Luis José Semprum
Durante Semana Santa le enviaron centenares de tuits a Henry Ramos Allup, pidiéndole que tomara acciones para destituir a Maduro, por tener nacionalidad colombiana. Se trata de un “mecanismo democrático, constitucional, pacífico y electoral para lograr un cambio de gobierno”, le dijeron.
El 24 de marzo el Presidente de la AN contestó a través de su cuenta de Tuiter (@hramosallup): “Lamentablemente la Asamblea Nacional no puede destituir al Presidente sin pasar por mecanismos que controla el propio régimen tales como Fiscalía y TSJ”.
Esta respuesta causó desconcierto y preocupación. Desconcierto porque lo afirmado por Ramos Allup no es verdad. Tanto el Dr. Enrique Aristeguieta Gramcko como la ex magistrada Blanca Rosa Mármol de León le explicaron que la destitución de Maduro por ser colombiano depende exclusivamente de la Asamblea Nacional. No requiere de la aprobación del TSJ.
Y preocupación porque Ramos Allup le otorga al TSJ un poder que no tiene. Dentro y fuera de Venezuela se reconoce que el TSJ es un antro controlado por el Gobierno, conformado por magistrados express, sin currículo pero con prontuario. Mientras que la Asamblea Nacional es el único poder con legitimidad y prestigio (que se debilita en la medida que no actúa).
El 6 de diciembre nuestro pueblo mató al tigre, propinándole una gran derrota electoral; pero ahora pareciera que Ramos le tiene miedo al cuero, y por eso no ejerce la gran autoridad que la nación le ha dado.
Humildemente, le propongo a Ramos Allup que lleve a cabo un sencillo experimento: Pídale públicamente a Nicolás Maduro que presente su partida de nacimiento. Lo demás vendrá por añadidura.
@LuisSemprumH
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