Humberto González Briceño
I. Apagón nacional. El lunes pasado se confirmó que por vez primera en 40 años se apagaba la sala de máquinas número 1 de la represa El Guri. Esto crea de inmediato un déficit de 2 mil megavatios que afectará sensiblemente a todo el país. Se temía lo peor y es justamente lo que ha ocurrido. Apagar la sala de máquinas 1 de El Guri es el inicio de lo que podría terminar en la paralización total de su funcionamiento en los próximos días. El gobierno trata de evadir su responsabilidad, como es usual, culpando a fenómenos naturales. La verdad corroborada por los propios técnicos del Ministerio de Energía Eléctrica es que la corrupción y la falta de mantenimiento desmantelaron la plataforma eléctrica del país. Corrupción y negligencia han sido marcas indelebles de la revolución bolivariana.
II. Balance. En 90 días la Asamblea Nacional ha aprobado en primera discusión cinco proyectos de Ley. Entre ellas la Ley de reforma a la Gran Misión Vivienda, Ley de Amnistía y Ley del Bono de Alimentación, entre otras. Se entiende que después de casi 16 años de pereza legislativa ahora todas las expectativas estén centradas en la AN. Lo que no se entiende es que la AN trate de abarcar una agenda parlamentaria tan amplia que la desubica de su verdadero rol en la coyuntura política. Está claro que las únicas leyes que el gobierno va a refrendar y eventualmente ejecutar son aquellas que le convienen. Las demás serán intencionalmente ignoradas. La AN debe reenfocarse para tomar las decisiones políticas conducentes a un cambio inmediato de gobierno. La Ley mas importante y la que ha debido discutirse y aprobarse primero es la que reestructura al Tribunal Supremo de Justicia para recuperar su independencia. Esto no se ha hecho. ¿Por qué?
III. A la cubana. Chávez nunca entendió la verdadera naturaleza del régimen cubano. En forma simplista, como muchos en la izquierda, asumió que se trataba de un régimen revolucionario aun estaba inspirado en la agenda de 1959. En realidad, Cuba, al igual que muchos otros regímenes comunistas, giró rápidamente hacia un pragmatismo político. Esto le permitiría a Fidel Castro mantener relaciones políticas con Carlos Andrés Pérez y Hugo Chávez al mismo tiempo sin ningún tipo de remordimiento. Esta política a la cubana es la que permite que Cuba se siga beneficiando de las prebendas del gobierno venezolano al tiempo que refuerza sus lazos políticos y comerciales con los Estados Unidos. Cuba será el arma secreta más eficiente de los EEUU para modular el conflicto político interno en Venezuela.
IV. La partida. Establecer la doble nacionalidad de Nicolás Maduro es un asunto de inaplazable interés público. Si se determina, como todas las evidencias lo sugieren, que en efecto es colombiano y nunca renunció a esa nacionalidad, los efectos políticos y jurídicos son graves. De ser así procedería de inmediato su destitución y la anulación de todas sus decisiones. Esta, más que las otras opciones para sacar a Maduro, es la que más atormentan al Psuv y a las Fuerzas Armadas. Las respuestas evasivas de Nicolás Maduro a la hora de mostrar su partida de nacimiento aumentan la suspicacia y la certeza que algo oculta. La partida de Nicolás Maduro del poder depende de la otra partida, la que no aparece, pues. La que por no existir se convierte en el cuerpo del delito.
V. Fantasía épica. Nicolás Maduro sigue en las nubes. No aterriza. Así lo analizó Oscar Schemel conversando con José Vicente Rangel el domingo pasado en Televen. La fantasía revolucionaria con ribetes épicos en la que vive Maduro le impide entender y trabajar con la realidad. Mientras el Presidente se sumerge en orgasmos revolucionarios, el país es víctima del más salvaje acto de sodomía política y social que se haya conocido en la historia republicana. La crisis ya es inaguantable hasta para los propios chavistas. El único que no lo entiende así es Maduro.
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