el caos y por sí mismo, lo que forma parte del caos... Lleva ya años anunciando que va anunciar unos anuncios. Y en medio de la catástrofe suelta alguna que otra medida inconexa, desarticulada, que lejos de traer beneficios para el conjunto de la economía, lo que hará es seguir agravando la megacrisis. No hay que tener un PhD en ciencias económicas para saberlo...
Por otra parte, el “gabinete económico” se asemeja a una puerta giratoria por donde pasan con pena y sin gloria algunos funcionarios que no saben, no pueden o no quieren hacer nada razonable y constructivo. El ministro coordinador de los 14 motores duró en el cargo un mes. Otros se enrocan y se petrifican en la incuria. No pocos de ellos, por cierto, han sido y son denunciados por onerosos casos de corrupción, y no solo por los consabidos opositores, sino por antiguos compañeros de la mesa ministerial.
Los supuestos “14 motores” tendrían por finalidad superar el “rentismo petrolero”... Ocurrencia de lo más particular, porque el no menos supuesto “socialismo de siglo XXI” fue la glorificación del rentismo petrolero. Y digo “fue”, porque de eso ya no quedan sino escombros. Pero no tanto los escombros de una estafa conceptual y gubernativa, sino los escombros de la economía venezolana que fue implacablemente despotizada y depredada por la hegemonía del predecesor y su sucesor.
Las principales características de la economía venezolana del presente no son difíciles de identificar: la inflación más alta del mundo, una escasez generalizada de prácticamente todo, una deuda externa que es más grande que el tamaño de la economía, una distorsión cambiaria que está dolarizando la vida económica a las patadas, los niveles salariales más bajos de la región –con excepción de Cuba–, una desconfianza absoluta para la inversión legítima, un despliegue cada vez más agresivo de la delincuencia organizada (incluyendo el narcotráfico) en los entresijos de lo que queda de economía, unas reservas extenuadas por la depredación, y unas perspectivas que casi hacen lucir lo enunciado como una realidad positiva...
Y ante ello, en vez de renunciar a seguir profundizando y extendiendo la megacrisis, lo que hace Maduro es perorar sobre los “14 motores de la economía”. Francisco Faraco, cuya experiencia en la valoración económica y financiera es ampliamente reconocida, ha dicho que Maduro desconoce la naturaleza y la magnitud de la crisis. Pienso que Faraco tiene razón. Maduro ha demostrado hasta el cansancio que no tiene la capacidad crítica para darse cuenta del abismo en que él y lo que él representa han sumido a Venezuela, todas las dimensiones de Venezuela, comenzando por la economía.
Los 14 motores no se podrán activar porque para ninguno hay baterías. Es decir, financiamiento y confianza, que son la base de cualquier posibilidad de emprendimiento esperanzador. Tiene que darse un cambio político de fondo para que la economía venezolana pueda ser reconstruida. Y quien no entienda esto, no entiende nada.
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