Adolfo Taylhardat
He dicho varias veces que soy fiel devoto del diálogo, siempre que sea entre partes iguales. En Venezuela las opiniones están divididas en cuanto a la conveniencia o no de participar en un diálogo como el que está planteado. Las dos alternativas son riesgosas. Es como dice el refrán: “si no te agarra el chingo te agarra el sin nariz”.
La razón principal para no participar en ese diálogo es la asimetría. Una de las partes es poderosa, tiene en sus manos todas las ventajas del poder tanto material como inmaterial y lo emplea o amenaza emplearlo con toda la arbitrariedad, el abuso, el despotismo, y la maldad que le caracterizan. La otra parte está en desventaja, indefensa frente a los desmanes del contrincante. Sus principales armas son la justicia, la razón y, sobre todo, la Constitución.
Sentarse a negociar en esas condiciones sería un suicidio. De esto existen antecedentes que no se deben repetir. Eso sería explotado como un triunfo del régimen, como una demostración de que su objetivo es la paz, en contraposición a la disidencia que, según el ilegítimo, lo que busca es dar un golpe de Estado, propiciar una intervención extranjera y generar una guerra.
Negarse a participar en el diálogo es igualmente arriesgado. La no participación será explotada por el ilegítimo y sus secuaces como un acto de cobardía, de inconsistencia, de incoherencia que confirmaría la incongruencia con que se maneja la oposición. Sería igualmente la confirmación de un doble lenguaje de la disidencia que estaría despreciando la oportunidad de encontrar solución a los problemas del país.
El daño mayor de la negativa a sentarse en una mesa de diálogo consistiría en el impacto que ese proceder tendría sobre la opinión internacional. Todos los gobiernos, las personalidades, los organismos y las instituciones internacionales que han manifestado preocupación y solidaridad por la situación de Venezuela, todos sin excepción, al tiempo que reconocen los abusos y atropellos del régimen, invocan la necesidad del diálogo, instan a las partes a dialogar. No participar en un encuentro con el oficialismo transmitiría una imagen negativa hacia la comunidad internacional y eso sería igualmente explotado por el régimen convirtiendo a la oposición en “el malo de la película” que no contribuye, o más bien sabotea y desperdicia la posibilidad de contribuir a encontrar una salida a la crisis del país.
En resumen, como decía el Presidente Carlos Andrés Pérez, “ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario”.
Lamentablemente esa diferencia de opiniones acerca de la participación en el dialogo ha penetrado en la MUD y ha trascendido públicamente originando confusión e incertidumbre en la población precisamente en el momento en que es necesario fortalecer la unidad.
Entre todas las opiniones que se han vertido en relación con este tema resulta importante destacar lo que ha dicho el Director para las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, en la carta que le dirigió al Papa Francisco. Vivanco es un buen conocedor de la realidad venezolana. Desde sus tiempos como Abogado de la Comisión Interamericana de Derechos humanos ha hecho un seguimiento del deterioro que ha venido experimentando la situación de los derechos fundamentales en Venezuela y de cómo se ha ido imponiendo un régimen dictatorial que ha conducido a nuestro país a la ruina y a una crisis humanitaria sin precedentes en el continente.
En su carta, Vivanco advierte al Santo Padre que el diálogo propuesto por el gobierno no es sino “una maniobra de distracción para evitar que se restituya el orden constitucional”. Además le recomendó al Papa que es necesario hacer que el ilegítimo “reconozca su responsabilidad en la crisis del país”.
Vivanco insta al Papa a que asegure “que existan las condiciones adecuadas para que ese diálogo resulte fructífero”, y agrega: “un diálogo auténtico y de buena fe debería estar basado en una evaluación objetiva de la crisis política, social y económica que enfrenta el país y reconocer que el gobierno tiene la responsabilidad de haber creado esta situación y, por ello, de resolverla. De lo contrario, solamente ofrecerá una nueva distracción a las autoridades venezolanas para demorar las medidas urgentes que son necesarias para proteger los derechos humanos y restablecer el orden democrático en Venezuela”. El texto de la carta de Vivanco se puede leer en: https://www.hrw.org/es/about/people/jose-miguel-vivanco
Evidentemente, estas recomendaciones estaban dirigidas también a contribuir a orientar el desempeño del representante de la Santa Sede en el diálogo si es que efectivamente se lleva a cabo. Aprovecho para manifestar que considero inapropiado que el representante designado por el Santo Padre haya manifestado (no sé si esas fueron sus palabras textuales) que si no llegaba a un acuerdo para el diálogo se retiraría. No me parece adecuado que el representante de la Santa Sede profiera una amenaza de esa naturaleza y dudo que eso refleje el sentir del Papa Francisco.
Para el momento en que escribo este artículo (domingo 30/10, 20:45) se acaba de instalar el “encuentro exploratorio del diálogo oposición-gobierno-Vaticano”, más los tres mosqueteros. Asisten, además de Chuo Torrealba, representantes de Acción Democrática, Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo. Voluntad Popular decidió no asistir porque considera que el gobierno no ha mejorado las condiciones actuales de represión, hostigamiento y persecución contra la oposición y contra todo el pueblo, y exige “gestos importantes a beneficio el pueblo y la liberación de los presos políticos, posición que está respaldada por todos los integrantes de la Unidad”. Sin embargo, dejó abierta su posición para el caso de que, “de lograrse las condiciones planteadas, se incorporarán en el proceso de diálogo para contribuir de manera significativa con el proceso de cambio”.
Desafortunadamente esa divergencia de posiciones origina confusión e incertidumbre en la población precisamente en el momento en que es necesario fortalecer la unidad. Además, juega a favor del oficialismo que se regocija de ver a la MUD dividida, aunque solo circunstancialmente.
Antes de incorporarse al “encuentro exploratorio” la MUD, por boca de su Secretario Ejecutivo, dio a conocer un comunicado en el cual reitera la esencia de la posición de la UNIDAD. Entre otras cosas el Comunicado dice que los partidos antes mencionados y su Secretario Ejecutivo se comprometen a:
•Exigir el fin de la represión y la persecución contra los demócratas y el pueblo, y se comprometen a levantarse del espacio de diálogo en caso de no ser resueltas las demandas en el corto plazo .
• Mantener la agenda de lucha anunciada al país para lograr el cambio político urgente, lo que incluye la evaluación parlamentaria de la responsabilidad política del Presidente de la República en la crisis humanitaria y la agenda de lucha social, en la calle y con el pueblo.
En todo caso, puedo parecer pesimista, pero creo que soy realista. Lo he dicho varias veces. En Venezuela no habrá diálogo mientras el ilegítimo y su combo sigan profiriendo amenazas; orquestando y cometiendo agresiones contra la institución sagrada del Parlamento y sus diputados; mientras siga insultando, incluso con lenguaje procaz a la dirigencia de la oposición; mientras recrudecen el acoso, la persecución y la detención arbitraria de dirigentes de la oposición; mientras continúen los ataques contra la empresa privada, en particular contra la Polar; mientras permanezcan encarceladas valiosas figuras de la oposición acusados de crímenes que no cometieron.
En fin, hay que estar atentos para no caer ingenuamente en la doble trampa que tiene montada el régimen. Mientras no haya un compromiso solemne y concreto de aceptar el cambio que todos deseamos para el bien del país es inútil hablar de diálogo y esto deben entenderlo todos los gobiernos y todas las personalidades amigas que se preocupan y han manifestado solidaridad con Venezuela.
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