Wednesday, November 2, 2016

El pueblo de Dios abandonado...

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CARLOS BLANCO
… Por jefes políticos y religiosos.
El encuentro entre el régimen, los ex presidentes –falsos mediadores–, los sacerdotes vaticanos y 4 de los 20 partidos que más o menos tienen como referencia a la MUD, ha sido una catástrofe comunicacional y política. La puesta en escena mostró con claridad enceguecedora que factores internacionales poderosos –algunos presentes y otros tras bastidores– se han propuesto someter a la oposición venezolana arisca y callejera.
Fui de los que clamó por la presencia de la Conferencia Episcopal Venezolana, CEV, en ese diálogo falso para ver si la fortaleza mostrada por los curas criollos podía más que las operaciones de poder del Vaticano. ¡Vana ilusión! A pocas horas antes de la escenificación del conversatorio, la CEV produjo un lamentable comunicado que no tenía ni el tono ni el enfoque de momentos anteriores cuando monseñor Padrón afirmaba que “había que desmentir al gobierno y al presidente (Nicolás Maduro) cuando dice que el revocatorio se opone a la paz”.
Para el régimen el diálogo es un instrumento de utilidad comprobada: sirve para “enfriar”, darle guaral al papagayo y desmoralizar. ¿Qué fueron a buscar los jefes de la MUD que asistieron? Los argumentos más difundidos son: 1. No se puede dejar con los crespos hechos a los representantes del papa. 2. Hablar no significa desistir de la protesta y el reclamo de la multitud.
En relación con el primer argumento, es un error no entender que la política del Vaticano se plegó a la “operación Zapatero” y se alineó en la estrategia de Maduro que no es evitar la violencia sino impedir el cambio de régimen. El segundo argumento es menos cierto aún: al margen de las intenciones, cómo sostener que hay un estado de “rebelión” (elocuente planteamiento de Julio Borges la semana pasada) cuando se crea la expectativa de un “diálogo” que va a solucionar los asuntos que pretendía finiquitar “la rebelión”; o como sostuvo Capriles: “Para que se dé [el diálogo] debe haber respeto al derecho del voto, liberar a los presos políticos, permitir el regreso de los exiliados y atender a las víctimas de la crisis humanitaria. Si el gobierno acepta habrá encuentro, si no lo acepta no es posible”.
Percibo un ambiente de desencanto y la sonrisa socarrona del procerato rojo en afrenta al país democrático. Por supuesto, alegra la libertad de los presos; pero han sido tratados como rehenes y usados como moneda de cambio sin su consentimiento. No se ha evitado ningún conflicto, solo se le ha disfrazado. Samper y Zapatero dan brinquitos de alegría.


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