Fernando Ochoa Antich
Venezuela requiere con urgencia un cambio político. Esa es una realidad que está a la vista. La crisis es de tal magnitud que es imposible conseguirle alguna solución mientras continúe Nicolás Maduro al frente de la Presidencia de República. La causa de esa crisis son dos: primero, aplicar en el tiempo un equivocado sistema político que históricamente, casi de forma obligatoria, conduce a las sociedades y a sus pueblos a la tragedia de la escasez y del hambre, acompañado de la constante violación de los derechos humanos y del irrespeto al Estado de Derecho. Segundo, no haber entendido Nicolás Maduro que los errores de los gobiernos de Hugo Chávez obligaban a una nueva orientación política, económica y social. Prefirió rendirse, antes de enfrentar ese reto. Es verdad que solo contaba, en ese momento, con la limitada autoridad que le daba la inexplicable escogencia que había hecho Hugo Chávez de su persona para ejercer la Presidencia de la República sin haber tenido la suficiente capacidad y experiencia, como tampoco el necesario liderazgo requerido, para enfrentar una crisis de esa magnitud con alguna posibilidad de éxito. La tragedia que vive nuestro pueblo lo explica claramente.
En un importarte artículo Víctor Salmerón presenta, con absoluta claridad, la realidad nacional utilizando cifras muy objetivas, las cuales conducen a concluir que es imposible encontrarle solución al hambre que vive nuestro pueblo mientras Nicolás Maduro permanezca en la Presidencia de la República. Veamos: en la introducción plantea la gravedad de la situación que enfrenta nuestro país al mantener que la caída del precio del petróleo, “el producto que provee 96 de cada 100 dólares que ingresan al país, la inexistencia de ahorro y el peso de una voluminosa deuda, conducen a que la población viva la economía del miedo: desabastecimiento de productos básicos, plantas paralizadas por falta de materia prima y la mayor inflación desde 1951”. Posteriormente, desarrolla cuatro aspectos fundamentales para poder entender la gravedad de la inmanejable crisis nacional: la reducción de las importaciones, la disminución de la producción, la impresionante caída del producto interno bruto y el creciente déficit fiscal. Voy a tratar de resumir sus argumentos para dar una explicación a la grave situación que vive Venezuela.
En un primer punto analiza lo que significará para nuestro pueblo la reducción de las importaciones planteadas por el ministro Miguel Pérez Abad, las cuales alcanzarán este año la cantidad de 16.000 millones de dólares. Estas ideas las tomó, como lo afirma en su artículo, “del estudio realizado por Miguel Ángel Santos, investigador de la Universidad de Harvard y quien coordinó un equipo de cuarenta expertos para elaborar el documento: Bases para el diseño de un programa de reconstrucción nacional. Al tomar este monto para las importaciones, dividirlo entre el número de habitantes y ajustar la inflación para comparar en el tiempo surge que las importaciones de 2016 serán las más bajas en términos per cápita desde 2004. Además, significa un descenso de 62% respecto al nivel registrado en 2012, año en que el gobierno disparó las importaciones para mantener a raya la inflación”. Actualmente la dependencia de las importaciones es mucho mayor después de una importante caída de la producción nacional, la expropiación de gran cantidad de empresas y trece años de control de precios y control de cambio.
Es posible que las importaciones estimadas por Miguel Pérez Abad de 16.000 millones de dólares sean falsas. Lo muestran el hambre y la escasez que viven los venezolanos. “Un estudio elaborado por Barclays indica que en los dos primeros meses de este año las exportaciones a Venezuela de sus cinco principales socios comerciales, Estados Unidos, México, Brasil, Colombia y China, experimentan una caída de 41% respecto al mismo lapso de 2015”. Miguel Ángel Santos analizó este delicado asunto: “Lo que sí está claro es que con el recorte de importaciones planteado para 2016 el descalabro del PIB tiene que ser brutal, manteniendo que aún con ese inmenso recorte de las importaciones y un posible acuerdo con China para no pagar capital por la deuda que se tiene con ese país, el déficit de cuenta corriente más las amortizaciones de la deuda financiera, determinan una brecha de 15.000 millones de dólares”. La única solución a tan complejo problema es lograr varios préstamos con los organismos internacionales, a bajos intereses, para comenzar a fortalecer la producción a objeto reducir el hambre de los venezolanos.
Esa es la razón de la derrota del gobierno de Venezuela en el Consejo Permanente de la OEA, ya que la Carta Democrática se aplica a partir de hoy en consecuencia de haberse convocado la reunión aceptando el artículo 20. El secretario general o cualquier país pueden, de nuevo, convocar una reunión del Consejo Permanente con base en los acontecimientos que se desarrollen en Venezuela en los próximos meses. También será la causa del seguro triunfo de una creciente mayoría de venezolanos que aspiran a revocar como presidente de la República a Nicolás Maduro. La presencia de un diálogo, impulsado por “los países amigos de Venezuela en la OEA”, que lamentablemente no aceptó Venezuela, podría haber sido un importante instrumento para establecer un conjunto de normas y de acuerdos que garanticen una transición pacífica y democrática del régimen de Maduro al nuevo gobierno. Eso sí, es imprescindible que se realice el referéndum revocatorio y se reconozcan sus resultados. En consecuencia, se convoque a unas nuevas elecciones presidenciales a la brevedad posible. El nuevo gobierno, al conocerse el resultado electoral, debe empezar a enfrentar la grave crisis venezolana. El único camino posible es un estricto ajuste económico con un creciente incremento del gasto social. Ese incremento del gasto social solo puede lograrse mediante un sistema que sea eficiente, honesto y sin vinculaciones políticas.
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