En pocas palabras. Javier J. Jaspe
Washington D.C. / analisislibre.org
Durante el último invierno, terminé de leer el último libro de la muy reconocida escritora e historiadora, Margaret MacMillan: History’s People, personalities and the past (Gente de la Historia, personalidades y el pasado). Canada and the USA, House of Anansi Press Inc. 2015, 389 pages.
Un muy interesante libro que se relaciona no sólo con personajes famosos que han hecho la Historia, sino que también incluye análisis y comentarios basados en quienes en su carácter de actores, observadores y/o testigos, dejaron escritos donde recogen su impresión sobre la época y la gente que conocieron en el momento donde les correspondió vivir. O como bien se recoge en una de las anteportadas del libro:History’s People is about the important and complex relationship between biography and history, individuals and their time (History’s People es acerca de la importante y compleja relación entre biografía e historia, los individuos y su tiempo).
El libro que reseñamos recoge las conferencias que fueron dictadas por la autora como parte de The Massey Lectures, patrocinadas por CBC Radio, House of Anansi Press and Massey College in The Univesity of Toronto, Canada. Estas conferencias fueron difundidas en noviembre de 2015 como parte de CBC Radio’s Ideas series. El productor de estas series fue Philip Coulter y el productor ejecutivo fue Greg Kelly.
Margaret MacMillan recibió su doctorado de la Universidad de Oxford y actualmente es profesora de esta Universidad, donde también se desempeña como Rectora (Warden) de St. Antony’s College. Sus libros publicados con anterioridad incluyen: Dangerous Games: The Uses and Abuses of History; Nixon and Mao:The Week That Changed The World; Women of the Raj: The mothers, Wives and Daughters of the British Empire in India; and Paris 1919: Six Months that Changed The World; y The War That Ended Peace: The Road to 1914.
Sería imposible pasar revista a los diversos aspectos tratados en el libro, por lo cual hemos optado por referirnos brevemente a los que se indican a continuación, donde incluimos también la traducción libre de algunos textos en inglés:
Los principales personajes en los diferentes capítulos del libro
I Persuasión y el arte del liderazgo
Las características del lider – Para la autora, un lider exitoso debe estar provisto de una gran ambición, incluso de una que no descarte el actuar de manera cruel, si ello es necesario para lograr su objetivo. Pero ésto no es suficiente, pues debe tener en su haber cualidades como la resistencia a la adversidad yperseverancia para no abandonar la lucha. Lo anterior requiere a su vez que la persona cuente con un momento apropiado que debe aprovechar en beneficio de su causa y hasta algo de suerte para destacarse frente a los demás. Un ejemplo que cita es el de Napoleón Bonaparte quien, a decir de Max Weber, era un lider carismático que despertaba atracción entre la gente y poseía una gran memoria, unida a una extraordinaria capacidad de trabajo. Pero que al mismo tiempo contaba con una habilidad excepcional para acorralar al enemigo en la batalla cuando éste emprendía la retirada. Todo ello combinado hacía que Napoleón inspirara a sus hombres para luchar a vencer o morir, hasta el punto de que uno de sus grandes enemigos, el Duque de Wellington, llegara a decir que su presencia en el campo de batalla valía 40 mil hombres….
Los líderes escogidos – La autora escoge para ejemplificar el capítulo dedicado a la persuasion y el arte del liderazgo a Otto von Bismarck (Alemania), William Lyon Mackenzie King (Canada) y Franklyn Delano Roosvelt (EEUU). Aunque a estos líderes les correspondió actuar en diferentes contextos históricos y países, en criterio de la autora tuvieron en común que fueron capaces de maniobrar adecuádamente entre objetivos de largo plazo y tácticas para el corto plazo; tenían la habilidad para sentir e identificarse con el carácter y las tendencias prevalecientes en sus respectivas épocas; y fueron capaces, aún en situaciones donde fallaron, de aprender de sus errores y cambiar sus tácticas, y hasta si era necesario modificar su manera de pensar sobre un asunto. Lo que es más importante, a cada uno de ellos el curso de la historia le dió la oportunidad y tuvieron el talento para aprovecharlo…Veamos:
Otto Von Bismarck (1815-1898)- Sin Bismarck, dice la autora, Alemania no existiría hoy, pues su unficación se debió mayormente a la labor tesonera que aquél desarrolló desde su nombramiento como Canciller de Prusia por Guillermo I, en 1862, hasta la fecha en que fue despedido por Guillermo II, nieto del anterior, en 1890. Como resultado de dicha labor bajo su liderazgo, Prusia peleó y venció a Austria (1866) y Francia (1870-71). Durante treinta años, sostiene la autora, Bismarck, además de dominar bajo el puño prusiano los demás estados alemanes, fue el maestro en las relaciones internacionales de Europa. Era brillante, cruel y cínico; malhumorado, aunque si quería era divertido y encantador; mentía sin pestañear y le echaba la culpa de sus errores a otros. Todo en él era desproporcionado (fuerte personalidad, capacidad de trabajo, apetito y hasta su chamber pot (bacinilla)). Dividió a la oposición, sobornándola o intimidándola o motivándola en sus particulares intereses…
William Lyon Mackenzie King (1874-1950) – De entrada, la autora sostiene que debido a varios de sus menores defectos, la gente tiende a pasar por alto cuan inteligente, perceptivo y habilidoso como lider politico fue Mackenzie King. Le correspondió actuar como Primer Ministro de Canadá en varios períodos: 1921-1930 y 1935-1948, sorteando con adecuado balance, los tumultuosos años veinte del siglo pasado que llevaron a la Gran Depresión; los de la segunda guerra mundial, y los primeros años de paz luego de la conclusion de ésta. Fue un politico que supo ubicarse en el centro entre la derecha y la izquierda y se manejó con éxito para mantener unido a Canadá, a pesar de los constantes amenazas de división que surgían entre sus habitantes de habla inglesa o francesa. Hasta el momento que escribe, la autora destaca que Mackenzie King ha sido el Primer Ministro que ha durado más en este cargo (22 años), dejando entre su sólido legado el establecimiento de las bases para el sistema de seguridad social canadiense. Sinembargo, a pesar de estos claros logros, la gente lo recuerda como un politico guabinoso y hasta medioce, que evitaba o posponía indefinidamente el debate político, pronunciándose de manera ambigua y sin comprometerese sobre los diferentes asuntos sometidos a su decisión.
Franklyn Delano Roosvelt (1882-1945) – En el criterio de la Autora, a Roosvelt le correspondió restaurar la confianza de los estadounidenses, luego del daño sufrido por el país como consecuencia de la Gran Depresión, así como lidiar con el empeoramiento de la situación internacional que llevó a la segunda guerra mundial y planteó a los Estados Unidos el dilema de permanecer aislado o envolverse en dicho conflicto. Ganó 4 elecciones presidenciales, aunque sólo pudo ejercer por pocos días la cuarta y última debido a su fallecimiento, el 12 de abril de 1945. Fue un lider de un elevado carisma y su carácter persuasivo se puso en evidencia en las llamadas charlas al lado de la chimenea (Fireside Chats), en las cuales se dirigía de viva voz por radio al pueblo estadounidense sobre muy diversos temas de alto interés nacional. En su vida política y personal fue de carácter reservado, incluso en aspectos relacionados con la penosa enfermedad (Polio) que lo dejara condenado a movilizarse principalmente mediante el uso de una silla de ruedas. No obstante su éxito en materia política, la autora recoge críticas que apuntan hacia el carácter caótico de su administración, donde varias agencias gubernamentales se superponían en el ejercicio de responsibilidades y atribuciones que en algunos casos resultaban conflictivas. Confiaba mucho en su intuición a la hora de decidir y en varias oportunidades supo ganarse a sus adversarios como aliados en el logro del objetivo de sus políticas en el area internacional, especialmente en las actividades relacionadas con la segunda guerra mundial.
II Liderazgo arrogante
Entre los líderes arrogantes y dotados de un carácter egocentrico que los llevaba a subestimar a los demás, la autora selecciona a Margaret Thatcher (Inglaterra), Woodrow Wilson (EEUU), Joseph Stalin (Unión Soviética) y Adolf Hitler (Alemania). A su juicio, estos líderes estaban provistos de ambición y supieron aprovechar con tino las oportunidades que en cada caso les brindó la época en la que se desenvolvieron, especialmente representada por el ambiente favorable a la realización de cambios en el status quo imperante. Al mismo tiempo, estaban convencidos de que actuaban correctamente sin dejarse afectar por pensamientos diferentes, sintiéndose poderósamente inspirados en su actuar, bien por la fuerza del pueblo, la raza o el curso de la Historia. Es decir, tenían una clara visión de la sociedad y el mundo que querían, no estaban prestos a transarse en su ambición de lograr los cambios deseados y se consideraban los únicos dueños de la verdad…
Woodrow Wilson (1856-1924) – Wilson ejerció la presidencioa de EEUU de 1913 a 1921, correspondiéndole dirigir al país durante los años de la Gran Guerra o primera guerra mundial. Brillante estudiante y academico (Princenton and John Hopkins), la autora destaca que era uno de sus hombres que nunca pensaba en que pudiera encontrarse equivocado en relación con algún asunto. Este carácter tenía mayor significación, ya que precisamente como consecuencia del indicado conflicto, entre otras razones, el país bajo su presidencia se transformó en uno de los principales actores en la escena diplomatica y política mundial. A su insistencia, en la Conferencia de París de 1919, se debió la creación de la llamada Liga de las Naciones, antecedente importante de lo que años más tarde sería la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Sinembargo, apunta la autora, su carrera política como Presidente terminó en un gran desencanto, al no haber podido lograr, debido a su carácter rígido y su actitud inflexible, la aprobación del tratado de creación de la Liga de las Naciones por parte del Congreso.
Margaret Thatcher (1925-2013) – Thatcher actuó como Primer Ministro de Inglaterra durante los años de 1979 a 1990. Su actitud de creerse infalible, y de preciarse de ver con mayor claridad que las demás personas los asuntos de su ministerio, fue confirmada reiteradamente a lo largo de los distintos asuntos que la ocuparon durante su mandato. Educada en Oxford, sus convicciones eran firmes en relación con los temas y políticas relacionadas en los que quería introducir cambios, especialmente en lo que atendía al papel que jugaban los sindicatos de trabajadores y la creciente intervención del gobierno en variados aspectos económicos del país. A los primeros los desafió hasta vencerlos, y lo segundo lo demolió con su política encaminada a la privatización de las empresas públicas inglesas. La autora desaca que a pesar de su mal carácter, algunos politicos famosos como Franc,ois Miterrand en Francia, la consideraban poseedora de sex-appeal, quien al respecto solía decir: “she had the eyes of Caligula and the mouth of Marilyn Monroe”(“ella tenía los ojos de Calígula y la boca de Marilyn Monroe”). Uno de sus mayores triunfos fue la victoria obtenida por Inglaterra sobre Argentina en la disputa relacionada con las islas Malvinas (Fakland Islands) en 1982. Entre otros hechos, su caída se debió a su insistencia en crear un impuesto de capitación (poll tax), que debía pagar cada persona con carácter general e indeterminado, con el fin de sustituir el impuesto local basado en el valor de las casas. El poll tax mereció una gran repulsa popular, pero Thatcher hizo caso omiso de ella y de quienes en su partido le aconsejaban no continuar con esta idea. La nota final en su caída la puso la renuncia de uno de sus ministros, Geoffrey Howe (Foreign Secretary), quien en su carta se refirió a materias relacionadas con la Comunidad Europea y puso de bulto que Thatcher no escuchaba a nadie y en el manejo de los problemas a su cargo estaba poniendo en peligro a la misma nación inglesa. En noviembre de 1990, Thatcher fue obligada a renunciar por el Partido Conservador…
Adolf Hitler (1889-1945) y Joseph Stalin (1878-1953) – La autora realiza un singular análisis de estos dictadores. Primero, deja claro que a pesar de haberlos ubicado en la misma categoría que Wilson y Thatcher comentados con anterioridad, el poder de estos dos últimos se encontraba limitado en su duración y condicionado por los valores e instituciones democráticos y constitucionales. En cambio, los únicos límites que tenían Hitler y Stalin eran los de su propia y omnímoda voluntad de ejercer de manera absolutista y totalitaria el poder. Por otra parte, se refiere a los hechos más importantes de sus respectivas gestiones al frente del poder, el primero de 1933 a 1945 y el segundo desde que asume la jefatura del Partido Comunista a la muerte de Lenin a nediados de los años 20, hasta su propia muerte en 1953. Es decir, como líderes arrogantes empecinados en hacer realidad la visión que tenían de sus propias sociedades, con el fin de cambiarlas a cualquier costo de acuerdo con sus ideas y designios. En este contexto, en opinion de la autora, ambos dictadores persistieron en tratar de obtener sus objetivos, no sólo con el propósito de cambiar la sociedad en que vivieron, sino también con el fin de transformar la humanidad misma, para lo cual estuvieron dispuestos a sacrificar las vidas de miles de sus conciudadanos, tantas como fuese necesario.
III Líderes o personajes audaces
En esta categoría, la autora ubica varios líderes o personajes que bien sea por curiosidad, emoción, ambición, honor, capacidad de ver oportunidades, determinación o aptitud para recuperarse después de una falla o derrota, o por disfrutar de la excitación que genera el peligro, se atrevieron a emprender acciones riesgosas en el logro de sus metas y objetivos. En este grupo menciona a los siguientes:
Max Aitken (1879-1964), también conocido como Lord Beaverbrook, uno de los más exitosos empresarios canadienses, especialmente en Inglaterra donde fue miembro del Parlamento, ministro en varias ocasiones y propietario de importantes diarios, incluido el conocido Daily Express.
Richard Nixon (1913-1994), Presidente de EEUU de 1969 a 1974, a quien correspondió dar el primer paso para establecer relaciones diplomáticas con la Republica Popular China en 1972 y debió renunciar a la presidencia presionado por el escándalo de Watergate, el 9 de agosto de 1974.
Samuel de Champlain (1574-1635), valeroso explorador francés, fundador de Nueva Francia y la ciudad de Quebec en Canadá, en el año de 1608.
En esta categoría, la autora ubica un grupo de personajes, especialmente mujeres, que basados en su perseverante curiosidad por conocer cada vez más sobre la época, lugares y gente con la cual se interrelacionaron en vida, dejaron escritos de especial significación atinentes a su experiencia. En este grupo la autora ubica los siguientes personajes:
Condesa Ada Lovelace (1815-1852), hija de Lord Byron, matemática y ayudante de Charles Babbage, precursores de la computación. La autora destaca que en 1980 el Departamento de Defensa de EEUU denominó un lenguaje de computadora con el nombre de Ada Lovelace.
Abadesa Hildegard of Bingen (1098-1179), conocida también como Santa Hildegard, quien escribió copiosamente sobre teología, botánica y medicina.
Peter Abelard (1079-1142) y Heloise d’Argenteuil (1100-1(?)-1164), conocidos como Abelardo y Eloisa. El primero, un gran filósofo, y la segunda, abadesa, inteligente y bien educada escritora. Ambos famosos por el romance que vivieron y las cartas que se escribieron, en las cuales intercambiaron, entre otras, ideas sobre lenguaje, teología y ética.
Elizabeth Simcoe (1752-1850), esposa del coronel John Graves Simcoe, teniente gobernador de Alto Canadá (1790 – 1796). La señora Simcoe dejó un importante material en cartas y su diario, en los cuales discurre sobre su vida en Canadá y describe, entre otros aspectos, la vegetación, la comida, la vivienda y la relación con los nativos.
Fanny Parkes (1794-1875), quien estuvo por largos años en India (1822 a1839) y dejó en su diario valiosa información sobre costumbres, tradiciones y prácticas, así como en relación con los vestidos, las joyas, la religión, las tumbas, los palacios, monumentos y la fauna animal en dicho país.
En relación con escritos sobre India , donde los ingleses estuvieron desde el siglo XVI hasta su independencia en el siglo XX (1947-1950), la autora menciona brevemente a Flora Annie Steel (1847-1929); Annette Akroyd or Annette Beveridge (1842-1929, traductora de las memorias de Babur referido abajo); y Ursula Graham Bower (1914-1988).
Igualmente, la autora incluye valiosas referencias a un grupo que califica como de grandes aventureras que dejaron importantes obras escritas, entre quienes destaca a las siguientes: Gertrude Bell (1868-1926), llamada la reina del desierto, famosa por sus aventuras en Irak y Siria, sobre quien hay una película protagonizada por Nicole Kidman; Dervla Murphy (nacida en 1932), célebre por haber viajado en bicicleta desde Irlanda a India (1963); Dorothy Carrington (1910-2002), quien se residenció en Córcega y escribió varios libros sobre su cultura e historia; Freya Stark (1893-1993), reconocida por sus viajes en jeep y a caballo en el Oriente Medio y Afghanistan, recreados en varios libros producto de su pluma; y Edith Durham (1863-1944), famosa por sus viajes a Serbia, Montenegro, Macedonia, y sobre todo Albania, país al que dedicó varias de sus más importantes obras
V Personajes observadores
La autora realiza valiosas consideraciones sobre la importancia que como fuente histórica tienen las memorias dejadas por aquellos personajes que se han tomado la tarea de escribir sobre la época en la que vivieron. A estos efectos indica que las fuentes que examina el historiador son muchas y variadas, pero siempre se requiere el toque individual que aporta el contexto y la referencia a los valores y características de la situación estudiada o sea, el “detalle corroborativo” de una persona o un momento que tuvo una relación con el hecho estudiado o el personaje considerado.
En dicha labor corroborativa tan útil para el historiador, añade la autora, corresponde un papel de primer orden a los observadores, gracias a su curiosidad insaciable por el mundo y sus habitantes; a poseer un ojo agudo para los detalles; a realizar una apreciación de lo absurdo en los asuntos humanos; a tener un sentido de ironía y, sobretodo, a que sienten un gusto por el cuento del que se han enterado y experimentan la irrefrenable necesidad de divulgarlo, para dejar constancia de lo que vieron, apreciaron o vivieron o de un hecho del que se enteraron a través del chismorreo.
Sin los escritos o memorias de los observadores que hoy reposan en archivos, concluye la autora, tendríamos un pobre conocimiento del pasado, además de que los mismos también contribuyen a que los historiadores experimenten un placer, en hacer una cosa que no deberían realizar en la vida ordinaria: leer las cartas y diarios que otros escribieron amparados en la investigación histórica…
A continuación la autora comenta algunos ejemplos de personajes observadores y sus escritos, entre quienes incluye a los siguientes:
Samuel Pepys (1633-1703) y su diario, donde recoge información sobre la época del reinado de Carlos II de Inglaterra.
Duque de Saint Simon (1675-1755) y sus memorias, donde refiere historias sobre.Louis XIV de Francia y la vida de lujo que vivía la realeza en el palacio de Versailles, gusto por el lujo que se irradió al resto de la sociedad y que al final hundió y arruinó a Francia.
Anna Comnena (1083-1153), hija del emperador bizantino Alexios I, médica e historiadora, quien dejó historias sobre los occidentales a quienes calificó de aburridos y dados al pillaje,
Babur (1483-1530) y sus memorias, guerrero y poeta, quien fuera el primer emperador mongol de India, fundando en 1526 una dinastía que duró hasta 1857.
En relación con historias sobre Canadá, menciona a: Catharine Parr Traill (182-1899); Sussana Moodie (1803-1885); Nellie McClung (1873-1951); Robert de Roquebrune (1889-1976); y Marcel Trudel (1917-2011).
Charles Ritchie (1906-1995), su diario con detalles sobre la vida en Inglatera durante la segunda guerra mundial y las cartas intercambiadas en su relación por más de 30 años con la escritora Elizabeth Bowen.
Conde Harry Kessler (1868-1937) y su diario rico en anécdotas sobre su larga vida y relaciones, encontrado en 1983 en la caja de seguridad de un banco en Majorca, donde murió en.1937.
Victor Klemperer (1881-1960) y su diario, especialmente dedicado a reflejar las viscisitudes y difíciles experiencias vividas como judío casado con una no judía en Alemania, durante la época de Hitler.
Algunos breves comentarios finales
Bismarck un lider persuasivo? – Como simple lector abrigo dudas sobre la ubicación de Bismarck entre los ejemplos de líderes persuasivos. En efecto, dado su carácter más bien pendenciero y autoritario, a Bismarck se le conoce en la historia como the Iron Chancellor (el Canciller de Hierro). Sin quitarle un ápice a los innumerables méritos que posee, pareciera tener cualidades que lo colocarían más bien entre los líderes arrogantes que no admiten una respuesta negativa y se valen de la presión o la maniobra que brinda el poder para lograr sus objetivos.
Nixon un lider audaz? – Ciertamente, su política de apertura hacia China y la visita que efectuara Nixon a este país, en febrero de 1972, le da puntos positivos en su gestión, pero no debe olvidarse que el primer paso lo dió Mao Tse-tung (también Mao Zedong), quien en la primera parte de 1971 invitó a jugadores de tennis de mesa (ping pong) a jugar en China. De manera, pues, que fue a partir de este último momento que se disparó la consideración de la visita de Nixon, en cuya fragua correspondió un papel importane a su Secretario de Estado, Henry Kissinger. En mi opinion, el rasgo más importante del carácter de Nixon pareciera más bien ser el de los personajes inseguros, como lo corrobora muy bien el incidente de espiar a sus adversarios Demócratas en Watergate, escándalo que lo llevó a su estrepitosa caída. Por tanto, sugeriría excluirlo de la lista que lo coloca entre verdaderos líderes o personajes audaces como Lord Beaverbrook o Samuel de Champlain. Posiblemente, Nixon reuniría más bien méritos para ser considerado como un líder arrogante, al haber subestimado con su conducta en Watergate, a sus adversarios, la opinion pública y la justicia del país bajo su mandato. Sinembargo, en este caso también desentonaría con las personalidades de Thatcher y Wilson quienes, que sepamos, no incurrieron en desatinos antidemocráticos que se asemejen a los de Nixon.
Stalin y Hitler, líderes arrogantes? – Sin duda alguna, lo fueron en extremo, pero su nota principal de carácter y obra, los ubica más bien entre los líderes totalitarios que basaron su poder en el culto de sus respectivas personalidades y la manipulación de la gente a través de la propaganda, la presión y el crimen colectivo. De allí que a Stalin y Hitler debería erigírseles una categoría especial junto a otros líderes totalitarios, antes que colocarlos al lado de líderes demócratas como Thatcher y Wilson, a quienes por muy arrogantes que hayan sido, les sobran méritos para haber pasado a la historia con un signo altamente positivo. Ésto, sin contar que siempre debieron rendir cuenta de sus gestiones políticas y tuvieron que someterse al juego institucional de balance o independencia de poderes existente en sus respectivos países.
El detalle corroborativo de los observadores – No se me malinterprete, la labor desarrollada por la autora en el libro que reseñamos sólo puede ser calificada de extraordinaria, tanto en sus aportes investigativos como en las valiosas consideraciones que agrega con profusion en el texto. Ahora, no puedo dejar de advertir gran entusiasmo por el aporte que a su juicio realizan los observadores al Historiador, en la corrobaración de detalles sobre el hecho o personaje investigado, más cuando se reonoce que algunos de ellos son dados al gusto por el chismorreo. El chisme, como lo recoge su propia definición en el idioma español puede estar basado “en una noticia verdadera o falsa o comentarios con que generalmente se pretende indisponer a unas personas con otras o se murmura de alguna” (Diccionario de la Real Academia Española, vigésimasegunda edición, página 535). De allí que al Historiador correspondería más bien corroborar con fuentes accesorias de investigación, las afirmaciones de los observadores en sus memorias, cartas y otros escritos, antes de hacerse solidarios con el contenido de éstas. Ésta prevision es especialmente válida en nuestra época, donde se utilizan los medios electrónicos que ha aportado el desarrollo de Internet, para hacer circular rumores infundados sobre la vida u obra de las personas.
En pocas palabras, History’s people, un nuevo y muy interesante libro de Margaret MacMillan, cuya lectura recomendamos ampliamente, el cual se relaciona no sólo con personajes famosos que han hecho la Historia, sino que también incluye análisis y valiosos comentarios basados en quienes en su carácter de actores, observadores y/o testigos, dejaron escritos donde recogen su impresión sobre la época y la gente que conocieron en el momento donde les correspondió vivir. En los párrafos que anteceden hemos reseñado algunos de sus principales aspectos y agregado algunos breves comentarios finales, a los cuales remitimos. Veremos…
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