JAMES OTIS RODNER| EL UNIVERSAL
viernes 2 de agosto de 2013 12:00 AM
Venezuela cumplió en febrero treinta años de experiencia con sistemas de control de cambio que no han traído nada positivo; la productividad ha caído, la inflación ha subido y el bienestar general ha mermado. Desde 1983, dos razones se han expuesto para justificar este control: la tasa de cambio es un ancla para la inflación y el control protege la balanza pagos. Bueno, es un hecho notorio que la inflación es alta y se está acelerando y las reservas venezolanas están cayendo, lo cual indica que hay un problema de balanza de pagos; el ancla cambiaria, en lugar de ayudar, parece que nos está hundiendo.
Ya que el control de cambio no ha funcionado, ha llegado la hora de revisarlo. Lo usual en el mundo es no usar controles. Esto llevaría a eliminar por completo el control de cambio y dejar que el bolívar flote. Pero esta medida sería a todas luces muy drástica para Venezuela. Lo que se requiere en este momento es flexibilizar gradualmente el sistema. El Sicad adoptado recientemente, es una puerta alternativa si se usa para crear un verdadero sistema de subasta de divisas. Hasta ahora Sicad ha sido más que una lotería de divisas; una subasta asume que el otorgamiento se da al mejor postor en una subasta pública donde los precios son conocidos.
Sicad debe tener subastas semanales, las cuales pueden ser sectoriales, pero los precios deben ser conocidos por el público. Si la Ley de Régimen Cambiario es una camisa de fuerza que amarra al Banco Central, se debe eliminar o modificar. Por otro lado, como se ha hecho en el pasado, se debe abrir la puerta de Sicad para que sea un mecanismo tanto de venta como de compra de divisas, permitiendo por Sicad la venta de divisas para inversiones extranjeras directas, las cuales perfectamente bien pueden usar esta puerta. Si se abre Sicad y se expande, en lugar de tener en la economía un ancla que la hunde, al menos se tendría un salvavidas que podría ayudarla a flotar hasta que ésta pueda alcanzar la playa de la estabilidad.
Ya que el control de cambio no ha funcionado, ha llegado la hora de revisarlo. Lo usual en el mundo es no usar controles. Esto llevaría a eliminar por completo el control de cambio y dejar que el bolívar flote. Pero esta medida sería a todas luces muy drástica para Venezuela. Lo que se requiere en este momento es flexibilizar gradualmente el sistema. El Sicad adoptado recientemente, es una puerta alternativa si se usa para crear un verdadero sistema de subasta de divisas. Hasta ahora Sicad ha sido más que una lotería de divisas; una subasta asume que el otorgamiento se da al mejor postor en una subasta pública donde los precios son conocidos.
Sicad debe tener subastas semanales, las cuales pueden ser sectoriales, pero los precios deben ser conocidos por el público. Si la Ley de Régimen Cambiario es una camisa de fuerza que amarra al Banco Central, se debe eliminar o modificar. Por otro lado, como se ha hecho en el pasado, se debe abrir la puerta de Sicad para que sea un mecanismo tanto de venta como de compra de divisas, permitiendo por Sicad la venta de divisas para inversiones extranjeras directas, las cuales perfectamente bien pueden usar esta puerta. Si se abre Sicad y se expande, en lugar de tener en la economía un ancla que la hunde, al menos se tendría un salvavidas que podría ayudarla a flotar hasta que ésta pueda alcanzar la playa de la estabilidad.
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